lunes, diciembre 13, 2010

Odio los días en los que las pesadillas se me enroscan al cuerpo y no me dejan hasta bien entrada la tarde.
Odio los días en los que el ceño se me frunce y la garganta se me cierra porque me callo muchas cosas que no puedo decir si quiero seguir sobreviviendo.
Odio los días en los que me apetece dar golpes, gritar, dar patadas, porque no puedo hacerlo (porque no se lo merecen muchos de los que me rodean).
Odio los lunes.
Odio los días nublados.
Odio los días en los que todo se junta.