miércoles, diciembre 31, 2008

De cabeza al 2009

Aquí estamos otra vez en otro fin de año. No he cumplido mi propia promesa de pasar cada Nochevieja en un país diferente, iniciada el año pasado, pero no voy a decir nada. Podría estar en unos cuantos sitios, pero he decidido cuidar mi garganta y disfrutar de una noche en familia (que espero no me acabe deprimiendo, todo sea dicho).


En realidad, no me puedo quejar. Empecé 2008 muy bien y el año se ha mantenido en esa línea. Después de unos primeros seis meses bastante deprimentes gracias a mis esperanzas infundadas porque volviera algo y alguien que había terminado definitivamente, una visita me devolvió la lucidez y la alegría, y desde entonces no he parado.


Ha sido un año en el que no he estudiado todo lo que debería (a ver que pasa con la promoción...), pero en el que he conocido gente maravillosa; he sido la que quise ser muchas veces y no fui (Towers ha facilitado que salga mi vena juerguista); he cumplido deseos que tenía desde hacía años (ese Londres); me he enfrentado a miedos (de nuevo ese Londres, en soledad), he escrito mucho más de lo que lo había hecho en años y he sido y soy muy muy feliz.


De hecho, no tendré todo lo que me gustaría, pero realmente me basta con lo que hay. Tengo mis momentos, como todos, pero la media me lleva a decir que ha sido el mejor año en mucho tiempo,y, no sé por qué, tengo la sensación de que 2009 va a seguir en esa línea.


Así que, esta noche me tomaré las doce uvas y pensaré en vosotros, para que tengáis un año más bueno aún, con más alegrías, más sorpresas agradables, gente que os quiera a vuestro lado y muchas sonrisas.
Foto extraída de kindo.com

sábado, diciembre 27, 2008

Mi portal de Belén

Le he dicho a Efter que le enseñaría el Belén que ponemos en casa. Pero tengo que hacer una aclaración. Colaboro en su montaje, pero es mi padre el que se encarga de toda la parafernalia y mis sobrinas y yo colocamos los personajes y demás elementos. En mi casa de Asturias ponía un Nacimiento y adornaba las ventanas con luces y ponía espumillón por las lámparas. Soy una forofa de los adornos navideños, que tiemble mi futuro piso...








Ahora una vista general





Y el Portal de cerca


A mí, la verdad, me mola. Poco a poco vamos acercando los Reyes hasta el Portal, y el día 6 ya están ahí, pegaditos pegaditos para darle al Niño el oro, el incienso y la mirra. No lo puedo evitar, ¡me encanta!

Sam Sparro

A este artista lo descubrí gracias a un amigo, que me lo ponía cada vez que iba a su casa. Me gusta porque casi todas sus canciones son bailables, tiene una voz que me gusta y, cuando no le da por caer en una estética horrorosa, tiene su 'je ne sais quoi'.
A ver qué os parece a vosotros.


...Y que yo no pueda cantar, no quiere decir que vosotros os tengáis que estar calladitos. Aquí va la letra.

Black and gold

The fish swam
Out of the ocean
And grew legs
And they started walking
And the apes climbed down
From the trees
And grew tall
And they started talking

And the stars
Fell out of the sky
And my tears
Rolled into the ocean
Now i'm looking
For a reason why
You even set my world
Into motion

'Cause if you're not
Really here
Then the stars
Don't even matter
Now i'm filled
To the top with fear
But it's all
Just a bunch of matter
'Cause if you're not
Really here
Then i don't want
To be either
I wanna be next to you
Black and gold
Black and gold
Black and gold

I looked up
Into the night sky
And see a thousand eyes
Staring back
And all around
These golden beacons
I see nothing but black

I feel a way of something
Beyond them
I don't see
What i can feel
If vision
Is the only validation
Then most of my life
Isn't real

'Cause if you're not
Really here
when the stars
Don't even matter
Now i'm filled
To the top with fear
But it's all
Just a bunch of matter
'Cause if you're not
Really here
Then i don't want
To be either
I wanna be next to you
Black and gold
Black and gold
Black and gold

martes, diciembre 23, 2008

Navidad

Llevaba yo un día un poco así... He tenido que salir a hacer unas compras, y aunque apenas hablo ya en las tiendas por mis problemas de garganta (quien me ha visto y quien me ve), sí que digo gracias y deseo feliz Navidad... Y ni Dios me contestaba, creo que sólo una señora me ha respondido a la felicitación. Así que he vuelto a casa pensando que qué le pasaba a la gente, que hay que ver qué pena que nadie felicite la Navidad y que si será que apenas me sale la voz otra vez o qué...

Sin embargo, ha habido una cosa que me ha levantado el ánimo y me ha devuelto la confianza en el espíritu navideño. Normalmente no miro el buzón de mi casa, pero como estoy esperando las notas de inglés, hoy he bajado a abrirlo. Y no, no estaban mis notas de inglés (Dios, qué intriga). Lo que me he encontrado es una postal navideña que mis compañeros de oficina me han mandado para desearme felices fiestas y una pronta recuperación.

Y, vale, ya sé que es que estoy de un sensible que no es normal, y, vale, en realidad no es para tanto, pero casi me pongo a llorar de la ilusión que me ha hecho. Porque, aunque desde que entré en esa oficina (hace casi dos años ya, Dios mío), siempre he pensado que me llevaba más o menos bien con todos los compis y que, quien más y quien menos, todos me apreciaban, recibir esta postal, bueno, que me ha parecido un detalle, porque no tenían por qué hacerlo, porque, incluso los que hayan firmado porque lo hacían los demás, han mostrado un cierto interés.

Así que, recuperada mi alegría navideña, sólo me queda desearos a todos vosotros lo mejor para las fiestas, que os podáis reunir con la gente que queréis y seáis capaces de decírselo, y que seais completamente felices.

¡FELIZ NAVIDAD!

viernes, diciembre 19, 2008

Respirar y hablar

Después de 32 años practicando, una piensa que le tiene pillado el truco a esto de respirar y hablar. Sin ningún accidente grave que me haya llevado a la asfixia en estos años, me levantaba y acostaba cada día sin pensar en que hablaba y respiraba e, incluso, hacía las dos cosas al mismo tiempo. Pero, entonces, llegó la afonía... Bueno, la quinta o así del mismo año y la tercera en unos dos meses. Y fui al médico. Y descubrí que tenía nódulos en la garganta y, además de tener que reducir mis charlas drásticamente y tener que dejar de cantar (Dios mío, lo que me está costando hacer estas dos cosas), tuve que empezar mis visitas al logopeda.

Y, a partir de ahí, descubrí que llevo toda una vida engañada. Que ni sé respirar, ni sé hablar y que cada día que ponía un pie fuera de la cama me acercaba más y más, irremediablemente, a la destrucción de mis cuerdas vocales y mi timbre de voz.


Así que, aquí me tenéis, superados los 30, y haciendo el ridículo, porque así me siento, delante de una señora que debe tener al menos dos o tres años menos que yo y que contempla, impasible, como hago el canelo delante de ella. Porque, vale, me vendrá genial (la verdad es que ya lo estoy notando) y acabaré pudiendo interpretar el solo de 'La dama de la noche' de Mozart, pero, a mi edad, estar haciendo respiraciones, articulando vocales, abriendo la boca, al fin y al cabo, delante de otra persona (o de un espejo en casa, no sé qué es peor), puede traumatizar a cualquiera.


Mis primeras sesiones de logopedia me pusieron histérica. Se supone que me tenía que relajar respirando, pero intentadlo: tumbados, colocaros una mano sobre el pecho y otra sobre el diafragma (más o menos a la altura del final de las costillas). Ahora coged aire por la nariz pero no levantando el pecho, sino llenando el diafragma y levantando la mano que tenéis sobre él... Y probadlo después con un kilo de arroz sobre el diafragma, que debéis empujar con el aire que os llene. Expulsad el aire por la boca.

Bueno, pues yo a la cuarta respiración así ya no podía con mi alma, me faltaba el aire, me dolían las costillas... Pero la práctica ha conseguido que ahora lo haga más o menos bien...

Después de las respiraciones llegaron las vocales. Series de vocales sin hablar, sólo articulándolas con la boca para relajar la mandíbula y aprender a ralentizar mi velocidad de discurso... Yo lo llamo los ejercicios 'caratonto', aparte de ser terriblemente complicados: no sólo tienes que articular las vocales, tienes que acordarte de que hay que respirar en medio, y de que lo tienes que hacer por la nariz, y de que tienes que hacerlo antes de que te quedes completamente sin aire, y de que hay que darle un poquito de ritmo, si puedes, porque cuando hables tiene que sonar natural... ¡A la mierda las vocales!

Tras listas y listas de series de vocales, cuando mis padres empezaban a mirarme raro (porque hay que practicar en casa también, claro), llegaron las frases y refranes 'cantados'. No es que cante, no. ¿Os acordáis de la guarde y de los primeros años de colegio, cuando aprendistéis a leer con un tonillo ridículo? Pues así repito yo refranes como 'a rey muerto, rey puesto'. Gracioso, ¿eh? Pues no, porque resulta que o me quedo sin aire, o me paro dramáticamente en mitad de una frase pensando que ya no tengo aire, y resulta que me queda como para dos más. O se me olvida que tengo que respirar con el diafragma y lleno los pulmones, o me esfuerzo tanto porque salga el aire y la voz desde el diafragma que cojo agujetas en esa zona (sí, resulta que ahí también se pueden tener agujetas).

Y, a todo esto, me vuelve la infección de garganta (en realidad creo que es que me ha cogido gusto y me va a acompañar por siempre jamás); y tendré que esperar a aprender a proyectar la voz y demás, para no hacerme más daño... Es decir, mi tortura puede alargarse...

Lo peor: creo que me está empezando a gustar repetir vocales en silencio...

miércoles, diciembre 17, 2008

Poema XV

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
Déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

Pablo Neruda


Quizás es mi medio silencio (ahora ya puedo hablar, aunque no demasiado) lo que me ha traído a la cabeza este poema. Me encanta. Podría decir muchas cosas, pero en realidad ninguna me parece lo suficiente. Mejor, quedáos con las palabras del poeta.



martes, diciembre 16, 2008

Luces de Navidad

Por una entrada de Nils, se me ocurrió proponer que los blogeros interesados colgáramos en nuestras páginas las fotos de las luces de Navidad de cada ciudad en la que estemos. Es que adoro la Navidad, las luces, los adornos, los villancicos, las sonrisas y que, para variar, reciba la misma amabilidad que ofrezco (es que hay gente muy borde suelta, quitando mis amigos, of course, y yo me la suelo encontrar toda).

La verdad es que no me gusta demasiado la iluminación de este año, y, para colmo, la cámara que uso no es que sea de las mejores para fotos nocturnas. Total, que aunque estén un poco borrosas, intentaré derrochar espíritu navideño con mis postcards luminarias... Al menos aquí no parecen un comecocos...

La calle Tetuán.





Esta es la Plaza Nueva, o la de San Francisco, que con el rollo de que el Ayuntamiento está en medio nunca he sabido aclararme, manía de dividir las cosas...



La avenida de la Constitución, con la catedral al fondo...


jueves, diciembre 11, 2008

Mis músicas

Siempre voy escuchando música. Cuando estoy en casa, por la calle, al limpiar, al estudiar. Ahora en el trabajo porque no puedo, pero antes también lo hacía... El caso es que, con tanta música escuchada, es inevitable que una buena cantidad de canciones me traigan recuerdos. Bueno, más que traerme recuerdos me golpean y me hacen revivir las situaciones como si fueran hoy mismo. A veces eso puede ser doloroso, pero, en realidad, me encanta el regusto de la música en mi boca (soy muy visceral).

De esta manera, una canción de U2 me recordará por siempre, inevitablemente, mi última primavera en Melilla.






Cuando suenan los primeros acordes vuelvo a estar al volante de mi Renault 19, con el sol en la cara y la música a toda caña, como mi voz cantando la canción. Me había levantado tempranito ese sábado porque tenía rueda de prensa, e iba hacia Rostrogordo, donde mis compis y amigos me recibieron con un 'da alegría verte sonreir', después de unas semanas bastante tristes por la ruptura con J.M. Y entre mis amigos, J., que luego se convertiría en mi pareja y que era, también uno de los motivos por los que cantaba a voz en grito.

También son recuerdos de Melilla Coldplay. Otra vez recuerdos llenos de luz (la verdad es que a pesar de todas las tormentas-de todo tipo- que viví en esa ciudad me cuesta recordarla nublada) y esta vez cargados de la melancolía de saber que algo se iba a terminar.





Esta es la canción de los días en los que mi decisión de partir iba tomando forma, cada vez con más peso. Sabía todo lo que iba a dejar atrás (principalmente unos amigos a los que sigo queriendo muchísimo y aún conservo), pero necesitaba más que nunca mirar hacia adelante y comenzar de nuevo.

La cabra es Murcia. Es Murcia porque quien me invitó a vivir allí con él me mandaba crípticos sms que resultaban ser letras de este grupo.








Así, esta canción, como muchas otras de Lichis, son imágenes de mi minipiso, pero megamoderno; de la noche que pasamos en la calle por el incendio en el primero y en la que yo me cambié y todo para bajar con toda la pachorra del mundo; de los primeros pasos como pareja adulta, que comparten algo más que un amor, sino toda la vida... Aunque esa vida compartida ahora haya acabado.

Y Murcia dio paso a un poco de desesperación y distancia que intentaba sacudirme también cantando.








Y cantaba para mí, sobre todo, para dejar atrás y mirar adelante, pensando en la compañía, pero también en mí sola. El darse cuenta de que se quiere, pero no se necesita, con lo maravilloso y terrible que puede ser eso.

Asturias son muchas canciones, porque fue bastante tiempo y porque estudiando es lo que hago, escuchar música. Sin embargo, esta significa algo.






Significa otra persona, la persona por la que me fui, por la que quise quedarme allí para toda mi vida, por la que tanto he llorado este año. Las canciones, a veces, también tiene restos tristes.


Y los últimos meses en Sevilla tienen, sobre todo, dos canciones como escenario de fondo. Bueno, en realidad son muchas más, porque últimamente estoy que no paro y, ahora que no puedo cantar, al menos las bailo... Y estas os las dejo seguidas y con imagen, porque me encantan. Me recuerdan los buenos amigos que he encontrado, la paz que poco a poco vuelve a mi espíritu, pero una paz llena de energía y de ganas de seguir adelante y arriba!

Para bailar




La reina del pop


miércoles, diciembre 10, 2008

A story

Como soy una copiona de anthonytowers, esta tarde me examino de inglés y apenas he estudiado, y encima, llevo dos semanas pensando, otra vez, que voy a ser incapaz de dominar este idioma por siempre jamás, me he decidido a deleitaros con el writing que ha provocado mi crisis de inglés. No es que tuviera tantos fallos, es que algunos se repetían del año pasado, cuando pensé que ya lo tenía dominado. Me siento atascada idiomáticamente, pero, bueno, al menos a vosotros os cuelgo la versión corregida y lo mismo os dejo hasta intrigadillos...


Emma could not believe what she saw in front of her. There, in the supermarket was her sister's murderer as a free person. It couldn't be possible. This monster who had killed one of the most important people in her life had to spend the rest of his life in prison, paying for killing such a special person.

While these thoughts ran into her mind, Emma was running accross the corridor, screaming at him and hitting him. Emma wasn't a very big woman, but the unexpected attack made him fall down and, in the floor, he tried to defend himself from Emma's punches.

Fortunately, the shouts had been heard by the security man, an he separated them and brought them to a private room, because a lot of people were around Emma and the murderer. After he calmed Emma, she explained why she had hit the man, who didn't appear guilty at all. The security man was thinking about calling the police, when Emma's victim explained himself. He wasn't a murderer. He was the twin brother of the person Emma thought he was, and to prove it he showed his identification. Anyway, the police were called and they confirmed everything.

As soon as Emma heard all this, she felt very embarrassed, and she started to apologize. The man, called Tom, accepted and told her that, unfortunately, he had had a lot of similar situations. But he insisted forgiving her.

Two days later, when Emma is forgetting so shameful a moment, she received an unexpected call. He was Tom, who wanted to know if Emma felt better. Firstly, she was suspicious and didn't want to be very nice, because she thought he wanted to hurt her. Actually, she was the most important witness in the trial which convicted his brother. She recongnized the voice and the car of the man who was the last date of her sister.

But, day by day, after she had met Tom in the supermarket, on the streets..., Emma finally trusted him, she even agreed to have a coffe with him. The feeling of guilty she had had was dissappearing and she came to think of him as a friend.

Beside this, Tom's ideas were very different. He had never stopped to visit his brother in prison, in spite of what he had told Emma. The conversations between the two brothers wasn't so nice as Emma and Tom's. The twins wanted to hurt her, to make her so unhappy as they felt every day for being separated. And Emma wasn't conscious at all about the danger she was living in.


Como mi profe es superbuena gente y me ha dicho que le puedo entregar writing libres, espero continuar esta historia... Pero después de las vacaciones, cuando se me pase el agobio de que no voy a aprender nunca inglés...

martes, diciembre 09, 2008

Mis regalos de NYC

No sé si lo sabéis, pero mi hermana, la que se casó, difrutó de su luna de miel en Nueva York. Esta es una de mis ciudades imprescindibles, es decir, uno de esos lugares a los que espero ir algún día antes de que esté demasiado desmejorada como para disfrutarlo. Y como mi hermana no puede pagarme el viaje, decidió traerme un trocito de la Gran Manzana, que me ha encantado.



Pienso lucir esta pedazo de camiseta pero que YA y desayunar cada día con la taza... Porque, digo yo, que si la foto del mar me ayudó a aprobar la oposición (mi objetivo era poder vivir en una casa frente a la costa asturiana), tomar mi té (muy británico por cierto) cada día viendo NYC será un empujoncito para lograr ir este año a 'the USA' (bueno, o el que viene, que la economía anda mal).

Ah, y si consigo descubrir a que altura debo ponérmelos, os pondré una fotita con los vaqueros que también me ha regalado... Pero es que estos americanos tienen el cuerpo raro, os digo yo que los pantalones tienen un corte un pelín especial...

miércoles, diciembre 03, 2008

Peluquerías

¿Qué tendrán las peluquerías que a todos nos atontan? ¿Será el olor a laca y champú de tratamiento? ¿El calorcito que dan los secadores? ¿Que tienes tu cabeza (preciada posesión) en las manos de otra persona?
No sé qué será, pero es cierto que a la mayoría de nosotros la cabeza se nos va cuando entramos en una peluquería y nos dejamos manejar, zarandear y estirar de lo lindo sin decir casi nunca ni mú. Y debo confesar que suelo ser bastante dura en las peluquerías. No me importan los cortes que me hagan (el pelo crece), pero no suelo dejarme convencer para que me hagan mucho más de lo que quiero... Hasta hace poco.
Desde que se acercaba la boda de mi hermana y la ayudé a buscar peluquería para ese día, he caído en el vicioso círculo de los ciudados del cabello y mis gastos en peluquería se han disparado de tal manera que prefiero ni sumar lo que llevo pagado en los últimos tres meses. Y es que, encima, como cambié de peluquería y mi nueva peluquera me cae bien, ¿cómo le digo que no?
Porque resulta que ella ha sido la que me ha descubierto todo un mundo de posibilidades. Tras años de pelo apagado, que parecía un manojo de cereales pochos en lugar de algo vivo, me enseñó que con una cosita que apenas se tarda en aplicar en la pelu, mi cabello brilla como nunca y sus tonalidades naturales (que no sé por qué se están volviendo a aclarar, yo que pensaba que iba a acabar morena del todo) reviven e iluminan mi cara.
También he aprendido que si usas productos específicos y te das un baño proteínico cada dos meses, ocurre que tocar el pelo es como tocar un foulard de seda: la mano te pasa suavemente y notas la calidez del pelo, la suavidad...
Sin olvidar, que, después de meses de dudas y pensamientos, decidí darle el toque lila (ahora rosa) a unos mechones, con lo que estoy encantada por mi nuevo look...
Y claro, si compruebas que es cierto que tu pelo ahora está más sano, luce más, mola más e invita más a ser tocado (¡con lo que me gusta que me acaricien el pelo!), pues una visita (sin voz para quejarse) a la peluquería simplemente para cortar y sanear se convierte en una sesión de tratamientos y potingues que, sí, que vale, me dejan el pelo que ya quisiera la Eva Longoria esa, pero que también vuelven a dejar mi bolsillo tambaleante...
Claro que, ¡y lo mona que estoy!
Eso sí, prometido, la próxima vez que entre a la peluquería no conseguirán echarme ni un triste acondicionador específico... Corte y secado y nada más...

lunes, diciembre 01, 2008

Razones para ponerse a estudiar

La mierda de sueldo que tengo.
Cambiar de organismo.
Superación personal.
No tener nada mejor que hacer porque estoy de baja.
El frío que no acompaña para salir a la calle.
Las posibilidades de independizarme de una vez por todas y a ver si ya para siempre (que cuatro vueltas a casa son demasiadas hasta para mí).
Las malditas cuerdas vocales que me impiden estar horas hablando (Movistar seguro que ha notado mi enfermedad).
Los meses que van pasando y acercan cada vez más el examen.
Las ganas de restregarle a más de uno que seré administrativo.
No querer seguir estudiando a los 40 años.
El deseo de cambiar de vida radicalmente, pero teniendo algo seguro en España.
Dejar de escuchar a la familia preguntando si ya estoy estudiando.
El apoyo incondicional de mis lectores bloggers.
Todas estas razones, enumeradas sin orden ni concierto, y a pesar de que cada vez que me pongo a estudiar me acuerdo de J., han logrado que consiga estar dos horitas seguidas frente a los apuntes (y estudiándolos y todo) y me han animado para convertir el estudio en otra parte más de mi apretado horario diario. Estas las tengo que aprobar a la primera sí o sí.

viernes, noviembre 21, 2008

Más silencio

Hoy he vuelto al otorrino. Iba más o menos feliz. Desde ayer tengo voz (poca, pero tengo) y aunque se me corta cada vez que hablo más de tres minutos seguidos pensé que me diría: 'Nada, guapa, ya puedes hablar sin pasarte' y que lo mismo me recomendaba un logopeda. Pero no, mis ilusiones por los suelos. Resulta que aunque mis edemas han mejorado, la cosa sigue ahí. Y como ni mi médico ni yo queremos tener que operarme (vamos, antes me quedo muda), tengo que seguir hablando lo menos posible hasta el mes de enero, acompañado de un tratamiento que se me está haciendo eterno (incluye un spray dos veces al día, pomada nasal antes de acostarme, un jarabe tres veces al día y una pastilla cuatro veces al día) y de doce sesiones de logopedia, tras las cuales mi médico espera que 'cantes como una profesional'.
A todo esto, trabajo en una oficina en la que se atiende a público. A todo esto, no sé si mis compañeros van a seguir siendo tan comprensivos con mi silencio y mi no atención al público y soy de las que prefiere no pedir la baja si hay algo que aún pueda hacer. A todo esto, estoy cansada de que el personal se crea que estoy enfadada o deprimida porque no hablo. A todo esto, estoy hasta las narices de no poder hablar con mis amigos o sólo hablar a ratillos cortos sin poder mantener una conversación medianamente interesante (a saltos, como que es difícil).
Para colmo, y a pesar de que me dijo que eran edemas, hoy mi querido doctor ha usado la palabra nódulos. Y la palabra operación. Y se me han puesto los pelos de punta. Sé que es una opción poco probable. Sé que seguramente me pondré bien en unas semanas, pero, sinceramente, ahora lo que tengo es rabia. ¿Por qué? Pues no lo sé... Al final va a ser que el silencio me cabrea.

jueves, noviembre 20, 2008

Pornografía infantil NO

Podría explicar mi rechazo a la pornografía infantil con mis palabras, pero creo que la Viajera lo ha hecho bastante mejor de lo que yo lo haría, así que dejo aquí su texto. Sólo una apreciación, en el caso de los pederastas dejo de creer que el sistema que los castigue debería ser más bueno que ellos. Por mi parte sería total y absolutamente cruel con estas ¿personas?

La Viajera dice:
Hace no mucho tiempo, encontré por casualidad -bueno, por casualidad, no: estuve investigando para ver si era tan fácil- un montón de grupos en Microsoft (es decir, en groups.msn.com) con fotografías de niños desnudos o manteniendo relaciones sexuales. No voy a regalarles la grandeza de considerar que son enfermos, porque a los enfermos se les comprende y se les compadece (pobrecito, es que como está mal de la cabeza, se folla a una niña de cuatro años...). Tampoco voy a regalarles la grandeza de considerarlos monstruos. No me apetece, ni quiero, ni puedo. Y no voy a opinar sobre la castración química ni demás, porque tengo un grave dilema moral con los delitos sexuales (que consiste, nada más, en que, aunque comprendo que el sistema debe ser mejor que la gente que condena, mis tripas me recomiendan torturarlos hasta lo infinito y una muerte lenta y dolorosa y sádica).
Buscan ciertas palabras clave: lolitas, pornografía+infantil, angels, boylover, preteens, girlover, childlover, feet boy, pedoboy, boyboy o fetishboy. También pienso que, si nosotros las buscáramos, podríamos denunciar las páginas a la Policía Nacional. Es fácil. Sólo hay que pulsar aquí... Eso sí, la denuncia tiene que ser en persona. O a través de la web de Protegeles, de forma anónima.

Ser amigos

Hace un año y medio que nos conocemos. Habrá a quien le parezca poco, habrá a quien le parezca mucho para que nuestra amistad sea tan fuerte como es. En mi caso, solo pienso que espero que pueda seguir contando con él a mi lado cuando pase otro año y medio más, y diez años más, y 20 años más...

Nos conocimos en el trabajo. Cuando preguntaba insistentemente y tomaba notas como alumno aplicado en el curso de formación no pensé que pudiera llegar a convertirse en uno de mis amigos. Y, muchas veces es genial que me equivoque, porque no sólo se convirtió en mi amigo, es que es uno de los mejores. Al principio solo era uno más de los del grupo de desayuno que surgió de ese curso. Pero, poco a poco, tostada catalana tras tostada catalana (él acompañada de su vaso de leche, yo con mi descafeinado de rigor) empecé a descubrir la gran persona que había detrás del gran profesional.

Sin apenas conocerme me invitó a que disfrutara de la Nochevieja berlinesa con sus amigos, me incluyó en su grupo, me sacó de juerga cuando lo que más necesitaba era no quedarme en casa pensando, se enfadó cuando me hicieron daño y siempre, siempre, siempre tiene su hombro (y su teléfono y su correo) dispuestos para que me ría con él, le llore un ratito y me queje del universo.

Ha sido capaz de sacarme de mi mundo pequeño y ampliarme las opciones de vida. Me ha demostrado hasta que dejara de pesarme que hay muchas formas de vivir, que una edad no marca unas pautas o una única forma de crecer y es capaz de decirme las cosas como las piensa sin que me sienta atacada.

A pesar de que no siempre estamos de acuerdo sobre la mejor música para bailar, igual me arrastra a sus lugares, que me acompaña a los míos para que movamos el esqueleto hasta que el cuerpo aguante... De hecho, ha logrado desempolvar mis ganas de salir y con él he aprendido que es mejor volver a casa a las nueve que a las cuatro, 'da menos miedo'.

Si tengo dudas de vestuario, sé que él dirá sin morderse la lengua si sí o no, respetando que mi estilo no es el suyo. Se ríe de mí, es verdad, pero porque también sabe reírse de sí mismo. Y buscarle punta a casi todo, e ironizar sobre cualquier tema que me preocupe, y sacar su risa maligna, que muchas veces provoca la mía.

La verdad es que, si cuando volví a Sevilla en marzo de 2007 pensaba que no encontraría más amigos que los pocos que me quedaban, ahora no puedo pensar que mi vida aquí pudiera existir sin su compañía, su casa siempre dispuesta a acogerme (ese perfecto cumpleaños gracias a su generosidad) y los fines de semana de salidas que enlazan los días.

Así que sólo puedo decirle que gracias. Y brindarle, tan bien como él lo hace, mi compañía.

lunes, noviembre 17, 2008

Cosas mejores que hacer antes que estudiar

Echar la siesta.
Leer Harry Potter.
Revisar los blogs y comentarlos.
Jugar al Word Challenge del Facebook (enganche total y tonto).
Ver 'Sé lo que hicistéis' sin hacerle mucho caso.
Recoger la cocina.
Ordenar la habitación.
Revisar las fotos por si se me ocurre otra forma de ordenarlas.
Repasar inglés.
Hacer como que repaso inglés.
Ordenar los apuntes... Otra vez.
Llamar a algún amigo (si mi voz vuelve a ser lo que era).
Pensar en algo sobre lo que escribir.
Mirar revistas de coches (necesidad obliga).
Escuchar música intentando recordar cuál era ese disco que quería.
Reorganizar mis zapatos.

El problema es que, por muy interesante que puedan ser todas estas tareas, realmente debería estar estudiando ya o la promoción interna la va a aprobar quien yo me sé... ¿Alguna idea para automotivarse? (La subida de sueldo va a ser tan graciosa que ni me compensa...).

martes, noviembre 11, 2008

¡¿Qué?!

Me encanta esta canción. No es que tenga una letra de lo mejorcito, pero, no sé, es que hay veces que todos nos sentimos así, ¿no? Con un poquito de ganas de pelea... No me malinterpretéis, que soy de lo más pacífico, pero, ¿no hay personas que se merecen que les digamos: ¡qué!, porque tienden a pensar que nos pueden juzgar?
Y, si no, simplemente, disfrutad de la música...



Y para que la podáis gritar:
So what

Na Na Na Na Na Na Na
Na Na Na Na Na Na
Na Na Na Na Na Na Na
Na Na Na Na Na Na

I guess i just lost my husband
I don't know where he went
So i'm gonna drink my money
I'm not gonna pay his rent (Nope)
I got a brand new attitude
And i'm gonna wear it tonight
I wanna get in trouble
I wanna start a fight

Na Na Na Na Na Na Na
I wanna start a fight
Na Na Na Na Na Na Na
I wanna start a fight

So so what?
I'm still a rock star
I got my rock moves
And i don't need you
And guess what
I'm having more fun
And now that we're done
I'm gonna show you tonight
I'm alright, I'm just fine
And you're a tool
So so what?
I am a rockstar
I got my rock moves
And i don't want you tonight

Uh, check my flow, uh

The waiter just took my table
And gave to Jessica Simp- Shit!
I guess i'll go sit with drum boy
At least he'll know how to hit
What if this song's on the radio
Then somebody's gonna die
I'm gonna get in trouble
My ex will start a fight

Na Na Na Na Na Na Na
He's gonna start a fight
Na Na Na Na Na Na Na
We're all gonna get in a fight!

So so what?
I'm still a rock star
I got my rock moves
And i don't need you
And guess what
I'm having more fun
And now that we're done
I'm gonna show you tonight
I'm alright, I'm just fine
And you're a tool
So so what?
I am a rock star
I got my rock moves
And i don't want you tonight

You weren't there
You never were
You want it all
But thats not fair
I gave you life
I gave my all
You weren't there
You let me fall

So so what?
I'm still a rock star
I got my rock moves
And i don't need you
And guess what
I'm having more fun
And now that we're done (we're done)
I'm gonna show you tonight
I'm alright(I'm alright),I'm just fine (I'm just fine)
And you're a tool
So so what?
I am a rock star
I got my rock moves
And i don't want you tonight

No No, No No
I Don't want you tonight
You weren't fair
I'm gonna show you tonight
I'm alright, I'm just fine
And you're a tool
So so what?
I am a rock star
I got my rock moves
And i don't want you tonight
(wooooooooooohoooooooo!)
Ba da da da da da (*tongue spits*)

Si alguien prefiere el vídeo... Pink

lunes, noviembre 10, 2008

Silencio

Por prescripción médica he tenido que restringir el uso de mi voz en los últimos días. Tengo edemas en la garganta, que son como los moratones, pero en las cuerdas vocales, y hasta que no vea las pruebas que me ha mandado, el médico tampoco se atreve a decirme mucho más que mandarme callar. Espero que esta vez sea que exageró o algo así y pronto tenga mi voz a punto...


Pero no escribo esto para contaros penas, sino para reflexionar sobre el efecto del silencio sobre la gente. Porque me está costando la misma vida callarme (si es que hablo hasta bajo el agua), pero es que tampoco me están dejando.


Resulta que a la gente no parece sentarle demasiado bien que le escuchen y quiere siempre preguntas y preguntas, no entiendo muy bien por qué. Porque me he encontrado a personas que se creen que estoy enfadada, o que me pasa algo, o que tengo algo contra ellos, o que soy una borde, simplemente porque les he escuchado con atención y les he contestado correctamente, pero sin ir más allá. En serio, no sé si es porque habitualmente intento que los otros se relajen y hablen con confianza, pero más de uno se me ha quedado mirando en plan 'y ¿tú de que vas?', a pesar de no conocerme.


Luego están los que creen que porque no puedo hablar ya no puedo hacer nada. A ver, señores, que mis cuerdas vocales no son las que dominan el resto de mi cuerpo y mente. Simplemente tengo que estar calladita (que estoy más mona, dirán algunos), pero todo lo demás lo puedo hacer con total y absoluta normalidad.


También están los que se toman como una afrenta personal que no hables. Es que en mi oficina, a pesar de estar escondida tras una enorme columna y verse claramente que estoy trabajando, viene todo el mundo a preguntarme, la mayoría de las veces cosas que, encima, son competencia de otros... El caso es que siempre suelo intentar contestar lo mejor que puedo, pero hoy le he tenido que decir a dos o tres personas que lo sentía, que es que no podía hablar (y os aseguro que ya mi voz era una muestra de lo mal que estaba). Pues nada, venga a insistir 'si solo es una preguntita', pero es que si no puedo hablar, no puedo hablar... Vamos, que tengo que reservar la voz para la gente que ya tengo citada y que a esos sí que les tengo que explicar las cosas por narices, hombre.


Y, finalmente, me he dado cuenta de que debo tener mucha más cara de juerguista de lo que pensaba. En cuanto empiezo a explicar a los conocidos que tengo que intentar hablar menos la pregunta más repetida ha sido 'mucha juerga, ¿eh?'. Por Dios, si yo soy de lo más buena del mundo...

viernes, octubre 31, 2008

Ciudades


LA CIUDAD


Dices «Iré a otra tierra, hacia otro mar
y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado,
y muere mi corazón
lo mismo que mis pensamientos en esta desolada languidez.
Donde vuelvo mis ojos sólo veo
las oscuras ruinas de mi vida
y los muchos años que aquí pasé o destruí».
No hallarás otra tierra ni otra mar.
La ciudad irá en ti siempre. Volverás
a las mismas calles. Y en los mismos suburbios llegará tu vejez;
en la misma casa encanecerás.
Pues la ciudad siempre es la misma. Otra no busques
-no hay-,
ni caminos ni barco para ti.
La vida que aquí perdiste
la has destruido en toda la tierra.

Constantino Kavafis



Me manda un amigo este poema porque le he comentado que me apetece un cambio, que quiero probar a vivir en otra ciudad, en otro país, porque empieza a pesarme Sevilla. Pero que dudo porque sé que los echaré de menos mucho, porque no sé si quiero volver a empezar de cero, sola, ya que, además, sé que acabaré volviendo, porque siempre vuelvo, quiera o no.


La diferencia entre lo que dice el poema y lo que siento es que ya sé que las ciudades, los lugares, los problemas, el alma me seguirán adonde vaya. Pero esta vez no serían un pesar, porque no huyo, sólo pretendo elegir hacer algo que siempre me quedó pendiente, porque en otro momento de mi vida elegí otras opciones, otros caminos por mí y por otras personas.


Ahora, simplemente me apetece enfrentarme a otro de mis retos, comprobar si puedo o no hacerlo, sobrevivir de nuevo, y, no sólo eso, sino vivir, y ser feliz en un lugar que poco tenga que ver conmigo.


No tengo prisa. Este año he aprendido que, en realidad, tengo todo el tiempo del mundo y que si hago las cosas con calma y de una en una hay pocos sueños a los que tenga que renunciar (otra cosa es elegir, las elecciones no son pérdidas). Pero ahí sigue, en mi cabeza, ese sueño, o esa idea que rozo con los dedos. No dejaré que las ciudades me persigan, pero tampoco puedo olvidar las que me llaman.

jueves, octubre 16, 2008

Mi hermana pequeña

Mi hermana pequeña siempre lo será. Nos llevamos tres años, así que ahora no es nada pequeña, pero haga lo que haga, sigamos creciendo como seguimos madurando, siempre será mi hermana pequeña. Cuando dejé de tocar a mi familia (en general a todo el mundo), era la única que conseguía que la abrazara y besara, porque sabe sacar lo mejor de mí. Siempre he querido que tenga lo mejor, siempre he preferido soportar cualquier sufrimiento antes de que ella sufriera... Aunque no siempre he conseguido evitarle el mal en su vida.

Mi hermana pequeña se casa este sábado. Y creo que será completamente feliz. Se casa y se quedará a vivir en Madrid, porque, aunque siempre dice que quiere volver, no sé por qué pienso que un matrimonio con alguien de allí la anclará aún más. Se casa y aún no me creo que algo tan tonto como una simple ceremonia me emocione hasta dejarme las lágrimas permanentes en el ojo, la sonrisa en la cara y las ganas de abrazarla y decirle que todo irá bien y que siempre será feliz y que ahí voy a seguir para siempre.

Desde el principio quise implicarme en esta boda. Porque conozco a mi familia (en la que cualquier compromiso pone de los nervios porque ningún matrimonio en ella va demasiado bien), porque quería y quiero que sea la boda perfecta, la que quiere mi hermana. Y aunque mis avatares personales me hicieron no preocuparme tanto según la temporada, me alegra saber que les ayudé, a ella y mi futuro cuñado, a elegir la canción que abrirá su primer baile como matrimonio, rebusqué en floristerías para dar con el ramo, le dí la lata a los de la iglesia, recorrí cortijos y haciendas donde celebrar el banquete...

Se casa mi hermana pequeña y tengo una sensación encontrada de felicidad, tristeza, alegría, nervios, ganas de que pase todo y de que no pase, de que el sábado sea hoy y no lo sea porque se supone que una boda no cambia nada y lo cambia todo.

Mi hermana pequeña es una de las personas más bellas que conozco y por eso se lo merece todo. Porque es guapa por dentro y por fuera. Porque cualquiera que la conoce a los dos segundos se da cuenta de lo que vale y no la quiere dejar marchar. Porque es dulce, tierna, entregada, paciente y tiene otras muchas virtudes de las que carezco.

Solo deseo que a partir del sábado, la felicidad que le hizo elegir casarse con quien se casa se multiplique y continúe y dure y le permita ser una persona plena. Porque sé que vendrán épocas mejores y peores, pero seguro que sabrá capear lo malo como siempre ha sabido. Y espero que sepa que siempre tendrá mi mano tendida, por si me necesita para levantarse.

viernes, octubre 10, 2008


Pues sí, la diversión había terminado. A pesar de que llevaba cuatro años en Londres casi no había logrado que su mente pensara en su segunda lengua. Aunque, bien mirado, en realidad el sentido inglés también le venía al dedo. El rodeo que había supuesto su vida en los últimos tiempos había acabado. La realidad había vuelto a hacer acto de presencia golpeándole en la cara con los viejos miedos. No sabía cómo había logrado encontrarle, ni quería saberlo. Sólo sentía la necesidad de volver a huir, de escapar, escapar y escapar hasta que se terminara el mundo y él no pudiera alcanzarla, con sus amenazas, con sus llamadas, con sus miradas encontradas en cualquier lugar donde no debían estar.

No era cuestión de enfrentarse a temores absurdos. Era cuestión de que alguien se había introducido en su vida hasta robársela y obligarla a reinventarse. Y ahora volvía para intentar acabar con todo lo que había vuelto a construir. A arrancarle a sus amigos, a alejarla de su familia, a quemar cualquier rastro de amor que pudiera estar cerca de ella, con el único objetivo de intentar vaciar su corazón para dejarlo como el suyo. Sólo una vez se atrevió a preguntarle qué pretendía: 'si eres como yo me querrás'. Una única frase jamás había conseguido dejarla tan helada y asustada en su vida. La sonrisa con la que vino acompañada estremecieron su rostro y sólo acertó a echar a correr.

Y había corrido mucho, en tiempo, en espacio, en pensamientos. Y, sin embargo, todo eso parecían haber servido para nada, porque ahora volvía a sentirse aquel pequeño ser asustado, aquel ratoncito que apenas se atrevía a asomarse a la puerta de casa por temor a volver a encontrarse frente a quien llenaba sus noches de pesadillas. No quería volver atrás y, sin embargo, aún quedaba en lo profundo de su alma el pequeño rescoldo del miedo, puro y simple miedo.


De lo que no era consciente es que, junto a ese temor absolutamente irracional, el tesón de su huida, pero también su batalla interna, habían germinado en una minúscula luz de esperanza y coraje. No fue consciente hasta unas horas después, cuando había dejado de temblar en casa y se tranquilizaba con una infusión frente a la ventana, por la que apenas se atrevía a mirar. Sin embargo, de repente fue consciente de que por primera vez desde aquella primera vez hacía ocho años, había sido capaz de mantener su mirada al menos un instante. Apenas unos segundos que había olvidado porque rápidamente se giró para alejarse de quien tanto odio le profesaba amándola. Pero ahí estaban, unos segundos que la hicieron erguirse y mirar hacia afuera.

Miró hacia afuera con un gesto apenas imperceptible de desafío, porque allí estaba ella y esta vez empezaba a dudar de que irse fuera la solución. Nada más rondar esa idea su mente, acostumbrada a la comodidad del miedo y de la retirada, la hicieron encogerse un poco. A pesar de esa duda, algo seguía empujando para salir, algo quería alzarla y el estremecimiento de su cuerpo no era esta vez síntoma del miedo, sino muestra de la lucha entre el pasado y el futuro que se estaba convirtiendo en presente.


Depositó la taza sobre la mesa, incapaz aún de tomar una determinación, pero con la mirada más resuelta de lo que estuvo horas antes en el tube, años antes en su ciudad natal. Respiró como se le había olvidado hacer durante cuatro años. Sólo cogió aire, y, sin embargo, esa vez, llenar sus pulmones fue algo más que inspirar.

miércoles, octubre 01, 2008

London: people I've met

Mi viaje en soledad a Londres no fue tan en soledad, afortunadamente. Tengo amigos que no sé si me los merezco y entre los que ya estaban allí y los que me fueron a visitar, al final mis días sola fueron nada más que cuatro.


Mi primer encuentro fue con Kupe. Ha sido el primer blogger al que he conocido personalmente y sencillamente me ha confirmado que hay mucha gente por aquí que merece la pena. Kupe es como su blog, pero mejor. Encantadora, agradable, y muy muy inteligente. Me explicó un montón de cosas de Grenwich (ahora ya sé que se pronuncia Grinich) que bien me la habría llevado por todo Londres para que me ilustrara, me llevó a mi primer mercadillo londinense y disfruté de una charla de lo más amena. Porque ver a Kupe fue como estar con una vieja amiga. Total confianza, complicidad... ¡Y su hijo es mucho más mono en la realidad (que ya parecía difícil)!, aunque estaba malín el pobre. Ahora espero que ella pueda devolverme la visita, porque imperdonablemente no conoce mi querido sur y, vamos, no se puede vivir en Londres y no haber visitado Sevilla, digo yo. Así que, nada, desde aquí le repito mi invitación.




Después de ella, Antonio tuvo más tiempo del que yo pensaba con su curso allí y me acompañó gustoso al mercadillo de Portobello (donde encontré mi primera ganga londinense, un vestido precioso que supongo que ya luciré por aquí). Luego nos fuimos a Kensington, Hyde Park, la zona de los museos, el Soho para cenar... Y otro día lo volví a arrastrar de tiendas (pobrecito). La verdad es que me encantó encontrarlo en Londres. Llevábamos unos siete meses sin vernos (eso que vivimos a dos horas de coche en España) y lo echaba de menos. Fue muy agradable pasear con él, de tiendas, por la orilla del río, por los parques de Londres. Me encanta hablar con él, porque es fácil, porque le saca punta a casi todo, porque tiene toda la vida por delante y comparte sus planes, lo que me devuelve a mí la ilusión y las ganas también de hacer planes y de saber que queda toda la vida por cumplirlos... La pena fue que no pude acompañarlo en una de sus juergas nocturnas... Para la próxima no me lo pierdo.




El mismo día de Portobello estuvimos con Anthony, que días después me llevó a visitar Oxford. Pensaba que al final no coincidiríamos en ningún sitio, pero me dio una agradable sorpresa, así que disfrutamos de paseos, vistas y, por supuesto, dulces (si no ni él sería él ni yo, yo), pero esta vez en un entorno completamente distinto... Además de enseñarme Oxford y permitirme un cierto relax (fue él, el que se encargó de preguntar esta vez, ya tenía la cabeza yo para explotar de tanto inglés), cenamos con unos amigos suyos encantadores, que fueron mi prueba de fuego, más bien no superada. Está claro que de uno en uno vale, pero hablar con tres británicos a la vez sigue siendo todo un reto para mí: cuando mi cerebro ha procesado la información hacer cualquier comentario está fuera de lugar... Pero me lo pasé estupendamente bien, no voy a negarlo. Aunque siempre le echaré en cara que no me animara lo suficiente para comprarme otro vestido que vi. Claro, él tan contento con su camiseta...


Y para rematar mi visita, cuando ya no me esperaba quedar con nadie más y empezaba a pararme a hablar con las viejas de los parques (tened en cuenta que me gusta hablar, mucho, y viajar sola lo que tiene es que no tienes interlocutor fijo), J. me llamó porque tenía una entrevista en Londres y me llevó a probar la comida hindú (lo sé, lo sé, soy lo peor por no haberla probado antes) y dar un paseo por Candem Market... Eso sí, al final ella se fue y me dejó a mí entre las tiendas, necesité unas cuantas horas más para recorrerlo entero.


De manera que Greenwich, Portobello, Hyde Park, el Museo de Ciencias Naturales, Carnaby Street, Oxford, Candem Market, el paseo del río... Tuvieron para mí el encanto añadido de compartirlos, de reencuentros con personas que hacía bastante que no veía o que quería conocer. Porque estar sola no me habría importado, pero tener con quien sonreír por algo que me sorprende, con quien comentar la última pinta rara que pase por la calle o consultar si esta o aquella compra puede estar bien dieron más valor a mi viaje. Y me encantó comprobar las buenas personas que me rodean, porque realmente significó mucho poder verlas a todas ellas (que sabían mis nervios previos al viaje por ir sola y quisieron estar ahí para decirme 'ves, no pasa nada, al final tienes apoyo').

sábado, septiembre 27, 2008

London, I like you!



Londres, ciudad de contrastes, multiculturalidad, cosmopolitismo, arte... Y, sobre todo, ¡compras! (aunque me he controlado, que conste, y mucho). Llegué a Londres con el corazón algo encogido por el idioma, la soledad (que no ha sido tanta, eso merece entrada aparte), mi pésimo sentido de la orientación... Pero el primer día, cuando cojo el metro en hora punta, se estropea y logro llegar a mi destino gracias a la amabilidad de un chico, descubrí que me iba a sentir más o menos cómoda.


Pues sí,el primer día, y la primera en la frente. Como llegué prontito me fui a dar un paseo andando, desde mi hotel hasta St Paul's Cathedral, primero por el borde del río y luego callejeando. Cuando se empezó a hacer tarde decido coger el metro sin saber que esa es la hora punta de allí... Entrar en el vagón tuvo su punto de dificultad, pero cuando tres estaciones más allá se estropea y no me entero del todo de la parrafada que sueltan me puse un pelín nerviosa, no lo voy a negar. Pero, claro, de alguna forma había que salir de allí, así que me dirigí a un chico guapo (ya lo tenía pillado del vagón) y le pregunté qué es lo que habían dicho. 'Que no pueden arreglar el problema y que busquemos transportes alternativos'. Ahí ya sí que me acojoné y le dije que no sabía cómo llegar a mi siguiente destino... 'Voy para allá, ¿vienes conmigo?'. Y sí, me fui con él... Junto a otra italiana que se nos unió en las escaleras mecánicas. Total, que allí íbamos un francés, una española y una italiana por las calles de Londres, hablando en inglés y francés que habría dado para un chiste, aunque para lo que dio fue para un paseo agradable. El chico me dejó incluso en la parada de autobús, unas cuantas manzanas más allá... Aunque se equivocó, llegué bien a mi hotel. De la italiana no he vuelto a saber nada...



A partir de esa aventurilla, las cosas fueron mejorando. Al día siguiente, además de patearme la National Gallery y la National Portrait Gallery (gran error verlas una detrás de otra); y pasear... Me fui a ver 'The Sound of Music'. Pillé las entradas bastante baratas en Leicester Square esa misma mañana, y desde la octava fila, al lado del pasillo, me emocioné, flipé con la potente voz de los actores, aplaudí y disfruté como una verdadera enana. Lesley Garret, como la madre superiora, me hizo llorar con su voz, porque era sencillamente increíble.

El British Museum, Westminster Abbey, la torre de Londres, la Tate Modern, British Library, la casa de Dickens... Hice un recorrido bastante amplio por los tesoros artísticos e históricos que guarda Londres, hasta que acabé un poco cansada.



Y entonces llegaron los días de paseos más tranquilos (¡ya casi no me perdía!) y las compras. Londres está pensada para gastar. Eso está claro. Y aunque es cara, conseguí algunas gangas en Portobello Market, Candem Market y alguna tienda de la ciudad... Y los libros, ahí sí que he tenido que controlarme. Son más baratos, sin embargo tuve que ser razonable porque no podía cargar con ellos y sólo compré los dos siguientes de la saga Potter (ahí queda mi foto en el andén 9 y 3/4), un minidiccionario inglés-español y un libro de Tim Burton... Pero me habría traído al menos cuatro o cinco más...



De todas formas, lo que más me ha gustado de Londres es vivirla.

viernes, septiembre 26, 2008

Emociones británicas




Hoy he vuelto de Londres. No sé cómo llegaré, porque gracias a la magia de blogger escribo este texto antes de irme. Pero quería que a mi vuelta quedase constancia de mi viaje, interior y exterior. Este ha sido el primer año que me he ido sola de vacaciones, la primera vez que he visitado un país anglosajón, la primera vez que he sentido la emoción de organizar algo sola (bueno, con ayuda de Anthony que es un sol).


No sé cómo estaré hoy, después de la resaca de nueve días escuchando y viviendo en inglés, perdiéndome (eso no lo dudo, con mi sentido de la orientación habré dado más de una vuelta absurda por las londinenses calles), disfrutando de mis pensamientos, de intentar hablar con estos british... Lo que sí sé es cómo me he ido: asustada, feliz, con mariposas en el estómago y decidiendo que ha sido tarde, pero que por fin me enfrento a mis miedos.


Porque soy una cobarde. Es curioso, la mayoría de la gente que me conoce piensa que soy valiente, pero he esperado 32 años en ir a un país de habla inglesa porque sólo este año me he sentido cómoda con el idioma y capaz de hacerme entender y comprender lo que me decían. Y es que mi necesidad de comunicación, unida a mi perfeccionismo extremo, me han obligado a querer estar segura de medio dominar la lengua de Shakespeare antes de aventurarme a hablarlo.


También he esparado treinta y dos años para viajar sola. No cuentan las mudanzas a ciudades extrañas, porque siempre me esperaban caras conocidas en ellas. Ni paseos a mi aire por Madrid, Oviedo, Murcia... antes de que se convirtieran en ciudades amigas. Ni mi experiencia en La Línea, que mejor arrinconar en la memoria. Y el caso es que esa soledad de la que he rehuído este año me parecía extrañamente necesaria. Quizás tenía que probarme a mí misma. Quizás necesitaba esta prueba para dar un paso mayor que aún dudo si daré, pero que me ronda la cabeza y el corazón demasiado como para pensar que es un mero capricho...


En fin, que estoy segura de que hoy estoy cansada, pero también pletórica y cargada de fotos, anécdotas y algún que otro texto con el que espero ir regalándoos, para que conozcáis MI Londres.


Imagen tomada de www.sanchezcrespillo.net

viernes, septiembre 12, 2008

Cerrado por vacaciones



Pues sí, todo llega. Después de un verano trabajando a saco, aguantando el calor, los malos humores de los que tenían calor, viendo irse y venir varias veces a todos mis compañeros de trabajo y un largo etcétera con el que no os quiero aburrir, la menda se va de vacaciones. Así que este sitio permanecerá cerrado por unos cuantos días.
Como aperitivo vacacional está el concierto de Madonna... Yo seré una de las que grita en la siguiente versión en vivo de sus canciones, como la que aquí os he dejado.
Luego un viajecito que ya contaré y, finalmente, unos días en casita para reposar y coger fuerzas para el año que me espera: estudiar las opos (hay que ascender, hay que ascender), estudiar inglés, mejorar mi capoeira, no dejar la natación ahora que por fin la retomé, cuidar a los amigos y, en definitiva, vivir la vida, que somos jóvenes y no podemos dejarla escapar entre los dedos como cualquier cosa.
Así que, aunque posiblemente este finde pueda visitar alguna de vuestras casas, os mando besos, abrazos y ánimo para este medio mes que os queda de septiembre... Ah, y podéis envidiarme cochinamente...

lunes, septiembre 08, 2008




Aparcada en una pared. Como una vieja bici oxidada y olvidada por quien ya no quiere pedalear más lejos, ya que prefiere una cercanía que le resulta conocida. Solitaria entre la mugre que se abre camino paso a paso, pero erguida frente a la belleza absoluta que es un hogar. Así se sentía ella en el momento que cerró la puerta tras de sí para dejar paso al resto de su vida. Porque en ese momento no sabía que le quedaba mucha carretera que disfrutar, muchos paisajes cambiantes que se reflejarían en sus ojos y se plasmarían en su mente, al revés, porque es así como el cerebro logrará entenderlos luego.

Llegarían días que la pintarían de rojo, naranja, verde esperanza, azul cielo... También negro, porque sin lo oscuro nunca se percibiría la luz que abre caminos, despeja puertas, amaina tempestades y logra la paz de espíritu que permite dejarse llevar por el oleaje, cada vez más lejos, cada vez más dentro, cada vez con más ansias por la luz que ya no querrá abandonar el alma.

Romperán sueños y renacerán palabras para no quedarse colgadas en la boca, sino que escaparán de las lenguas para encontrarse con otras y transformarse en besos, miles de besos y abrazos que repartir para no cansarse nunca de amar y ser amada.

Porque ser dulce siempre será un arma si no se descubre que sólo supone el roce de unas manos sobre las teclas de un piano silencioso durante largas etapas, el vuelo raso de un pájaro que pretendía alcanzar el alba, la brisa que vibra entre las ramas, el agua que moja los pies y despierta al alma, la canción tanto tiempo callada, la sonrisa inesperada.

Entonces, ya no importa haberse quedado quieta, sólo fue el instante para que la pierna avanzara.

Imagen de Berlín. Canción 'Glosoli' de Sigur Ros (Gracias ozkelui por descubrírmelos e inspirarme).

domingo, septiembre 07, 2008

Hope there's someone



Siento la mano resbalar de la mía y la distancia se hace palpable. Miro hacia un lado y el vacio es lo que encuentran mis ojos. Sin dejar sentir penar a mi corazón recuerdo y miro al futuro. Vivo el presente y sé quien soy y casi estoy segura de hacia donde me dirigo. Y siento.


Siento que habrá alguien. Siento que me gustaría que hubiera alguien.

Compartir paseos para que la sonrisa que la luna provoca sea vista, compartir viajes para que las palabras que nacen en lugares desconocidos retumben en otros oídos que comprendan, descubrir nuevos sabores que otra boca haya probado, recorrer una piel nueva porque en cuanto mis manos se posen en ella se borre el recuerdo de las anteriores manos.

Espero que haya alguien, que me cuide el día que muera. A pesar de saber que ese día estaré sola y caminaré sola.

Espero que haya alguien que libere mi corazón, que me sujete cuando esté cansada; aunque sepa que no hay mejor apoyo que el mío.

No quiero ser el único abandonado aquí.

Espero que haya alguien que me cuide, el día que muera.

Canción 'Hope there's someone' de Antony and the Johnsons, inspiradora de este texto.

sábado, septiembre 06, 2008

Escenas surrealistas de mi vida cotidiana III

Como ya sabéis, y si no os lo recuerdo, aún no he cogido vacaciones. Bueno, me tomé una semana allá por el mes de junio porque me visitó mi amigo Jesús, que ya se me ha olvidado. De manera que llevo todo el verano trabajando en la oficina y, a estas alturas, con un humor bastante mermado que poco empieza a parecerse a mi talante normal cuando tengo que atender al público (aunque aún no se me han quejado, debe ser que sigo por encima de la media del funcionariado de este país).


El caso es que el otro día estaba trabajando a saco (que dirán ZP y sus amigos que no hay crisis, pero no veáis el subidón de trabajo que he tenido yo) y moviéndome por la oficina a todo correr para que la gente no espere mucho, cuando un señor atendido por mi compañera me mira y me dice 'chiquilla, ¿qué pasa? ¿Aún por aquí?' y le contesté 'pues ya ve, trabajando'.


Entonces, llegó la respuesta más extraña que me han dado nunca: 'Hija, es que te crece el pelo, pero siempre aquí'.


Claro, al oír semejante frase miré al hombre, que rápidamente aclaró: 'vamos, que si tienes vacaciones, porque estás aquí siempre que vengo'. Pero ya estaba dicho. Miré a mi compañera y las dos empezamos a reír y reír y reír, que casi no puedo terminar de atender al chico que tenía en la mesa porque es que no lograba serenarme.


Porque pasan dos cosas: la primera es que llevo meses desesperada porque parece que no me crece el pelo y la segunda, por mi trabajo procuro no hablar de mis vacaciones, de si me las tengo que tomar o no, porque les podría sentar mal a los que atiendo, pero este señor, todo amable, se preocupaba porque aún no había descansado y me tocaba mi punto débil, mi cabellera.


La verdad es que, con la semanita que he tenido, este señor no tiene ni idea del alivio que me provocó su interés por mí. Y luego me preguntan que si no me cansa estar en atención al público.


miércoles, septiembre 03, 2008





Odio los días nublados que me entristecen y consiguen que las nubes se instalen en mi alma.



Odio los dentistas que dicen que no te ponen anestesia porque, total, no vas a sentir nada.



Odio los días de mucho trabajo en los que llego a casa y parece que todo no sirvió para nada.



Odio las frases que desilusionan y dejan un sabor extraño en la boca, aunque sean tontas.



Odio los pensamientos recurrentes, absurdos, pero que descolocan.



Odio los dolores de espalda por dormir acurrucada.



Odio que el peso en el espíritu me dure días...



Afortunadamente, en ocasiones consigo sacudirme la tristeza, el pesar, la congoja y el humor espeso y negro que se enroscan en mi alma y, con mucho cuidado y buena letra, empiezo a enderezar la espalda y a sonreirme a mí misma.



Ayudan conversaciones entretenidas con amigos, unos largos en la piscina, unas palabras escritas recibidas, las vacaciones que se acercan y las malditas ganas de no volver a dejar que sólo el cielo consiga nublar mis ansias de disfrutar de mi semana.

jueves, agosto 28, 2008

Frivolidades


El otro día, mientras tendía mi colada, me dio por pensar en tonterías. Esto me pasa a menudo, porque si pienso cosas serias, acabo pensando cosas tristes y no no no (que diría Amy Winehouse). Bueno, el caso que estaba ahí, tendiendo la ropa y me dio por reflexionar sobre los mensajes que incluye la ropa interior femenina. Porque no entiendo el motivo que hace a los diseñadores de estas prendas a poner, en la lencería femenina, mensajes tipo 'love me forever', o 'weekend affair', o 'chica mala' y un largo etcétera que es mejor no transcribir.


Entiendo que estos mensajes más que dedicados a nosotras, se suponen pensados para posibles 'ojeadores' de tan íntimas prendas... Aunque algunas de estas frases creo que más que animar acabarían con la libido de cualquiera.


Sin embargo voy más allá. Porque si comparamos estas perlas del lenguaje en la lencería femenina con la masculina descubrimos que, a parte de dibujos de dudoso gusto (mi madre le compró a uno de mis hermanos unos boxer llenos de pollitas de diferentes colores pensando que eran elefantes), pocos mensajes intentan darnos a las mujeres que podamos ver un streptease.


La cuestión por tanto es: si se supone que somos las mujeres más cerebrales para el sexo y más necesitadas de preliminares y provocaciones, ¿por qué las frases sólo aparecen en la ropa interior de mujer? O ¿es que mis amantes son unos sosos y no eligen ropa 'con gracia'?


Sinceramente, prefiero la ropa sin letras, pero creo que he descubierto una nueva forma de machismo que las organizaciones feministas deberían estudiar y tomar cartas en el asunto, ¿no os parece?


martes, agosto 26, 2008

Un cuento prestado


Un cuento para un cuadro


Cuando la tormenta pasó, Maya dejó de llorar y de temblar y abrió los ojos. Estaba sola, en medio del cielo, sostenida por un minúsculo trocito de tierra. Todo lo demás había desaparecido. “Por lo menos tengo algo de hierba a mis pies”, pensó Maya.

No sabía qué hacer, no tenía nada que ofrecer, excepto su corazón. Pero estaba hecho añicos por todo el sufrimiento acumulado. Así que esperó sentada en su minúsculo pedacito de tierra. La Luna le preguntó por su historia, extrañada, ya que nunca había visto un planeta tan pequeño y con una forma tan rara, como si fuera una columna de tierra sostenida en el aire. Maya y la Luna hablaron durante mucho tiempo: de las tormentas que pasan, de la soledad, de los miedos que hacen temblar hasta el rincón más profundo del alma, de cómo todos nacemos y morimos varias veces a lo largo de la vida.

La charla fue larga y dolorosa, pero cuando terminó, Maya tenía una sensación extraña, como si un pajarillo revolotease en su pecho. Era su corazón, que necesitaba salir al mundo. Comprendió que su corazón estaba curado y que podía, que necesitaba ofrecerlo.

Así que le ató una fina cuerda a su extremo inferior y observó cómo, de su mano, se elevaba hacia el cielo. Era un corazón grande, brillante y hermoso, lleno de vida y de esperanza.

Todo lo que ocurrió después fue muy extraño. Durante todo el tiempo que había durado la tormenta, habría podido jurar que estaba sola en el Universo. Pero algo mágico sucedió. De repente, allí, en mitad de ninguna parte, apareció un pajarillo.

-¡Hola!- dijo el pajarillo- ¿Qué haces aquí, tan sola?


-No lo sé-respondió Maya-. En realidad, no recuerdo gran cosa. Hubo una gran tormenta. Todo estaba oscuro y pasé mucho miedo. Lloré durante muchos días seguidos. Cuando se terminó, esto es lo que quedaba de mi mundo.


-¡Qué raro! –exclamó el pájaro-. Por cierto, ¿cómo te llamas?

- Maya.

Yo soy Cucu.

-¡Encantada de conocerte, Cucu!

-Verás, Maya, vengo siguiendo el sonido de tu corazón desde muy lejos. Estoy cansado de volar de un sitio para otro. ¿Puedo quedarme contigo? Seremos amigos.

-Por mí, estupendo. Pero mira dónde vivo. No tengo sitio –respondió Maya, apenada.

-¿Cómo que no? Mira.

Extrañada, Maya se dio la vuelta. Para su asombro, su pequeño trozo de tierra se había hecho un poco más grande y a su espalda había crecido un imponente árbol con una copa frondosa.

-¡No me lo puedo creer! -exclamó Maya.

-¡Qué bien! Aquí podré dormir tranquilo y feliz. Ya no estaremos solos, Maya.

Pasaron algunos días y Maya seguía allí de pie, con su corazón, su pájaro y su árbol. Un día, apareció una rana enorme, que venía saltando de estrella en estrella.

-¡Hola! Soy Croc –se presentó-. ¿Cómo te llamas?

-Yo me llamo Maya.

-Me gusta tu corazón, Maya. He visto su brillo desde lejos y lo he seguido hasta aquí. Creí que era una estrella roja. Estoy cansado de saltar de aquí a allá. ¿Puedo quedarme aquí con vosotros?

-Por mí, sí. Pero solo hay un árbol y no creo que sea el lugar más adecuado.

-Pero, ¿qué dices? ¡Si he visto un sitio ideal, justo al lado!

Maya se volvió y vio que al pie del árbol había una charca grande y hermosa, con nenúfares, rocas, peces, moscas y flores en sus orillas. Junto a la charca, habían aparecido también una cabaña y un arroyo.

-¡Vaya! –exclamó Maya.

-¡Bueno, pues me quedo! –dijo Croc. Y se fue saltando hasta la charca.

Pasaron dos días más cuando apareció un niño de unos 8 años, volando en una cama.

-¡Hola! Soy Blas, el pirata espacial y voy volando de planeta en planeta. ¿Cómo te llamas?

-¡Hola, Blas! Soy Maya. Este es nuestro pequeño planeta.

-¡Me gusta! Y tu corazón también. Parece hermoso y bueno. Estoy muy contento porque eres la primera persona que encuentro en el espacio. Me gustaría quedarme, pero no puedo. De todas formas, creo que pasaré por aquí a visitaros de vez en cuando. Con tu permiso, claro.

-Por supuesto que lo tienes. Ven cuando quieras, Blas.

-¡Hasta pronto, Maya!

-¡Hasta pronto, Blas!

Cuando Blas se fue, Maya vio que delante de ella había aparecido otra casa y un camino que unía todos los lugares que habían ido apareciendo con la llegada de cada nuevo amigo.

Con el paso de los días, fueron apareciendo por allí más seres atraídos por el corazón de Maya y el planeta se fue haciendo más y más grande. Se convirtió en un lugar hermoso, lleno de amigos. Y Maya era cada día más feliz; porque comprendió que, mientras siguiera teniendo su corazón, ofreciendo su maravilloso y generoso corazón nunca más estaría sola. Aunque otra tormenta llegase y volviera a arrasarlo todo.


Este cuento se lo he tomado prestado a una amiga, que me ha hecho llorar, la verdad, y me ha tocado la fibra sensible. Desde aquí le doy las gracias, porque mirar con los ojos que ella mira se merece todos los agradecimientos del mundo.

domingo, agosto 24, 2008


Los sueños pueden convertirse en pesadillas, enroscados como sarmientos valerosos que sobreviven para dar su fruto. Aires nuevos que no tienen por qué ser frescos, se apoderan de ciudades abandonadas a su suerte, frías, oscuras, repletas de malos pensamientos que se intentan borrar con corazones limpios de espíritu, asqueados de tanta suciedad oculta bajo las alfombras, pero visible para cualquiera que se atreva a mirar.

Porque hay caminos que se repiten más de dos veces por muy imposibles que sean, acompañados de alaridos y miedos absurdos, tan reales que se olvidan de las ficciones que los crearon bajo la superficie fría de quienes no quisieron demostrar sus sentimientos para no verse atrapados.

Y entonces las estrellas dejan de brillar para no marcar las rutas que se han seguido durante siglos en esos mares del norte, perdidos entre las inmensas cumbres que muchos escalaron para descubrir, en lo alto, que todo lo que les hizo huir chocará con sus caras en el mismo instante en que decidan que ya no hay necesidad de seguir trepando.

Para nada sirven los vacios si la cabeza está llena de mil pájaros que revolotean y pían hasta hacer imposible oír las voces que siempre han querido ayudar a los perdidos en los laberintos creados por las propias mentes, ansiosas de encontrar la vereda que con tanta insistencia los padres quisieron señalar con dedos que ahora yacen inertes, sarmientos repletos de uvas, no por malditas menos dulces.

jueves, agosto 21, 2008

Palabras

Hay palabras que se quedan en los labios, prendadas de ellos para siempre, nunca dichas. Hay palabras que rondan los oídos, siempre esperadas. Hay palabras que son solo pensamientos que se transforman en ideas y que cambian al mundo. Hay palabras escritas que apenas permanecen en el tiempo. Hay palabras dichas que se marcan a fuego y ya nunca te abandonan. Hay palabras deseadas y de deseo.


En ocasiones queda la sensación de que se debió decir algo y se sabe que nunca será dicho. Y pesa hasta que deja de hacerlo porque nos convencemos de que no debían pronunciarse. O nos conformamos. O descubrimos que hay cosas que, simplemente, hay que dejar pasar porque agarrarlas no llevaría a ningún sitio, al menos no mejor del que estamos.

Casi nunca nos damos cuenta de que las palabras son importantes: las dichas, las omitidas, las ignoradas, las silenciadas, las gritadas, las susurradas, las escritas, las borradas. Suelen serlo porque son las que conforman nuestro mundo, las que nos definen y marcan nuestro camino, porque ya somos incapaces de pensar en algo que no sean palabras, aunque a veces las imágenes también nos sirvan para ubicarnos.


No sé por qué no nos damos cuenta de lo que valen. Puede que porque las usamos tan a menudo que pierden su valor, como lo perdería el oro si rondara por la calle como los guijarros. O porque pensarlo nos volvería locos, mudos, incapaces de emitir un sonido, escribir una letra, temerosos de sus consecuencias.


Ese es mi problema, pocas veces soy temerosa y hablo demasiado. O soy tan temerosa que dejo en el tintero lo que debería salir de él.


Aún así, sé que me quedan palabras por descubrir y espero no tener que callar muchas. El silencio me acaba pesando demasiado.

martes, agosto 12, 2008

Preguntas, preguntas

Le he robado a Los viajes su batería de preguntas porque me ha parecido una idea interesante... Además, creo que en algunas cosas coincidimos...
¿Qué zapatos elige? Para comprar, los que me enamoran. Para ponerme, según el estado de ánimo: si me apetece estar mona, algo con un poco de tacón o mis merceditas, si estoy cansada, harta del mundo o enfadada, los más planos que encuentre en mi armario.
¿Cuál es la cualidad que más valora en una mujer? La sinceridad y la comprensión (mejor empatía).
¿Y en un hombre? La sinceridad y la comprensión o empatía.
Pero lo primero que le mira es... Umm, no sé. Las manos me llaman mucho la atención, los ojos si resaltan, la boca... Según el hombre, supongo.
Cuélguese una medalla. Procuro mantener el contacto con todos mis amigos, a pesar de la distancia.
¿Qué rasgo de su apariencia cambiaría si pudiese? Uff, ¿estar tan delgada? No sé, en realidad. Ahora mismo me gusto bastante, fíjate tú.
¿Cuál es el defecto propio que más deplora? La impaciencia.
¿Y su mayor virtud? Soy de naturaleza bondadosa.
¿En qué consiste la felicidad? En muchísimas cosas. Cada momento puede darte felicidad de forma distinta. Tener los amigos cerca, el abrazo de mis sobrinas, estar en calma, saber que estoy donde quiero... No sé, la felicidad consiste en muchos pequeños detalles.
¿A qué le tiene miedo? A un montón de cosas: las alturas, el agua, los bichos, a que me ataquen, a equivocarme demasiado con algo... En realidad soy una cobarde horrorosa, así que tengo muchos miedos a los que, afortunadamente, me voy enfrentando lo mejor que puedo. Porque eso sí, nunca dejo que el miedo me paralice... O lo procuro.
¿Qué le aburre? Esperar.
Dígame algo a lo que jamás renunciaría. A ser yo.
¿Qué hecho histórico le hubiese gustado vivir? Alguno positivo, la verdad, que para cosas malas...
Posar para alguien... ¿vestida o desnuda? Según la persona y el momento. Aunque debo reconocer que lo de desnuda me da un poquillo de reparo...
Un disco o una canción. Ambas, jijiji. Siempre estoy escuchando música. Ahora diría de disco Girls and weather, de The Rumble Strips. Canción: She's not me, de Madonna.
Una película. Notting Hill.
Un libro. Mogollón. Quizás Océano mar, de Alessandro Baricco; Alicia en la País de las Maravillas; de Lewis Carroll; El señor de los Anillos, de Tolkien; Nada, de Carmen Laforet; Mujer en guerra, de Maruja Torres...
¿Y el que nunca ha conseguido terminar? Los pilares de la tierra, de Ken Follet. Es que además me niego a terminarlo, menudo tostón de libro, por Dios. Que sí, que ya sé que a todo el mundo le flipa. Pues bien, yo no lo soporto, y lo intenté hasta la página 200 por lo menos, pero me dije: hasta aquí hemos llegado.
¿Cuál es su personaje de ficción preferido? Llevo un rato pensándolo, creo que no tengo ninguno preferido de los que no tienes ni que pensarlo. O lo tengo y no me acuerdo, que estoy fatal últimamente...
En la vida real, ¿tiene héroes? Sí.
De no haber sido periodista, ¿qué le hubiera gustado ser? Pues mira, ya no lo soy y no precisamente por ser lo que me gustaría... Vale, una escritora de éxito, ¿mola o no?
¿Dónde le gustaría dejar huella? Supongo que en las personas que pasan por mi vida, no para que me recuerden, sino en el sentido de que me gustaría ser una buena influencia de alguna manera, para que ellas fueran más felices... Creo que me explico fatal.
¿Y cómo le gustaría ser recordada? Feliz y sonriendo.
¿Los zapatos de quién le hubiese gustado calzar? Las sandalias con una raspa de pescado de cristal (posiblemente swarosky) que calza Samantha (de Sexo en Nueva York) en la película.
¿Cuál es la virtud más sobrevalorada socialmente? La belleza, aunque realmente no creo que esto sea una virtud... Y la mala ostia, que yendo de buenas parece que no se llega a ningún lado.
¿Qué talento le gustaría tener? Hablar muchos idiomas (bien y sin esfuerzo); tocar el piano (a ser posible sin matarme estudiando); saber bailar; nadar bien bien... Lo de hacer punto lo dejé por imposible hace años...
¿Para qué se considera un as? Conectar con la gente.
¿Y para qué una negada? Cualquier cosa manual.
¿Cuál es su posesión más valiosa? Yo misma.
¿Tiene algún apodo? Bastantes: en la familia, entre los amigos... Algunos son derivados de mi nombre, otros no.
¿Cuánto mide? Muy poco. 1'63 (mira esto podía ser algo que quisiera cambiar...)
¿Qué defectos le resulta más fácil disculpar? Los de mis amigos.
¿Qué es un buen insulto? No sé, depende de la persona a la que se tenga que insultar.
¿Su mayor extravagancia? Creo que no tengo ninguna.
¿Hay algo que aún no haya hecho y que le gustaría hacer? Vivir en otro país al menos un año.
¿Por qué le echan la bronca en casa? Hombre, que ya soy muy mayor...
¿Cómo se relaja? Eso me pregunto yo...
Nunca sale a la calle sin... Las llaves de casa, porque a veces voy al gimnasio sin el monedero. Si no, sería eso. Aunque últimamente me dejo casi todo en todas partes...
¿Cómo le gustaría morir? Durmiendo, sin enterarme. Y tranquila. Y sin dolor.
¿En qué ocasiones miente? Cuando la verdad haría muchísimo más daño.