sábado, febrero 02, 2008

Incomprensión


Ha tenido que pasar tiempo, ha tenido que romperse para constatar que lo que pensaba, creía, manoseaba y no quería hacer valer como cierto era la pura realidad de quiénes somos. Por mucho que pudiera prever muchas respuestas, muchas actitudes y situaciones, no dejo de asombrarme por no comprender la reacción ante una separación que podría ser diferente.

Aunque en el fondo se trata de eso, de que sería exactamente igual. Más tarde o más temprano, porque dicen que no cambiamos, pasa que no cambiamos. O sí, pero no hacia los destinos que preferiríamos, porque cada cual debe elegir su camino y su forma y, precisamente por eso, es difícil conjugar dos pensamientos, dos rutas, dos visiones.

Pero sigo sin entender nada. De verdad. No es que no pare de darle vueltas, pero es que cuando creo que lo entiendo me vienes con algo, o descubro algo y ya soy incapaz de encajar las piezas. Porque no se trata de que mi puzzle sea diferente, más bien parece que es tu cabeza la que diverge hacia zonas desconocidas o recovecos que sólo tú llegas a entender para seguir adelante. Porque tienes que seguir adelante y eso lo puedo comprender. Lo que no comprendo son unas palabras que parecen no compenetrarse con las acciones que las siguen.

Y me da pena. No puedo evitarlo. Por mucho que mi corazón poco a poco se vaya desprendiendo de los pesares que lo ataban a ti y a un pasado que se empieza a convertir en eso, por mucho que las lágrimas comiencen a secarse poco a poco y den paso a más sonrisas, por mucho que sepa que es lo que hay y habrá. Es triste, si bien queda la esperanza de que seremos amigos... Cuando no duela.

Porque podemos hablar, y contarnos, y reírnos, y saber lo que pensamos porque estuvimos muy cerca. Sin embargo, habrá que esperar a que nos olvidemos de las caricias, de la sensación de tu cuerpo junto al mío, tus labios besándome, la mirada de desarme...

Y, tal vez, en ese tiempo ya no necesite comprenderlo. O lo haya comprendido. O dé todo igual porque habremos logrado abrirnos caminos divergentes, pero que nos harán todo lo felices que merecemos. Porque, juntos, no podemos.