sábado, junio 25, 2011

No quiero

Llevo dos semanas estudiando para mis oposiciones de promoción interna (a ver si dejo de ser mileurista). En esas dos semanas he estudiado, en total, unas dos horas y media, y, seguramente, estoy tirando para arriba.
Podría encontrar 20.000 excusas: el calor, la infección de las encías por la extracción de las muelas y sus dolores, las migrañas intermitentes por culpa del calor, las cosas que he tenido que arreglar en casa...
Pero serían eso, excusas.
Porque ahora tengo muy clara la realidad: NO QUIERO. No quiero tener que volver a pasar la mayor parte de mi tiempo enfrente de leyes y temas que poco me servirán luego en el desempeño de mi trabajo, no quiero pasar la tensión de exámenes que no apruebo por muy bien preparada que esté, porque el estudio es importante, pero hay parte de suerte; no quiero dejar de hacer lo que ahora hago (aunque sea nada) para pasar calor y dejarme la vista con apuntes. No quiero.
Y por mucho que no quiera, en el fondo de mi corazón sé que esa es la única manera de mejorar mi situación, de abrirme puertas para salir de dónde estoy y desempeñar tareas más gratificantes o más adaptadas a mis gustos (aunque tendría que esperar al menos dos años más para esto después de aprobar).
Así que, sea como sea, queriendo o no, voy a tener que PODER pasarme horas estudiando, subrayando, haciendo test...
Dios, dame fuerzas, porque yo las perdí en alguna parte del camino.

miércoles, junio 15, 2011

Y sube mi indignación

Porque contra todo pronóstico (sentencias precedentes y ley clara) el Constitucional ha declarado legal la reducción de sueldo a los empleados públicos. Muy fuerte
Y ¿se supone que el TC es un órgano jurisdiccional independiente? Y una mierda. Y muy grande.
A tomar por culo los derechos y las garantías.
Y sus señores miembros se sentirán muy seguros ellos con sus sueldos multimillonarios, sus patrimonios y su puta madre.
Siento el lenguaje, pero es que no quepo en mí.

viernes, junio 10, 2011

Llevo días queriendo escribir sin ponerme a ello. Quizás porque no sé por dónde empezar, hacia dónde dirigir mis palabras. No sé si hablar de cómo estoy venga a romper cosas y a estar saturada de trabajo y empiezo a sentirme tan embotada y tensa que no sé cómo desfruncir el ceño. O sobre las acampadas y cómo se dirigen a sitios un poquito alejados de mí, puesto que sigo pensando que no podemos cambiarlo todo de golpe y habría que ir de objetivo pequeño a objetivo pequeño. O sobre las guerras que se crean para mantener un estatus de algunos por el que salimos a la calle para seguir siendo ignorados. O sobre cómo me agobian ciertas cosas que pasan en casa, en la familia, que no puedo evitar, pero que me desasosiegan. O acerca de lo mal que voy gestionando comportamientos aprendidos que debería cambiar y me está costando una lucha diaria. O cómo me agobia tener la sensación de que, en realidad, nunca llegaré a estar totalmente emancipada porque o no gestiono bien mis ingresos o de verdad que no me dan. O sobre cosas más alegres: que se acerca el verano, que el calor no es tan horrible, que mis sobrinas cumplieron años.
No sé, quizás en realidad sólo quiero/quería escribir para soltar todas esas cosas que me saturan y tensan, que no tienen solución y entonces, para qué preocuparse, o que la tienen y, entonces, para qué preocuparse.
O simplemente me gustaría tener tiempo para coger mi pluma nueva, llena de colores, regalo sorpresa, y dejar que la tinta corra y se lo lleve todo.
Quizás echo de menos las palabras.