sábado, septiembre 29, 2007

El carril bici y yo

Como este blog estaba tomando últimamente un tono quizás demasiado serio, me he decidido a contaros mi experiencia en el carril bici. Bueno, realmente más que decidirme me ha empujado el trompazo que me pegué el otro día y cuya conclusión es tendinitis pata de ganso (no sé exáctamente lo que es pero duele un huevo) y una semanita de reposo (que he iniciado yendo a trabajar, qué idiota que soy).

El caso es que el carril bici de esta mi ciudad fue creado por motivos electoralistas. A toda prisa y a todo meter se dividieron las calles y aceras para dar cabida a un metro de pasillo verde (sí, lo han pintado de ese color para que todo peatón que se precie se crea que es una alfombra para él) sin tener en cuenta espacio sobrante para coches y personas, curvas y cruces de calles. Vamos, que el trazado debieron hacerlo con los ojos cerrados y un bolígrafo que pintaba sobre un mapa.


Sin embargo, a pesar de las curvas de noventa grados, imposibles de seguir para una bici aunque vaya a dos por hora; los desniveles que te dejan los riñones en el suelo (mi bici, ya sabéis, tiene 19 años, así que nada de amortiguación); y los conductores de coches que pasan tres pueblos de mirar a ver si circula alguien por el susodicho carril antes de lanzarse como locos a pillar al pobre ciclista que esté despistado; a pesar de todo eso estoy encantada, porque puedo ir al trabajo en bici y en lugar de tardar los 40 ó 50 minutos que tardo en bus, llego en 15 ó 20.


Pero, claro, con tanto obstáculo que salvar, algo tenía que pasarme en semejante senda del diablo. Y no, no ha sido el mal trazado, ni los baches, ni el agua que se acumula cual río en cuanto caen cuatro gotas. Han sido los malditos peatones los causantes de mi desgracia, que me tiene con la pierna en alto. En concreto, han sido un grupo de alemanes obsesionados por ir al sol (con 35 grados, ahí, para ver si pillan insolación) y la vía del tranvía, los que se pusieron en mi camino.


Y es que iba yo tan feliz y contenta con mi bici por delante de la catedral, charlando con un amigo, también en bici, sobre lo divino y lo humano cuando se nos ponen en medio unos 20 alemanes de dos por dos (¿los hay más pequeños?) que ni se inmutan al percibir nuestra presencia. De hecho, les dio exactamente igual que los peatones tengan cuatro metros de acera para moverse y los ciclistas sólo un metro y medio en el que nos obligan a estar, ellos siguieron con su charlita alemana y tal.


Así que, al ver el percal y al estar totalmente prohibido que las bicis pasen a la zona peatonal (manda narices, los peatones pueden ponerse en medio, pero nosotros al parecer debemos esquivarles volando), nos dijimos mi amigo y yo: 'no viene el tranvía, así que atravesemos la vía y nos vamos hacia la otra zona de bicis'. Dicho y hecho, pero con el estrés de estar rodeada de germanos y la luna llena cerniendo su terrible influencia sobre mí, no doblé lo suficiente el manillar de mi bici... La rueda delantera se metió en la vía del tranvía (que, por si no lo sabéis, no sirve para nada porque su recorrido se hace más rápido andando), frenó mientras la trasera de aceleraba; la bici pegó un salto, salió pelín despedida y calló con un golpe y bastante descontrolada sobre la calzada y yo, ni corta ni perezosa, opté por lanzarme hacia un lado antes que caerme de boca y dejarme los piños en los muros de nuestra querida catedral.... Derrapé uno metro y algo y me quedé allí, quieta, pensando '¿me habré roto algo?'.


El susto y el dolor se me quitaron de golpe cuando todo el grupo de alemanes, que pasó de nosotros minutos antes, se avalanzó sobre mí (yo creo que esperando verme muerta) y uno de ellos (de dos por dos, cómo no) intentaba agarrarme para levantarme. No le dejé, por supuesto, y en un inglés que todavía no sé cómo me salió le dije 'I'm fine, thanks'. Claro, que no estaba nada bien, porque el codo sobre el que caí estaba morado e hinchado, el otro brazo con un quemado por el bolso y mis pies llenos de rajitas por las rueda de la bici.


Lo más curioso de todo es que esa tarde en ningún momento me dolió la rodilla que ahora me hace sufrir. De hecho, incluso fui a mi clase de capoeira con tan sólo una molestia en el codo y, al día siguiente, fui en bici a trabajar (no fuera que con el trauma le cogiera miedo). Pero, claro mi tendón empezó a decir por la noche aquí estoy y al llegar al curro y bajarme de la bici estaba toda la rodilla morada e hinchada... Dos días han tardado los médicos en averiguar qué era lo que me pasaba...Pues que iba a ser ¡una pedazo de hostia con la bici, hombre!


Y menos mal que estoy en fase deportista total y las sesiones de natación que me pego, según el traumatólogo, algo han suavizado lo que podía haber sido peor lesión. Pero, de todas formas, con tanto tiempo para reflexionar con este reposo obligado estoy empezando a buscar soluciones a los problemas del carril bici: ¿qué creéis que es mejor, llevar una katana y rebanar las cabezas de los peatones que se pongan en medio, o añadirle a mis ruedas cortantes cuchillos para seccionar piernas?


Aunque creo que al final me conformaré con comprar otra bocina más para mi bici, a ver si sonando como un camión me respetan coches y peatones...
Imagen de Illaq

viernes, septiembre 28, 2007

deslizarse

Recorrerte una y otra vez. Entero, de pies a cabeza. Con mis manos, con mis labios, con mi cuerpo entero y entregado. Descubrir esos pequeños espacios de tu piel-en el cuello, en la espalda, entre las piernas- que te hacen vibrar y querer que pare, querer que continue.
Mover mis labios suavemente, entreabiertos porque buscan que sacies mi sed de ti, de la pasión que te retuerce entre mis brazos y me arranca la ropa para descubrir mi desnudez. Quizás se encuentren con los tuyos, quizás jueguen a enloquecerte...

Abrir mi alma hasta lo más profundo para que puedas entrar en ella, revolverme, deleitarme, fundirme, mientras mis movimientos te hacen volar hacia paraísos que nunca habías soñado y que agradeces alcanzar con un gemido de placer.

Mirarnos, sudorosos, y saber que no podemos parar, que no vamos a parar hasta que las luces de la aurora estén ya altas en el cielo y el sol en su plenitud envidie la vida que late en nosotros, la pasión que nos mueve, nos lleva a besarnos, estrujarnos, descubrirnos caricias nuevas.

Imagen de Matthew Allan, de 'allposters.es'

miércoles, septiembre 26, 2007

Otras vidas

"...porque todos hemos pensado alguna vez en dejar la vida que llevábamos, y porque en algún momento todos hemos deseado ser otro...". Paul Auster, La noche del oráculo.

Todos hemos deseado ser otro, a veces creo que yo ya soy esos muchos otros, viviendo en mí y dividiendo mi vida en pequeños momentos diferentes, que conforman un mosaico que muchas veces no soy capaz de encajar y que desbarato una y otra vez para encontrar las piezas que creo perdidas, aunque es muy posible que no sean más que retales incrustados en mi corazón y que no tengo la valentía de usar para no ahuyentar a muchos de los que me rodean.

Pero también es verdad que en múltiples ocasiones he pensado en dejar la vida que llevaba. Ahora me encuentro sumergida en uno de esos momentos en los que no sé si estoy huyendo de mí o de una vida que elegí y ahora creo rechazar por sentirme atrapada, una vez más, entre los dos mundos que conforman mi realidad y que, normalmente, mantengo unidos, controlados, pero que, en momentos como este, me llevan a una tesitura demasiado fuerte como para que se diluya en otras muchas actividades y pensamientos con los que intento rellenar mi mente para no darme cuenta de que puedo llegar a sentirme tan vacía llena de cosas como sola puedo estar rodeada de personas, algunas que realmente me quieren.

Es difícil vivir en una dicotomía cuando los sintagmas que la conforman no se perfilan del todo claros frente a mis ojos. Igual que la operación me dejó un velo de misterio que me mostraba una realidad difuminada, mi mente me puede llegar a jugar malas pasadas y perturbar mi sueño y mi vigilia hasta convertirme en una sombra de lo que soy, imbuida en pensamientos, la mayoría absurdos, que no me empujan a otro sitio más que a tropezarme una y otra vez con la misma historia, con mi propio ser dividido y sin saber qué camino tomar, posiblemente porque ni siquiera sé si quiero seguir un camino o prefiero inventarme un viaje volador hacia zonas totalmente desconocidas, en donde todo y todos estén por conocer, descubrir, alimentar mis ansias de lo nuevo que llegan a cansarme porque la renovación implica, casi siempre, abandonos que no tengo claro si estoy dispuesta a hacer.

La tentación de ser otro, de vivir otra vida llega a confundirme por los tesoros que se pueden vislumbrar en su lejanía, pero no puedo olvidar los riesgos del cambio, la aventura de adentrarse en retos que pueden llevarme a sitios de los que luego quiera salir y sólo vea el resbaladizo suelo del desconcierto ante situaciones que no percibí en ese primer giro que puede llevarme a ser diferente siendo yo, o dejar de ser yo y, entonces, verme despojada de las partes de mí que sí quisiera conservar porque me han permitido sobrevivir en todas las ocasiones en las que mis pasos trémulos me han arrastrado a espacios demasiado estrechos para mi pobre corazón.

Ser otro, ser yo en otra vida, sueños que rozamos con los dedos en momentos en los que podemos ser felices, pero deseosos de comprobar qué otras opciones nos quedan en una vida que, por ser sólo una, queremos vivir bebiendo de todas las copas para saciar la insaciable sed de haber agotado todas nuestras opciones, como estandarte de la plenitud de nuestra existencia.

sábado, septiembre 15, 2007

Quiero ser Peter Pan

Quiero ser Peter Pan y llevarme conmigo a quien quiera al País de Nunca Jamás. Quiero volar por encima de las ciudades para descubrir cómo otros envejecen mientras permanezco en un olvido dulce que me permite seguir siendo yo sin perder un ápice de mi esencia. Deseo vivir acompañado de mis niños perdidos, que sólo crecen por fuera para sentirse libres por dentro y no tener miedo a decir lo que piensan, hacer lo que sienten, reir enseñando los dientes. Espero sentir el espasmo de la felicidad por no sentir miedo ante el futuro, ya que sólo es presente. Doy mi sombra por permanecer joven en mi mente y mantener mi mirada inocente. Me gustaría enfrentarme a mis piratas y salir siempre vencedora, porque sea más rápida, porque pueda volar y sorprenderles en mis piruetas de traviesa jugadora.

Siento, presiento e intuyo que siempre se sobrevaloró una edad adulta que, tal y como me la presentan, está formada por retales absurdos que sólo nos coartan en una pesadilla de la que la mayoría quiere salir, pero no se atreve porque piensa que más allá está el ostracismo y la soledad por no seguir unas reglas que nadie sabe muy bien quién nos impuso, si bien parecen estar marcadas a fuego en nuestra piel y en nuestras cabezas.

Sin embargo, prefiero esa soledad que no es tal porque existen otros muchos Niños Perdidos, que no quieren crecer de la forma en la que el resto del mundo espera, sino que se estiran, avanzan, aprenden dentro de su propio camino, a pesar de las elocuentes miradas de quienes se creen poseedores de la verdad absoluta sobre lo que supone ser adulto. Y su precio es demasiado elevado como para que quiera pagarlo, aunque los años pasen, la edad cambie y mi cuerpo no sea lo que era. Da igual, porque mi espíritu sigue volando acompañado de mi propia Campanilla, que me ayuda a conseguir más seguidores gracias a su polvo de hada, apenas necesario porque son muchos los que sienten como yo, vuelan sin pensárselo dos veces porque su pensamiento alegre nunca les ha abandonado.

Entonces, mirándome al espejo descubro que no quiero ser como Peter Pan, soy Peter Pan.

sábado, septiembre 08, 2007

Palabras cruzadas

Realidades que duran un instante, sueños que permanecen toda la vida; caminos que corren paralelos, oportunidades con las que te tropiezas cada vez que tuerces la esquina; comprensión de personas desconocidas, desconocimiento de quien más te cuida; absurdos llenos de lógica, genialidades que acaban en ruina; pensamientos malos que te llenan, bondades que acaban sin salida; aparentes encantos ocultos, risas que suenan a muerte perdida; lunas que iluminan las sombras más frías, soles que ocultan lo que se te viene encima; calor que te estremece, caricias que te calientan hasta la médula espina; guiños cómplices en autobuses, manos que se sueltan cuando buscas la salida; amaneceres que oscurecen todas las esquinas, puestas de sol que curan heridas.
Manos rotas, dientes nuevos; faldas cortas, pantalones con vuelo; sandalias rojas, zapatos nuevos; abrigos que deforman, vestidos bellos.

Elementos y sus partes, conjuntos y enteros; rotas las ligazones, respiras tranquila. Si sólo existiera una salida el mundo habría acabado hace tiempo porque nadie encontraría la suya y se pasaría la vida perdida entre puertas semicerradas, pasadizos mal iluminados y caminos de ensueño que no se cogen porque siempre se piensa que detrás vendrá lo malo.

viernes, septiembre 07, 2007

Estrellas

Mirar al cielo para seguir el camino de las estrellas. Las has pretendido alcanzar en tantas ocasiones que ya ni recuerdas si tienes el brazo alargado a la espera de que su polvo te llene de la magia que permitió volar a Wendy o ya lo bajaste en la desilusión de no haber logrado tocar sus brillantes puntas para iluminar unos sueños que parecen haber despertado en el momento en el que menos esperabas chocarte contra la realidad en la que tu vida podría haberse convertido.

Podría, pero no lo hizo porque tuviste el suficiente arrebato como para alejarte corriendo, en la noche ya oscura y sin estrellas, para perseguir a quien las había guardado todas en su bolsillo, si bien la luna no le cupo en la mochila y la dejó para que, en todo su esplendor, te recordara que las cosas podrían ser diferentes si te hubieras atrevido a acariciar los astros que surgieron en tu universo en el momento en el que cogiste la primera bocanada de aire que te permitió vivir en este mundo, pero que te obligó a abandonar las apacibles y claras nubes que habían sido tu hogar hasta el momento en el que decidiste (quizás te empujaron) a abandonarlas.

Nada habría pasado si no recordases tus incesantes e insistentes miradas hacia arriba, imágenes que te han llevado de nuevo a contemplar la noche estrellada, sin apenas luz porque, ya sabes, alguien te robó tus estrellas.

Entonces te desperezas, desesperanzado, mirando a tu alrededor con los ojos asustados que hacen que el mundo te vea como un ser necesitado de protección, cuando lo que necesitas es de nuevo tu luna, y tu camino que te lleva hasta los recónditos parajes de tu mente, en la que se encuentra escondida la felicidad que debes alcanzar para saber que tu vida está siendo verdaderamente plena.

Puedes rodearte de gente vacía, pero prefieres tropezarte con quien guarda astros en su bolsillo, porque sabes que ellos sí tienen claro qué pasa por tu mente cuando te quedas parado en medio del ruido ensordecedor y del movimiento de un mundo que apenas se escucha a sí mismo, ¿cómo iba a escuchar qué le ocurre a los demás?

Y te vuelcas en sus palabras, sus pisadas, sus susurros al viento del norte, que no son más que mensajes a todos los que, como vosotros, sabéis que sí hay diferencia en una sóla alma si ésta es capaz de descubrirse a sí misma y desnudarse ante quienes quizás la lapiden, pero la rediman ante su propia soledad.

¡Mi primer premio!

Estoy emocionadita total. Después de una semana de mierda (como es mi blog no me censuro) en la que he vuelto al trabajo depués de las peores vacaciones de mi vida, he cogido (por segunda vez en seis meses) una gastroenteritis vírica que me ha hecho vomitar hasta la primera papilla y, encima, no me han dado la baja; hoy me da por mirar el blog de mañana (que no lo suelo hacer porque en el curro no puedo, pero un compi me dejó su ordenata) y allí me encuentro un pedazo regalo de Suntzu, a la que quiero mucho y a la que se lo agradezco desde el corazón porque es el primer premio que me dan en mi vida.

Pues sí, me ha dado un premio, y sí, ya sé que en parte me lo da porque es mi amiga, pero ¿y la ilusión que me ha hecho? Así que me he decidido a unirme a la causa y alegrarle el día también a unos cuantos, con lo que aquí van las normas y, a continuación, mis estupendos ganadores.

1. Escribir un post exhibiendo el premio, citando el nombre del blogger que te lo concede, con un enlace al post en concreto.

2. Elegir a siete bloggers que se han destacado por ser gente que ha demostrado alguna vez su carácter chisporroteante o efervescente; avisándolos vía mensaje en su blog.

3. Dar dos razones por la que se lo das. Primero la oficial y políticamente correcta y después la razón oculta e interesada que te lleva a darle ese premio. Cuanto más morbo, mejor, aunque yo no sé si el morbo es lo mío.

4. Modificar el nombre del premio, su imagen y las normas a tu antojo y pantojo (opcional). Yo lo voy a dejar como está, igual que Suntzu, porque se me da fatal el photoshop.
And the winners are:
1. Unaexcusa: porque me sigue asombrando cómo escribe, todo lo que sabe y la forma tan natural que tiene de moverse por el mundo blog, como por la vida. Podría decir que el motivo oculto es porque es mi amiga, pero mentiría. El motivo oculto es lo mismo que el políticamente correcto, pero me alegra que sea mi amiga.
2. Palmiralis: Porque tiene una belleza interior y exterior que desborda por todas partes, incluido,por supuesto, en lo que escribe. Ah, y porque a lo mejor así se anima a actualizar más y a explicarse en ocasiones, que de vez en cuando me despista.
3. Cruzcampero: Porque es el más resalao del lugar, porque me río, porque se animó a visitarme y no ha dejado de comentar mis entradas con mucho ánimo y mucho tacto. Pero el verdadero motivo es que está haciendo su guía gastronomicoentretenida que me permitirá ir a Mallorca y engordar los kilos que he perdido sin dañar mi bolsillo...
4. Teillu: Que me deja asombrada con sus textos, pensativa, romántica en ocasiones y siempre alegre de haberle encontrado por el mundo blog. Sin olvidar que, en ocasiones, lleva a polémica a mi blog y, oye, eso de vez en cuando anima la cosa.
5. Anthonytowers: Porque fue el único de mis compañeros de trabajo que no pensó que estaba loca cuando le dije que tenía un blog y hacía capoeira, porque fue el único que se atrevió a seguir mis pasos con su propio espacio virtual. Aunque, si no se lo decís os confesaré que todo esto viene porque me dejó el último de Harry Potter y me lo comentó para que lo entendiera mejor, a pesar de mi pésimo inglés.
6. Suntzu: Y no es tongo. Se lo merece dos veces porque tienes dos blogs, hala, y aquí lo digo aunque le duela para que quien esté interesado lo busque y descubra que, además de tener su lado gracioso a rabiar, también tiene un corazón brillante, soñador y poético a más no poder.
7. Ginger: Que siempre deja opiniones interesantes, tiene un blog de los más bonito y decorado, y también entró por aquí, así, por mirar y parece que he conseguido engancharla. Por supuesto sin olvidar que espero que me enseñe a hacer todas esas cosas que hacen de su blog diferente.
Y me quedan muchos más, algunos ya con premios, que no pongo porque las reglas no me lo permiten y tampoco quiero que esto se alargue hasta el infinito. De todas formas, enhorabuena a los afortunados ¡y a disfrutar del premio!

jueves, septiembre 06, 2007

Dejarse arrastrar


Dejarse arrastrar por la pasión que se desata en lugares desconocidos que ahora recorre quien no eres tú, pero que, en ese instante, se convierte en otra parte de tu cuerpo para que consigas alcanzar el éxtasis de tus sentidos, en la plena consciencia de que el camino que llevas es el del huracán que llevas dentro y que siempre has mantenido amarrado a lo más recóndito de tu ser para no ser descubierta en la lucha interna que has llevado hasta el extremo.

Las puntas de tus dedos dejan de tener la sensibilidad suficiente como para darte cuenta de dónde acabas y dónde empieza quien acompaña este día de inmensa felicidad por la satisfacción de un deseo totalmente desconocido y ahora reconocido, después de años de ocultación bajo un espeso manto de rutina.

Las convulsiones de tu cuerpo sólo indican el ansia con el que te acercas hacia el cuerpo que centra todo tu ser y que ha conseguido hacer desaparecer el mundo, la consciencia, la calma, las dudas, las ganas.

Remansos de paz invaden tu alma cuando los gritos de tus labios se oyen orgullosos porque han dejado de ser susurros, silencios controlados para no ser oídos fuera. Ya no importa, no existe fuera, sólo el interior del remolino en el que el día se ha convertido en un todo cargado de fuego.

Imagen del huracán Isabel, de fotos.org

miércoles, septiembre 05, 2007

Formas de ver la vida

No soy mucho de filosofía, ni de dar ejemplo, ni de pretender dirigir la vida de nadie, pero hoy, hablando con Suntzu, me ha comentado que una de las formas en las que veo la vida no está nada mal, así que me he decidido a compartirla con vosotros. Supongo que de esta manera podré ratificar si realmente pienso cosas extrañas, si hay un porcentaje de la población que está de acuerdo conmigo o, quizás, pueda sacar otra teoría más válida que me permita vivir una vida mejor.
El caso es que a lo largo de estos 31 años que llevo por el mundo he tomado muchas decisiones. Algunas me han llevado a verdaderos atolladeros, otras me han hecho sufrir momentos horribles, con algunas he sido muy feliz, otras me han permitido conocer a gente maravillosa y en otras ocasiones he creído morir.
Sin embargo, pese a todo, pese a que muchas de las cosas que he vivido por elegir un camino me habría gustado evitarlas, pocas veces he pensado que tomé una decisión errónea, que para la mayoría de la gente (al menos de la que conozco) sería lo lógico. De hecho, las únicas veces que he pensado que me equivoqué de puerta al manejar mi vida ha sido cuando la elegí por presiones externas, por pensar demasiado en el qué dirán o por haberlo hecho sin el convencimiento absoluto de que eso era lo que tenía que hacer.
Y es que, y aquí viene la perspectiva comentada con Suntzu, yo considero que ninguna de las decisiones que tomamos en la vida es errónea siempre que la tomemos convencidos, sabedores de que puede acarrear consecuencias pero que es exactamente lo que nos pide el cuerpo hacer en ese preciso momento (ojo, no soy una asesina, ni me gusta dañar a los demás. Lo digo porque quizás mi teoría no sea válida para psicópatas).
Incluso sobre las decisiones que más problemas me han acarreado, nunca me he arrepentido porque me permitieron ser yo, disfrutar o sufrir la vida pero exactamente como yo quería vivirla. Porque, además, incluso en los momentos que un camino me ha llevado por la amargura, siempre he conseguido sobrevivir y aprender algo que me ha permitido elegir nuevas opciones más o menos satisfactorias, pero siempre plenas.
Así que no voy a daros consejos, pero sí os digo que mirarse al interior, valorar la situación y a uno mismo en ella es una buena forma de elegir la vida que vas a llevar, porque, salga como salga, al menos siempre sabrás que te lanzaste a la piscina sin darte miedo al ser tu corazón, tu alma quien iluminaba la vereda.

sábado, septiembre 01, 2007

Tacones



Princesa, te subes a tus tacones


para convertirte en reina y,


mirar desde arriba el mundo


en tu nueva perspectiva.


Te quitas la tiara,


para que tu cabeza sostenga


la corona y descubres que la soledad


no es tan mala


si estás realmente sola.


Dejas el rastro de tus pasos


para que te siga ella,


la pequeña princesita


que se cree la única heredera.


Has caminado descalza


para abrir nuevas sendas


y ahora, subida en tus zapatos,


recuentas las cosas hechas.


Pasiones, enredos, sueños,


canciones, armas, poemas,


salidas, gritos, lágrimas,


vida, esperanza, despiertas.


Fantaseas bajo la luna,


vives con el sol a cuestas,


resuellas por las metas


que siempre tuviste cerca.
(Imagen del blog somosrarosyque)

Harry Potter y yo


Pensé que jamás lo haría, pero Potter ha tenido el poder de empujarme hacia zonas desconocidas... No os intriguéis demasiado, es que, a pesar de mi horrible inglés, me he leído la última aventura del mago en el idioma original, y, desde luego, no me arrepiento.

Ha sido duro, estoy deseosa de la versión en español para quitarme algunas dudas sobre detalles que sé que se me han escapado, pero, sinceramente, estoy orgullosa de mi misma y de la Rowling, porque ha sabido terminar la saga sin caer demasiado en la sensiblería y en los espacios comunes.

(Aviso, a partir de aquí voy a comentar el libro y seguramente diré cosas que quienes no se hayan leído ni el anterior ni el último no debieran saber. Que cada uno actúe en consecuencia).

Pues sí, efectivamente, aunque Dumbledore no ha vuelto a la vida volvió lo suficiente como para empujar de nuevo a Harry, para enseñarle quién es y hacia dónde se dirige. Al final, el chico elige su camino, aunque quizás el libro deja demasiada abierta la posibilidad de que estamos demasiado marcados por un pasado y un futuro que vislumbran otros mejor que nosotros.

Las explicaciones sobre la actuación de Snape, aunque bastante fácilmente predecibles, permiten cerrar otro elemento de la trama argumental, además de limpiar el nombre del mago...En cierto modo.

Bueno, y que no quiero contra más, que en realidad sólo quería decir que me ha encantado, que ¡qué fuerte, qué fuerte, qué fuerte! Y que estoy deseando poder comentar el libro con quien ya lo ha leído para sacarle aún más jugo a la historia...

...¿Creéis que estoy un poco mal de la chota?