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viernes, diciembre 28, 2012

Me cuesta aceptar cumplidos. No llevo bien el pensar que alguien me quiere, me aprecia, simplemente porque soy quien soy. Aunque yo los haga, me cuesta creer en la sinceridad de los gestos de buena voluntad desinteresados. Y sin embargo, siempre, siempre, tengo a mi alrededor personas que me demuestran continuamente que la bondad existe, que somos buenos por naturaleza.
Xosé llegó a mi vida por este blog. No recuerdo ya cómo fue que dio con En busca... Pero un día empezó a hacerme comentarios. Creó su blog, nos seguimos mutuamente y, un buen día, las palabras blogueras se transformaron en mails, comentarios de face, y largas conversaciones, siempre con un teclado por delante. 
En los creo que ya más de cinco años que nos conocemos no nos hemos visto nunca, pero hemos compartido buenos y malos momentos el uno del otro.
Y siempre me ha sorprendido. Su bondad, su dulzura, su disposición.
Xosé es un currante, trabaja por él y por un mundo mejor. Pendiente de su mujer, pendiente de sus amigos. Sin haber probado uno de sus platos sé que es un buen cocinero. Que es positivo. Que quiere sinceramente. 
Hoy he recibido un gran regalo de él. Bueno, dos. Uno es puramente material: unos libros que han llegado por correo y que aunque fueron pensados en parte como regalo retrasado por mi cumpleaños, para mí (que no tendré regalos en casa este año), han sido mis presentes navideños. El otro, el que me ha hecho llorar de felicidad, han sido sus palabras. Tanto la dedicatoria del libro que él ha traducido (La cocina de Alice B. Toklas, de Black List, desde aquí lo recomiendo); como lo que me ha escrito en su postal navideña me ha llegado al corazón. Y sí, Galicia y Andalucía están al lado. Y sí, hay quien te conoce sin haberte mirado nunca a los ojos.
Jamás creí en que internet pudiera crear verdadera amistad. Pues Xosé (y mi Anita asturiana; y mi Regi...), son la prueba. De que la gente buena está a tu lado y lejos. Pero está. Así que, gracias Xosé, por devolverme mi fe en la bondad humana. Gracias por ser tú.

martes, diciembre 23, 2008

Navidad

Llevaba yo un día un poco así... He tenido que salir a hacer unas compras, y aunque apenas hablo ya en las tiendas por mis problemas de garganta (quien me ha visto y quien me ve), sí que digo gracias y deseo feliz Navidad... Y ni Dios me contestaba, creo que sólo una señora me ha respondido a la felicitación. Así que he vuelto a casa pensando que qué le pasaba a la gente, que hay que ver qué pena que nadie felicite la Navidad y que si será que apenas me sale la voz otra vez o qué...

Sin embargo, ha habido una cosa que me ha levantado el ánimo y me ha devuelto la confianza en el espíritu navideño. Normalmente no miro el buzón de mi casa, pero como estoy esperando las notas de inglés, hoy he bajado a abrirlo. Y no, no estaban mis notas de inglés (Dios, qué intriga). Lo que me he encontrado es una postal navideña que mis compañeros de oficina me han mandado para desearme felices fiestas y una pronta recuperación.

Y, vale, ya sé que es que estoy de un sensible que no es normal, y, vale, en realidad no es para tanto, pero casi me pongo a llorar de la ilusión que me ha hecho. Porque, aunque desde que entré en esa oficina (hace casi dos años ya, Dios mío), siempre he pensado que me llevaba más o menos bien con todos los compis y que, quien más y quien menos, todos me apreciaban, recibir esta postal, bueno, que me ha parecido un detalle, porque no tenían por qué hacerlo, porque, incluso los que hayan firmado porque lo hacían los demás, han mostrado un cierto interés.

Así que, recuperada mi alegría navideña, sólo me queda desearos a todos vosotros lo mejor para las fiestas, que os podáis reunir con la gente que queréis y seáis capaces de decírselo, y que seais completamente felices.

¡FELIZ NAVIDAD!

martes, diciembre 09, 2008

Mis regalos de NYC

No sé si lo sabéis, pero mi hermana, la que se casó, difrutó de su luna de miel en Nueva York. Esta es una de mis ciudades imprescindibles, es decir, uno de esos lugares a los que espero ir algún día antes de que esté demasiado desmejorada como para disfrutarlo. Y como mi hermana no puede pagarme el viaje, decidió traerme un trocito de la Gran Manzana, que me ha encantado.



Pienso lucir esta pedazo de camiseta pero que YA y desayunar cada día con la taza... Porque, digo yo, que si la foto del mar me ayudó a aprobar la oposición (mi objetivo era poder vivir en una casa frente a la costa asturiana), tomar mi té (muy británico por cierto) cada día viendo NYC será un empujoncito para lograr ir este año a 'the USA' (bueno, o el que viene, que la economía anda mal).

Ah, y si consigo descubrir a que altura debo ponérmelos, os pondré una fotita con los vaqueros que también me ha regalado... Pero es que estos americanos tienen el cuerpo raro, os digo yo que los pantalones tienen un corte un pelín especial...

jueves, noviembre 20, 2008

Ser amigos

Hace un año y medio que nos conocemos. Habrá a quien le parezca poco, habrá a quien le parezca mucho para que nuestra amistad sea tan fuerte como es. En mi caso, solo pienso que espero que pueda seguir contando con él a mi lado cuando pase otro año y medio más, y diez años más, y 20 años más...

Nos conocimos en el trabajo. Cuando preguntaba insistentemente y tomaba notas como alumno aplicado en el curso de formación no pensé que pudiera llegar a convertirse en uno de mis amigos. Y, muchas veces es genial que me equivoque, porque no sólo se convirtió en mi amigo, es que es uno de los mejores. Al principio solo era uno más de los del grupo de desayuno que surgió de ese curso. Pero, poco a poco, tostada catalana tras tostada catalana (él acompañada de su vaso de leche, yo con mi descafeinado de rigor) empecé a descubrir la gran persona que había detrás del gran profesional.

Sin apenas conocerme me invitó a que disfrutara de la Nochevieja berlinesa con sus amigos, me incluyó en su grupo, me sacó de juerga cuando lo que más necesitaba era no quedarme en casa pensando, se enfadó cuando me hicieron daño y siempre, siempre, siempre tiene su hombro (y su teléfono y su correo) dispuestos para que me ría con él, le llore un ratito y me queje del universo.

Ha sido capaz de sacarme de mi mundo pequeño y ampliarme las opciones de vida. Me ha demostrado hasta que dejara de pesarme que hay muchas formas de vivir, que una edad no marca unas pautas o una única forma de crecer y es capaz de decirme las cosas como las piensa sin que me sienta atacada.

A pesar de que no siempre estamos de acuerdo sobre la mejor música para bailar, igual me arrastra a sus lugares, que me acompaña a los míos para que movamos el esqueleto hasta que el cuerpo aguante... De hecho, ha logrado desempolvar mis ganas de salir y con él he aprendido que es mejor volver a casa a las nueve que a las cuatro, 'da menos miedo'.

Si tengo dudas de vestuario, sé que él dirá sin morderse la lengua si sí o no, respetando que mi estilo no es el suyo. Se ríe de mí, es verdad, pero porque también sabe reírse de sí mismo. Y buscarle punta a casi todo, e ironizar sobre cualquier tema que me preocupe, y sacar su risa maligna, que muchas veces provoca la mía.

La verdad es que, si cuando volví a Sevilla en marzo de 2007 pensaba que no encontraría más amigos que los pocos que me quedaban, ahora no puedo pensar que mi vida aquí pudiera existir sin su compañía, su casa siempre dispuesta a acogerme (ese perfecto cumpleaños gracias a su generosidad) y los fines de semana de salidas que enlazan los días.

Así que sólo puedo decirle que gracias. Y brindarle, tan bien como él lo hace, mi compañía.

sábado, julio 12, 2008

5 de julio de 2008

El mejor cumpleaños de mi vida. Esta es la frase que define al día que titula esta entrada. Por muchas razones, mi 32 cumpleaños quedará marcado en mi memoria. Un día que disfruté desde su comienzo a las doce de la noche (cuando los dos Anthony, Rad y Pili me felicitaron) hasta que terminó, el día después a las nueve de la mañana... Un día intenso y lleno de risas, sonrisas, regalos, sorpresas agradables y descubrimientos.


Cuando había hablado con Anthony de este día hacía unas semanas lo había hecho con cierta melancolía, con cierto deje de tristeza porque tenía la sensación de que, después de dos años sin celebrar el día de mi nacimiento, éste iba a ser igual. Él, como el gran amigo que es, empezó a darme muchas opciones para cambiar esa tónica de pasar sin pena ni gloria por mi cumple: desde pasar el fin de semana en cualquier playa gaditana con Pili y él, hasta irnos a Madrid a unirnos al día del Orgullo, pasando por ofrecerme su casa para montar una fiesta. Finalmente, opté por ocupar su casa desde la mañana del sábado e intentar traer a mis amigos más cercanos (y residentes en Sevilla, que es que los tengo a todos desperdigados) para compartir con ellos mi felicidad.



No estaban todos los que son (algunos vivís lejos), pero son todos los que estaban. No podía creérmelo. Después de una semana de dudas, de incertidumbres, de intentar ajustar agendas, allí estaban mirándome apagar las velas viejos amigos con los nuevos, todos diferentes, todos iguales porque a todos los quiero por igual y a todos siento tan tan cerca, tan preocupados por mí, tan interesados en que logre mi felicidad... No lloré porque estaba demasiado feliz, pero por más veces que diga gracias, no será suficiente.


Mi fiesta fue una vuelta a la infancia con todas las ventajas de ser adulto: los globos y las servilletas de princesa unidas a un montón de comida (consejo, no preparéis tortilla de patatas, salmorejo, pastel de pescado, arroz con pollo al curry, ensalada de pasta, miniempanadas y picoteo para una cena en pleno julio en Sevilla); buena música, su cava para brindar con la tarta ¡de chocolate, por supuesto! (gracias por tu aportación, Rad), y la posterior juerga... ¡Ay, esos bailes con el segundo Anthony!

Lo mejor: verlos a todos, la presencia de Suntzu, las risas antes (Anthony ¡esa compra por el Mercadona! ¡Esa siesta que te dejó sin mis respuestas!) y durante (¡que no dan juego los globos alargados!), hablar con J. y descubrir que, por fin, soy feliz, sola, y que no extraño para nada una vida que ahora sé con total seguridad que no quiero llevar, aunque lo siga echando de menos... Bueno, y ¡los regalos!




No voy a pensar que es que me ven mal conservada y por eso me regalaron los tratamientos de belleza (junto a las cremas que se ven, hay un circuito hidrotermal con masaje relajante); por el contrario, me siento afortunada por lo bien que me conocen: libros, guía de viaje para animarme a cumplir mi deseo, música, cremas, exfoliantes, fotos de recuerdo, juguetes...


Y ni siquiera los hijos de puta que me rompieron uno de los cristales de mi coche y me lo revolvieron entero consiguieron estropearme el día...

...Así que, amigos, MUCHAS GRACIAS.

Las fotos son de R. y mías

jueves, julio 03, 2008

Buenas noticias

Se casó hace poco y, cuando aún no consigo hacerme a la idea de que es una esposa (porque es ella) recibimos la alegría de que va a ser madre, su sueño desde hace bastante tiempo. Aún no me he recuperado de la alegría y la impresión que me dio cuando, mirándonos con una sonrisa en la cara, nos dijo a Suntzu y a mí 'Os tengo que decir algo'. Creo que las dos pensamos en lo mismo, pero sin creerlo hasta que de su boca salieron las palabras 'Vais a ser tías'.

Y es verdad, vamos a ser tías porque será su hijo, porque lo vamos a mimar siempre que tengamos oportunidad, porque las veces que haga falta nos haremos cargo de él y porque estaremos siempre ahí, tan a su lado como al lado de su madre estamos.

Aún no puedo creerlo, si no fuera porque no se me borra de la cabeza la sonrisa de mi amiga, el brillo en los ojos de ella y de su marido, felices, contentos, relajados porque es lo que querían, deseosos...

Estoy segura de que va a ir todo bien, de que van a ser unos padres estupendos, de que van a dejar compartirnos con ellos esta nueva etapa en la que han entrado.

Y aunque un poso de tristeza se acerca a mi corazón, porque sé que la maternidad cambia la vida y, seguramente, no tendremos tantas oportunidades para disfrutar de tiempo juntos, la alegría de saber que ella es feliz, que va a ser más feliz aún, es suficiente para que mi alma vuele y sonría.

¡Muchas felicidades!

domingo, diciembre 23, 2007

Queridos Reyes Magos


Todos los años escribo mi carta a los Reyes Magos. Lo dejé un tiempo, pero luego lo retomé hace seis años, como un juego de pareja, como una forma de retomar la ilusión de la infancia. Normalmente está cargada de deseos propios, pero este año, como ya no está cerca la persona para quien la escribía, y me he dado cuenta, además, de que está comenzando a haber demasiadas etiquetas 'yo' en este blog, he decidido cambiar mi forma de escribir esa misiva.

Esta vez no será manuscrita, será mecanografiada, y no será para pedir las cosas que quiero para mí, sino que voy a intentar agradeceros todas vuestras visitas con mi regalo para vosotros: un deseo para el próximo año. Mi primera intención era personalizar en cada uno, pero me temo que sois ya muchos (soy afortunada de poder leer a tantas personas que escriben tan bien).

Así que lo que les voy a pedir a los Reyes Magos es que cada uno de vosotros encuentre aquello que está buscando, conserve lo que le dé ahora la felicidad, descubra la riqueza que tiene al lado, se sienta amado y pueda vivir cada momento intensamente, porque es así como se debe vivir la vida.
Un enorme beso para cada uno y ¡FELIZ NAVIDAD!

lunes, diciembre 03, 2007

Gracias Sagutxo

Desde esta tarde estreno nuevo diseño, más limpio, más claro, más naranja en algunos aspectos y con títulos más grandes, como alguno pedía por ahí. Todo ello por obra y gracia de las manos, la mente y la gran generosidad de Sagutxo, a la que he robado parte de su tiempo de descanso para que convierta mi espacio en algo más límpido.
Así que, muchas gracias Sagutxo, por haber embellecido mi pequeño hogar internauta y por aguantar, encima, mis exigencias. Ahora sólo queda seguir llenando de palabras la claridad que ahora tiene este blog.
Y a los demás, ¡que lo disfrutéis tanto como yo!

domingo, julio 15, 2007

Por qué mataría por mis amigos

Últimamente he dejado por aquí algún texto sobre algunos de mis amigos y muchos comentarios hablaban de cómo me refería a ellos, cómo sentía la amistad. Pues por si quedaba alguna duda de por qué soy capaz de hacer lo que sea por quienes están a mi lado, aquí dejo algo que Suntzu me ha dedicado y que me ha hecho llorar (y eso que tras la operación no puedo).
Hace poco ha sido su cumpleaños y no me encontraba especialmente inspirada para escribir nada. Y por no escribir una chorrada, preferí guardar silencio. Acabo de llegar a casa tras pasar unas horas con ella repantingadas en dos tumbonas con la playa de El Portil delante y música de los 60 y U2 de fondo. Un Nestea, un Malibú con piña. A la vuelta, la A-49, Mika y Christina Rosenvinge.
La noche de hoy me ha hecho pensar en cuánto la voy a echar de menos cuando vuelva su norte de su alma, a su Asturias. La conocí hace 13 años, cuando las dos empezábamos Periodismo y al principio (sé que le han dicho esto más de una vez) me pareció muy seria. Pero es una impresión momentánea. Tras su apariencia delicada se esconde una de las personas más fuertes que he conocido. Ha recorrido media España con trabajos sufridísimos y jefes mierdas. Ha sufrido, ha disfrutado y ha sabido superar situaciones que habrían acabado con la voluntad y la paciencia de cualquiera. Harta de todo eso, se atrevió a dar un cambio radical a su vida e ir por un rumbo completamente distinto. Se sacrificó y lo consiguió. Y ese cambio (por suerte para mí) me ha traído de nuevo su presencia. Está hecha un "torbellino de colores", como diría La Faraona: aquafitness, capoeira, natación, el curro, la familia, los amigos... No para, la jodía. La gente le habla, le cuenta su vida. Ella se pregunta si tiene algún cartel pegado en la frente, pero no. Lo que tiene es una de las sonrisas más cálidas que he visto. Hace que confíes en ella, porque sí.
Es mi Pepito Grillo particular. Me obliga a salir (una es de natural perezoso) y me recuerda, como esta noche, que existen muchas formas de vivir la vida, y que cada uno tiene la suya. Que hay que saber dejarse llevar (cosa que también me cuesta) y que la vida es algo más que el trabajo. Siempre escucha con atención y siempre tiene una palabra adecuada. O un silencio acogedor. Con ella resulta fácil hablar, quedarse en silencio, ser una misma, estar.Incluso me hace cantar.
Para Arwen. Gracias por noches como esta.Y por todo lo demás.
Y las gracias se las doy yo a ella, porque ha sabido tirar de mi mano las veces que he visto al suelo desaparecer bajo mis pies.

domingo, julio 08, 2007

Rosas


Cuando alguien me pregunta (normalmente un hombre) si me gustaría que me regalaran flores, siempre contesto que no, sin pensarlo, y lo razono diciendo que para qué, que se marchitan, que no son útiles. Pero miento. Soy una romántica redomada y me encanta recibir flores. Y estas rosas han sido preciosas.