martes, agosto 14, 2007

Volar soñando/Soñar con volar

Ya sabéis o imagináis que en estas últimas semanas mi vida ha sido extraña, o complicada, o diferente a lo que era. He tenido mis dudas, mis discusiones, mis desilusiones y mis luchas internas. Y casi todas esas cosas han afectado a otra persona. Esa persona me ha pedido hoy que publique un texto en mi blog, al que no tiene acceso porque yo no se lo doy, porque necesito mi espacio. Quería que lo firmara con otro nombre, pero no pienso hacerlo, aunque tampoco diré el suyo. Sólo diré que nunca ha soñado con volar, y yo sí lo he hecho, pero yo no he soñado mientras volaba y esa persona sí. Quizás se trata de ver cómo nos complementamos y, sin quedarme anclada a un noray africano, recordar las cosas que nos unieron a pesar de las diferencias. Sea como sea, pase lo que pase en este verano, creo que hay cosas que nunca se deben borrar, nunca se deben intentar olvidar, porque fueron, son o serán siempre bellas.


En esta vida hay muy pocas cosas que me hayan hecho cambiar la perspectiva del mundo que me he ido construyendo con los años. No sé si es que he vivido poco, que tengo muy mala memoria o que para hacer tambalear mi personalidad y mi manera de ver la vida es necesario algo realmente especial. Creo que es un poco de todo esto y sobre todo de lo último. Algo que conjuge novedad, impacto, reflexión y análisis. Algo que me llene de verdad.

Recuerdo cuando vi el cádaver de un inmigrante que se había ahogado en su intento por llegar a un mundo mejor. Tengo mala memoria pero esa imagen no la olvidaré jamás. Hinchado, con la piel azul y rebozado en arena hasta la garganta. Terrible.

Reflexioné mucho sobre aquello. Sobre el hambre; sobre las ilusiones; sobre la lucha por mejorar, por sobrevivir. No olvidaré a aquel chico nunca.

Recuerdo, de adolescente, mi primera acampada con amigos. Realmente la imagen que no se me va a olvidar es la de todos nosotros en el andén de la estación esperando la salida de nuestro tren. Cargados con mochilas, sacos de dormir y llenos de ilusión. Fue una sensación de libertad tan grande que no la olvidaré nunca. Desde entonces siempre me ha atraído la aventura, la libertad, la falta de planes, las ilusiones... Muchas veces me viene a la cabeza aquella imagen y trato de aprovechar los momentos para seguir conservando aquel espíritu que me cautiva.

Recuerdo, con mi pareja, de noche cerrada, sentados en un noray del puerto, quedarnos mirando las estrellas en silencio hasta que el rugir de los motores de un barco nos hacía despertar de nuestro particular sueño. Soñábamos. Y recuerdo que al zarpar el barco, la estela de espuma que dejaba a su paso nos hacía volver a soñar. Nunca olvidaré aquellos 'días soñadores', aquellos días de ensueño. Ahora recordamos muchas veces aquellas mágicas noches y yo sigo soñando con seguir soñando a su lado porque ella es mi mundo. Qué suerte. Qué sueño.

Y escribo esto porque ayer me subí por primera vez a una avioneta y no se me olvidará jamás. Me cambio la perspectiva del mundo. He visto mi mundo desde otro ángulo y ha sido fantástico. Sentado en uno de los asientos de atrás del aparato, en el aire, he recordado a aquel chico ahogado luchando por conocer un mundo mejor, aquel andén lleno de ilusiones y a esa chica y nuestros sueños y me he dado cuenta de que soy un privilegiado. De que yo puedo seguir luchando por ese mundo mejor, de que estoy cargado de ilusiones y de que he conocido a la mujer de mi vida y que estoy enamorado.

He soñado volando y hoy me toca pilotar a mí.

Te quiero

martes, agosto 07, 2007

Descalzos

De poco sirve levantar apenas polvo con tus pisadas porque quien viene detrás sabe descubrir tus huellas para seguirte hasta rincones que pensaste olvidados y que reaparecen por sorpresa para remover tus entrañas y no dejarte descansar en el dulce calor de la desmemoria. Suavemente pasas por la vida tratando de borrar el más mínimo rastro de una existencia que duele demasiado como para obviarla.
Zigzagueas impunemente por alejarte del camino y sólo consigues marcar a más personas que serán tu estela, de las que te alejas sin pensar más en ello, sin caer en la cuenta de que desaparecer es imposible porque habrá quien te recuerde y quiera continuar la senda que abriste con palabras vanas a las que se les dio excesiva profundidad por no conocer el verdadero significado de unos vocablos inútiles para desentrañar el fuego que arde en tu interior.

Vas ligero de equipaje, o eso piensas, hasta que te chocas contra el muro de tu pasado, que se vuelve presente porque fuiste incapaz de dejarlo atrás. Se quedó atado a lo más recóndito de tu memoria a la espera del momento inesperado en que resurgir para hacer a tus pies parar, hundirse en la arena y acabar con tus ansias por no levantar las cenizas del mundo que está desapareciendo ante tus ojos, imagen irreal de la verdadera naturaleza que te rodea y que tan bien has sabido camuflar al no asumir tu historia.

El verde de la esperanza podría diluirse, entonces, si no fuera porque las alas que llevas escondidas en tus ojos, llorosos tantas veces, te permiten levantar el vuelo para no sumergirte en un mar de desesperación que siempre has vadeado con suerte porque nunca has querido hundir tu mente en las intrincadas pesadillas de vidas ajenas, pero indefectiblemente unidas a ti.

Desde esa altura tu rastro parece perderse, pero no debes confiar en que la soledad del ocaso sea lo que andabas buscando. Vuelve la memoria a tu cabeza para remover ideas concebidas en noches de insomnio bajo lunas demasiado conocidas como para dudar de su clarividente luz. El descenso es inevitable para retomar aquel sendero en el que, cuidadosamente, posas tus pies para no levantar polvo, no dejar huellas, sentir que nadie te sigue, aunque sepas que no andarás solo por esa senda.

domingo, agosto 05, 2007

Besos

Y se funden mis labios en los tuyos, hasta derretirme y convertirme en un charco que viaja a través del mundo para volver a encontrar tus brazos en los que reconstruirme unida a una pasión desenfrenada y a las ansias de besar.

Los cuerpos se convierten en uno por arte de la magia de amar y el pensamiento desaparece para convertirse en placer que nos eleva y nos hace olvidar quienes somos porque simplemente somos, sentimos, vibramos, vivimos.


Las caricias recorren mi piel con dedos trémulos, labios hambrientos, brazos vigorosos que me envuelven y me hacen desaparecer en las estrellas que contemplan nuestro baile.


Mis labios te buscan, te recorren, te besan, te exprimen, se deleitan en ti para quedar satisfechos en su búsqueda nacida del deseo.

sábado, agosto 04, 2007

Irse o permanecer

Hay olores que me trasportan al pasado, a lo bueno y a lo malo.

Hay sabores que me inundan hasta perder el norte, por recuerdos, por sueños.


Hay imágenes que me recuerdan historias, pasadas, vividas, leídas.


Hay momentos que no me gusta vivir, y se repiten, y vuelven.


Siempre me ha gustado moverme, cambiar de lugar, de trabajo, de historias. Pero nunca me he acostumbrado a alejarme de las personas que formaron parte de esa vida que abandono.


No tengo raíces en ningún sitio, nada me ata a ninguna ciudad porque me siento ciudadana del mundo, aunque mi mundo sea pequeño.


Sin embargo, tengo grandes anclajes que me estiran hacia un lado y hacia otro porque existen personas a las que quiero y tengo lejos, a las que no visito cuanto debo, a las que añoro ahora, siempre, despierta y en sueños.


Apenas hablo de ellas, o las menciono continuamente, porque son una parte tan importante de mí como yo misma, porque me enseñaron a crecer, me ayudaron a madurar, me acompañaron por caminos difíciles y me tendieron una mano y sus sonrisas.


Y ha pasado muchas veces que los he dejado atrás, pero sigo sin acostumbrarme a alejarme en el camino mientras permanecen quietas personas que son o podrían ser mucho más.


Tantas veces he sentido esa punzada de la despedida que procuro cuidarme, ser respetuosa y no acercarme demasiado, pero me doy perfecta cuenta de quienes podrían convertirse en grandes amigos, o lo son ya sin apenas saberlo; me doy cuenta de que habrá algunos a los que eche de menos.


Soy yo la que quiere moverse, y soy yo la que quiere permanecer. Por eso son estos momentos en los que me gustaría vivir en Star Trek, para teletransportarme, para sentirme sola y acompañada, para echarme unas risas con ellos y seguir en movimiento, para no tener que renunciar a nada.


Porque lo quiero todo: lo nuevo y lo viejo; el cambio y la permanencia, y apenas me quedan ideas para conjugar mis dos 'yo' de ida y vuelta.


Me gusta pensar que volveré a irme algún día, pero me gustaría aún más pensar, sentir, saber que aunque vuelva a moverme los seguiré teniendo, y que ellos tendrán el mismo sentimiento.

Yo también estoy arrepentida

Soy una persona bastante moderada. De hecho, sobre todo si se trata de noticias políticas, suelo poner todo en entredicho, escuchar todas las partes posibles y siempre, siempre relativizar. Sin embargo, la semana pasada se publicó una noticia que me dejó un poco asombrada. La podéis ver aquí.
La cuestión era que ese sueldo se pagaría a los arrepentidos de haber asesinado vilmente.
Y, ¿sabéis? No voy a criticar esta iniciativa, no voy a decir si está bien o mal, si será verdad o mentira, si se les fue la olla o es que estamos verdaderamente jodidos ya. Nada de eso, lo que pretendo es que desde aquí me oiga bien clarito el Gobierno y sepa que yo también estoy arrepentida, yo también merezco ese sueldo, porque:
-Estoy arrepentida de haber aceptado contratos basura que me obligaban a trabajar catorce horas diarias, seis días a la semana por 700 euros.
-Estoy arrepentida de no haber hecho algo con alguno de mis jefes que me hicieron la vida imposible y me machacaron hasta dejarme convertida en una sombra de lo que soy.
-Estoy arrepentida de haberme pasado más de un año tirada, sin un puto duro, estudiando a morir para sacarme una plaza de funcionaria por la que cobro mucho menos del sueldo que se le ofrece a los presos.
-Estoy arrepentida de no ser una activista social para intentar cambiar con más fuerza este mundo.
-Estoy arrepentida de tener fe en la política, a pesar de conocerlos a todos y saber que son iguales.
Y dicho todo esto, espero encontrar pronto en mi cuenta corriente la cantidad estipulada.

miércoles, agosto 01, 2007

Hablar

A veces sólo hace falta hablar. Mirarse a los ojos y escucharse mutuamente, empatizar con quien tienes enfrente.
A veces sólo hace falta comprender que existe el otro punto de vista, y que si dos quieren lo mismo se trata de encontrar el camino de en medio.
A veces quedan algunos flecos, pero basta con recogerlos y mirar para adelante y saber que, si vuelve a pasar, ya sabrás cuál es la opción que elegir.
A veces es genial encontrarse, para seguir sonriendo.
A veces...