lunes, diciembre 31, 2012

Se termina otro año. Y, la verdad, pensaba hacer un balance más bien negativo de este 2012 que terminará en pocas horas. Pero eso fue antes de pararme un momento a reflexionar. Vale, este año bisiesto no ha sido demasiado bueno para mi familia. Vale, mi salud se ha visto algo mermada en el último trimestre (como siempre nada grave, pero sí engorroso) y, vale, la Navidad vino con una triste noticia para una amiga que me tocó de cerca.
Sin embargo, miro hacia atrás y no puedo dejar de ver 2012 como un gran año para mí. 2012 ha sido el año que me dio la oportunidad de empezar de cero y reconstruirme más fuerte y más confiada. 2012 ha sido el año en el que he conseguido sentirme bien conmigo misma y crecer mucho. Y, sobre todo, este año que termina en breve, ha sido el año en el que han llegado a mi vida personas que la han cambiado a mejor, sin olvidarme de quienes llevan unos cuantos años dándome su apoyo, su alegría y su comprensión.
Pero hoy, por ser momento de balance, quiero centrarme en esas personas que han inundado mi vida llenándola de cosas buenas.
La primera, por orden y por peso, fue Yolanda. Si bien hace unos días le dediqué una entrada con tono triste, de nuevo quiero resaltar lo importante que ha sido ella para mí este año. Y no sólo por ella misma, si no también por las personas que me ha traído.
Porque la segunda persona es Antonio. Compañero de funky, desde el primer día me dio toda su amistad, cariño y bondad. Antonio es de las personas más dulces, sinceras e increíblemente empáticas que conozco. Y siempre nos recuerda a los demás que hay que ponerse en el lugar del otro. 
Gus ya era conocido, pero en 2012 se ha convertido en mi pilar, mi hermano, mi compañero, mi confesor, consejero... Todo. Yo creo que sólo nos faltó hacernos novios, pero lo prefiero de amigo, porque así sé que estará a mi lado siempre, así de egoísta soy con él. Realmente hace un año que nos conocemos y me parece toda una vida buena.
Luego está todo el Yoly's group. A todos y cada uno de ellos les debo grandes momentos de risas, aventuras y disfrute. Pero no puedo evitar destacar a alguno. Mi Davy, mi querido Davy. Sosegado, reflexivo, atento, amigo, siempre amigo. Y Mayte, a veces burbujilla como yo, siempre positiva, aun cuando su alma a veces llore. Amaranta ha sido confesora y amiga. Compañera de gimnasio, salidas, risas y lágrimas. Su peso en oro me vale, y a veces se le olvida.
Asun me vino por el trabajo. Y me llenó con su fuerza y su alegría. No conozco a nadie más capaz de mirarle a la cara a la vida y sonreirle y decirle que es bella, aunque reconozca sus momentos feos. Asun son unos ojos que brillan, una mano que sustenta. 
Jorge, aunque haya decidido dejarlo a un lado de mi vida, en su momento me aportó seguridad. Me dio confianza en mí, me hizo sentir guapa y deseable en un momento en el que me sentía de todo, menos guapa o deseable o segura. Y me hizo reir cuando tanta lágrima casi había ahogado mi risa. Y eso no voy a quitárselo. E incluso el daño que me ha hecho me ha servido para seguir creciendo.
Entonces, gracias a Davy y su manía de hablarlo todo, llegó Pedro. Pedro me trajo la esperanza de que se puede encontrar a alguien, de repente, que te haga sentir en dos frases como si lo conocieras de toda la vida. Me devolvió mi amor por los libros y las palabras, me hizo comprender que sólo yo podía cumplir o no mis sueños. Queriendo o sin querer me dio amor, amistad, esperanza y ganas de intentarlo todo, cuando yo pensaba que no me quedaban fuerzas para nada y que había sueños incumplibles (pues no es así, a la prueba que es mi piano me remito).
Junto a él, mis libreros, Mayte, Quico; mi club de lectura y su gente, especialmente Lourdes, con ese cariño...
Fran, de mi familia funkera, se reveló como mi alma gemela en muchos aspectos. Me aporta lucidez, cariño, mimos y fuerza, porque él es fuerte, aunque ahora haya momentos en los que se haya sentido pequeñito. Pues no, es grande y encontrará a alguien grande como él, estoy segura.
Y sí, mi familia funkera está ahí con Maca, y Juanillo, y Rider y Belén, y todos, nuevas incorporaciones o quienes me vieron bailar por primera vez hace ya más de un año.
Mi curso de profesora también me trajo buena gente. Todos ellos me brindaron risas, amistad, momentos inolvidables, más ganas de crecer, de aprender con y de ellos: Cristina, Antonio, David, Dani, Juan, Auxi, Emmanuel, Victor, Inma, Maricruz.
Así que, mirando a 2012 me encuentro con quienes son mis amigos de hace años y a los que quiero con locura, y a todos esos que son ya mis amigos, y que parecen haber pertenecido a mi vida o yo a las suyas siempre, porque están. Siempre.
Por eso, venga lo que venga en 2013, yo tomaré las uvas con una sonrisa en la boca y el corazón grande, cargado de todo el amor que me brindan todas y cada una de las personas que forman parte de mi vida. Soy afortunada. 2013 sólo podrá traer más felicidad.


viernes, diciembre 28, 2012

Me cuesta aceptar cumplidos. No llevo bien el pensar que alguien me quiere, me aprecia, simplemente porque soy quien soy. Aunque yo los haga, me cuesta creer en la sinceridad de los gestos de buena voluntad desinteresados. Y sin embargo, siempre, siempre, tengo a mi alrededor personas que me demuestran continuamente que la bondad existe, que somos buenos por naturaleza.
Xosé llegó a mi vida por este blog. No recuerdo ya cómo fue que dio con En busca... Pero un día empezó a hacerme comentarios. Creó su blog, nos seguimos mutuamente y, un buen día, las palabras blogueras se transformaron en mails, comentarios de face, y largas conversaciones, siempre con un teclado por delante. 
En los creo que ya más de cinco años que nos conocemos no nos hemos visto nunca, pero hemos compartido buenos y malos momentos el uno del otro.
Y siempre me ha sorprendido. Su bondad, su dulzura, su disposición.
Xosé es un currante, trabaja por él y por un mundo mejor. Pendiente de su mujer, pendiente de sus amigos. Sin haber probado uno de sus platos sé que es un buen cocinero. Que es positivo. Que quiere sinceramente. 
Hoy he recibido un gran regalo de él. Bueno, dos. Uno es puramente material: unos libros que han llegado por correo y que aunque fueron pensados en parte como regalo retrasado por mi cumpleaños, para mí (que no tendré regalos en casa este año), han sido mis presentes navideños. El otro, el que me ha hecho llorar de felicidad, han sido sus palabras. Tanto la dedicatoria del libro que él ha traducido (La cocina de Alice B. Toklas, de Black List, desde aquí lo recomiendo); como lo que me ha escrito en su postal navideña me ha llegado al corazón. Y sí, Galicia y Andalucía están al lado. Y sí, hay quien te conoce sin haberte mirado nunca a los ojos.
Jamás creí en que internet pudiera crear verdadera amistad. Pues Xosé (y mi Anita asturiana; y mi Regi...), son la prueba. De que la gente buena está a tu lado y lejos. Pero está. Así que, gracias Xosé, por devolverme mi fe en la bondad humana. Gracias por ser tú.

martes, diciembre 25, 2012

Hay personas que te llegan y no sólo se dan a sí  mismas. Aparecen y se quedan. Y te incluyen en su vida y te hacen sentir amor y te ofrecen infinitas posibilidades y te dan una nueva familia y te enseñan y te animan y te dan felicidad.
Yolanda es una de esas personas. Llegó a mi vida porque decidí que quería intentar bailar. Y de repente, cuando yo estaba tocando fondo, pasó de ser mi profesora a convertirse en mi amiga. Una amiga que me incluyó en su grupo, en ese Yoly's group que es una familia, me integró en el funky, aunque yo tuviera que dejar de bailar, me ofreció una mano y un hombro y un corazón y un alma. 
Me dio amor y me dio pertenencia, a mí, siempre desarraigada, siempre sin 'ese lugar en el mundo'. Me dio fuerza, me enseñó a comer y eso me dio las energías que necesitaba para continuar. Me escuchó y me dio consejos y apoyos; me anima, me consuela y me enseña, día a día. 
Y en estos días que nos ha necesitado, siento que apenas he podido devolverle una pequeña parte de todo lo que he recibido de ella. Me gustaría que sintiera mi abrazo fuerte en estos momentos de tristeza. Que de verdad supiera que estoy aquí, para siempre, para lo que sea. Que nunca estará sola, porque eso sí se lo hemos demostrado sus dos familias: funkeros foreva y el yoly's. 
Porque incluso ahora, en estas tristes circunstancias, Yolanda ha vuelto a enseñarme. Me ha mostrado lo que es amor, cuando todos, da igual si estaban en Sevilla o fuera, han querido mostrarle su cariño, han querido estar a su lado. 
Y yo solo soy una pequeña parte, y apenas puedo ofrecer más de lo que ya he mostrado. Y, sin embargo, aún me parece poco. Porque ella es grande y se merece todo.
Así que sólo me quedan las palabras, que se me quedan también cortas, pero con las que quiero repetirle, una vez más, que es grande, que se merece todo el amor que tenga en su vida, porque siempre será simplemente un reflejo de lo que nos ofrece; que no está sola, que estaremos a su lado y que, pase lo que pase, si llegaran a flaquearle las fuerzas (cosa que dudo que ocurra), aquí tiene un bastón donde apoyarse, una mano que la levante y un corazón para darle aún más coraje.