jueves, julio 31, 2008

Madonna, I'm waiting for you!!!!!


Pues sí, hijos míos, que la Suntzu, el Anthony, unos cuantos más y esta pirada tienen entradas para el concierto que la Reina/Diva del Pop da en Sevilla, porque sería imperdonable que nos lo perdiéramos. Años, pero años que llevamos Suntzu y yo hablando de que la acompañaría a ver a Madonna la próxima vez que viniera a España. Y ahora, el 16 de septiembre se hará realidad y, encima, ¡en nuestra ciudad!

He tenido que cambiar mis planes de vacaciones, me iré un día después, pero creo que merece la pena, porque ¡Dios mío, voy a ver a Madonna!

Ya ha contado Suntzu por ahí que estuvimos desde las siete y media de la mañana, ella consiguió las entradas más tarde porque yo corrí hacia otro punto de venta (mi jefa y compis son comprensivos, pero no me quería pasar toda la mañana fuera de la oficina) y tuve la suerte de encontrar menos cola. Y, aún así, hasta las once y pico nada de nada, ¡qué estrés y qué nervios! (una es responsable y quería volver a la ofi, unido al temor de no tener entrada, que las de 96 euros se gastaron en tres cuartos de hora).

Sólo el ambiente de la venta de entradas da una idea de lo genial que nos lo vamos a pasar. Pienso cantar como una loca, gritarle a Madonna, bailar y disfrutar mucho mucho mucho.

¡Dios, qué pedazo de año estoy teniendo!

miércoles, julio 30, 2008

Espíritu festivalero

No lo sabía. Tantos años y tanto desconocimiento propio. O, a lo mejor lo sabía pero intentaba ocultármelo a mí misma... Sí, amigos, soy carne de festival, espíritu festivalero a más no poder, amante de los descubrimientos musicales en vivo... Y me he enterado este año.


Ya sabéis que hace meses me compré la entrada para el Saturday Night Fiber que se celebró en Madrid el pasado 19 de julio, y que iba principalmente por Mika, ya que las chicas con las que iba son megafans. Y allí que me planté yo, en los Madriles, el 18 de julio para saludar a mi hermana y preparar mi día siguiente, que auguraba largo.





Pero no fue largo, fue intenso. A las cinco de la tarde ya estaba por los alrededores del Palacio de Congresos Juan Carlos I, y a las 18:30 disfrutaba de uno de los grupos que descubrí allí y que se van a convertir en uno de mis preferidos para los próximos meses: The Rumble Strips. Unos tíos que a pesar del calor, de la poca peña que había a esas horas en el recinto, y de que poquita gente sabía realmente quienes eran, dieron el todo por el todo, disfrutaron y me hicieron disfrutar con una música muy a mi estilo (que son casi todos en cuanto a música, todo sea dicho).

Y, además, debo confesar que si su música me gustó, su cantante, Charlie Waller, descamisado después del concierto y a pie de público, me gustó un pelín más... Vamos, que me hice una foto agarrada a él más que la mar. Sí, soy baja...



Pero no fueron los únicos que me encandilaron: con Siouxsie pegué botes como una loca; con Babyshambles me descojoné del Pete Doherty, que no se sabe si es mejor que se drogue o que no; y con My Bloody Valentine descubrí que hay músicos a los que les toca un pie si se les oye bien o no (lo sé, los seguidores del grupo me matarán, pero en primera fila esta gente a la que no se le oía cantar sólo eran ruido, y mira que me gustan a mí las guitarras potentes).

Los Hot Chip, previos a Mika, también me dejaron alucinada con su directo. Sus discos no me molan tanto, pero si los podéis ir a ver en concierto os los recomiendo. ¡Destilan un buen rollo! ¡Hasta me puse a tararear sus estribillos y eso que no los conocía!

Y, entonces, llegó Morrissey. Y me dejó flipada. ¡Qué pedazo directo! ¡Qué alma de escenario! ¡Qué voz, Dios mío! Encima, como mi inglés va mejorando, entendí sus comentarios entre canción y canción, que os parecerá una tontería, pero a mí me hizo ilusión.

Le tocó el turno a Mika. Y allí estábamos nosotras, en primera fila, a un escaso metro y medio de él. Luego nos confesó que tenía la voz tocada, pero os juro que yo no lo noté. ¡Qué tío! Realmente tienen razón quienes dicen que me pega que me guste, porque si fuera cantante sería como él, un manojo de nervios y color encima del escenario. Estaba tan emocionada que compartí con Suntzu dos canciones. La desperté a las cuatro y media de la mañana, a la pobre, pero creo que mereció la pena que escuchara, incluso a través del teléfono, mi adorada Happy Ending.





El broche final para tan estupenda noche fue conocer a Mika en persona. Un encanto el chaval, la verdad. Habla español, así que tuvo la deferencia de pararse un ratín con nosotras a hablarnos en nuestro idioma. De hecho, habló individualmente con todos los que tuvimos la suerte de pasar al backstage (muy muy pocos, os lo aseguro). La nota la puse un poco yo, porque cuando estaba hablando con otra chica, delante mía, le quité una pelusa que tenía en la camiseta, que me miró como diciendo 'pero ¿qué haces?' Yo es que soy así de natural...

Y luego, lo que casi hace derretirse a mis compañeras de festival, le pedí que me dejara darle dos besos (no sé por qué, me daba un poco igual, pero se paró delante mía al irse y tampoco tenía mucho más que decirle). Ellas raudas fueron a seguir mi ejemplo, porque, al parecer, este chico es más de dar la mano...

No queda ahí la cosa, porque ya iba bien acompañada, pero en pleno recinto me encontré a uno de mis compis de viaje a Berlín, que no veía desde entonces porque vivimos en diferente ciudad. Aquí os dejo la foto de los dos, que estamos más felices que unas pascuas.



En definitiva, que quiero repetir, que no soy de estar en un camping tres días, pero visitas de una jornada a los festivales me parecen geniales, que se lo pasa uno muy bien, conoce gente, descubre músicas,disfruta de directos, confraterniza y se queda afónico de tanto gritar canciones.

Por si no os ha quedado claro, ¡quiero ir a otro festival!

P.S. Lo sé, es la entrada en la que más signos de admiración he utilizado. Lo siento, es que soy muy expresiva y por escrito no me veis mover las manos...

jueves, julio 17, 2008

Así me siento, así visto... Los pies

Pasa a veces que miras el escaparate de una zapatería y te enamoras. Y sabes que no debes, pero entras, y te calzas los zapatos y subida a sus ocho centímetros de tacón te sientes la reina del mundo y sabes, de verdad sabes, que son tuyos, que encajan en tus pies como hechos para ti... Así que mandas a la porra tus planes de ahorro prevacacionales y gastas (afortunadamente estamos en rebajas), para hacerte con el objeto de tu deseo...


La foto es de A. y la tirita se debe a que bailar cuatro horas sobre esos taconazos tiene sus consecuencias...

sábado, julio 12, 2008

5 de julio de 2008

El mejor cumpleaños de mi vida. Esta es la frase que define al día que titula esta entrada. Por muchas razones, mi 32 cumpleaños quedará marcado en mi memoria. Un día que disfruté desde su comienzo a las doce de la noche (cuando los dos Anthony, Rad y Pili me felicitaron) hasta que terminó, el día después a las nueve de la mañana... Un día intenso y lleno de risas, sonrisas, regalos, sorpresas agradables y descubrimientos.


Cuando había hablado con Anthony de este día hacía unas semanas lo había hecho con cierta melancolía, con cierto deje de tristeza porque tenía la sensación de que, después de dos años sin celebrar el día de mi nacimiento, éste iba a ser igual. Él, como el gran amigo que es, empezó a darme muchas opciones para cambiar esa tónica de pasar sin pena ni gloria por mi cumple: desde pasar el fin de semana en cualquier playa gaditana con Pili y él, hasta irnos a Madrid a unirnos al día del Orgullo, pasando por ofrecerme su casa para montar una fiesta. Finalmente, opté por ocupar su casa desde la mañana del sábado e intentar traer a mis amigos más cercanos (y residentes en Sevilla, que es que los tengo a todos desperdigados) para compartir con ellos mi felicidad.



No estaban todos los que son (algunos vivís lejos), pero son todos los que estaban. No podía creérmelo. Después de una semana de dudas, de incertidumbres, de intentar ajustar agendas, allí estaban mirándome apagar las velas viejos amigos con los nuevos, todos diferentes, todos iguales porque a todos los quiero por igual y a todos siento tan tan cerca, tan preocupados por mí, tan interesados en que logre mi felicidad... No lloré porque estaba demasiado feliz, pero por más veces que diga gracias, no será suficiente.


Mi fiesta fue una vuelta a la infancia con todas las ventajas de ser adulto: los globos y las servilletas de princesa unidas a un montón de comida (consejo, no preparéis tortilla de patatas, salmorejo, pastel de pescado, arroz con pollo al curry, ensalada de pasta, miniempanadas y picoteo para una cena en pleno julio en Sevilla); buena música, su cava para brindar con la tarta ¡de chocolate, por supuesto! (gracias por tu aportación, Rad), y la posterior juerga... ¡Ay, esos bailes con el segundo Anthony!

Lo mejor: verlos a todos, la presencia de Suntzu, las risas antes (Anthony ¡esa compra por el Mercadona! ¡Esa siesta que te dejó sin mis respuestas!) y durante (¡que no dan juego los globos alargados!), hablar con J. y descubrir que, por fin, soy feliz, sola, y que no extraño para nada una vida que ahora sé con total seguridad que no quiero llevar, aunque lo siga echando de menos... Bueno, y ¡los regalos!




No voy a pensar que es que me ven mal conservada y por eso me regalaron los tratamientos de belleza (junto a las cremas que se ven, hay un circuito hidrotermal con masaje relajante); por el contrario, me siento afortunada por lo bien que me conocen: libros, guía de viaje para animarme a cumplir mi deseo, música, cremas, exfoliantes, fotos de recuerdo, juguetes...


Y ni siquiera los hijos de puta que me rompieron uno de los cristales de mi coche y me lo revolvieron entero consiguieron estropearme el día...

...Así que, amigos, MUCHAS GRACIAS.

Las fotos son de R. y mías

jueves, julio 03, 2008

Buenas noticias

Se casó hace poco y, cuando aún no consigo hacerme a la idea de que es una esposa (porque es ella) recibimos la alegría de que va a ser madre, su sueño desde hace bastante tiempo. Aún no me he recuperado de la alegría y la impresión que me dio cuando, mirándonos con una sonrisa en la cara, nos dijo a Suntzu y a mí 'Os tengo que decir algo'. Creo que las dos pensamos en lo mismo, pero sin creerlo hasta que de su boca salieron las palabras 'Vais a ser tías'.

Y es verdad, vamos a ser tías porque será su hijo, porque lo vamos a mimar siempre que tengamos oportunidad, porque las veces que haga falta nos haremos cargo de él y porque estaremos siempre ahí, tan a su lado como al lado de su madre estamos.

Aún no puedo creerlo, si no fuera porque no se me borra de la cabeza la sonrisa de mi amiga, el brillo en los ojos de ella y de su marido, felices, contentos, relajados porque es lo que querían, deseosos...

Estoy segura de que va a ir todo bien, de que van a ser unos padres estupendos, de que van a dejar compartirnos con ellos esta nueva etapa en la que han entrado.

Y aunque un poso de tristeza se acerca a mi corazón, porque sé que la maternidad cambia la vida y, seguramente, no tendremos tantas oportunidades para disfrutar de tiempo juntos, la alegría de saber que ella es feliz, que va a ser más feliz aún, es suficiente para que mi alma vuele y sonría.

¡Muchas felicidades!