"...porque todos hemos pensado alguna vez en dejar la vida que llevábamos, y porque en algún momento todos hemos deseado ser otro...". Paul Auster, La noche del oráculo.
Todos hemos deseado ser otro, a veces creo que yo ya soy esos muchos otros, viviendo en mí y dividiendo mi vida en pequeños momentos diferentes, que conforman un mosaico que muchas veces no soy capaz de encajar y que desbarato una y otra vez para encontrar las piezas que creo perdidas, aunque es muy posible que no sean más que retales incrustados en mi corazón y que no tengo la valentía de usar para no ahuyentar a muchos de los que me rodean.
Pero también es verdad que en múltiples ocasiones he pensado en dejar la vida que llevaba. Ahora me encuentro sumergida en uno de esos momentos en los que no sé si estoy huyendo de mí o de una vida que elegí y ahora creo rechazar por sentirme atrapada, una vez más, entre los dos mundos que conforman mi realidad y que, normalmente, mantengo unidos, controlados, pero que, en momentos como este, me llevan a una tesitura demasiado fuerte como para que se diluya en otras muchas actividades y pensamientos con los que intento rellenar mi mente para no darme cuenta de que puedo llegar a sentirme tan vacía llena de cosas como sola puedo estar rodeada de personas, algunas que realmente me quieren.
Es difícil vivir en una dicotomía cuando los sintagmas que la conforman no se perfilan del todo claros frente a mis ojos. Igual que la operación me dejó un velo de misterio que me mostraba una realidad difuminada, mi mente me puede llegar a jugar malas pasadas y perturbar mi sueño y mi vigilia hasta convertirme en una sombra de lo que soy, imbuida en pensamientos, la mayoría absurdos, que no me empujan a otro sitio más que a tropezarme una y otra vez con la misma historia, con mi propio ser dividido y sin saber qué camino tomar, posiblemente porque ni siquiera sé si quiero seguir un camino o prefiero inventarme un viaje volador hacia zonas totalmente desconocidas, en donde todo y todos estén por conocer, descubrir, alimentar mis ansias de lo nuevo que llegan a cansarme porque la renovación implica, casi siempre, abandonos que no tengo claro si estoy dispuesta a hacer.
La tentación de ser otro, de vivir otra vida llega a confundirme por los tesoros que se pueden vislumbrar en su lejanía, pero no puedo olvidar los riesgos del cambio, la aventura de adentrarse en retos que pueden llevarme a sitios de los que luego quiera salir y sólo vea el resbaladizo suelo del desconcierto ante situaciones que no percibí en ese primer giro que puede llevarme a ser diferente siendo yo, o dejar de ser yo y, entonces, verme despojada de las partes de mí que sí quisiera conservar porque me han permitido sobrevivir en todas las ocasiones en las que mis pasos trémulos me han arrastrado a espacios demasiado estrechos para mi pobre corazón.
Ser otro, ser yo en otra vida, sueños que rozamos con los dedos en momentos en los que podemos ser felices, pero deseosos de comprobar qué otras opciones nos quedan en una vida que, por ser sólo una, queremos vivir bebiendo de todas las copas para saciar la insaciable sed de haber agotado todas nuestras opciones, como estandarte de la plenitud de nuestra existencia.
Imagen de www.artemandala.com
8 comentarios:
Eso quien mas quien menos lo ha pensado... Pero realmente no creo que pueda soportar la carga que soporta otra persona... Cada uno tiene sus problemas, sus preocupaciones... y creo que no puede aguantar otras que no sean las que tienen... En definitiva, todos pensamos eso, pero creo que nadie lo soportaría.
Un beso!
Más que ser otro, si he soñado a veces con poder viajar atrás en el tiempo para cambiar algunas decisiones tomadas en una encrucijada. Pero por otro lado me asustaría tener una vida demasiado perfecta.
Si te soy sincero... jamás he deseado ser otro. He podido desear (bueeeno, envidiar) algo de otra persona. Pero no como para desear ser él. Asumo como soy, soy consiente de mis posibiidades y mis limitaciones y, en función de todo ello, trato de disfrutar lo más posible mientras viva.
Es una filosofía simplista. Pero a mi me va bien.
Saludos.
Estoy de acuerdo con Landahlauts, es mejor "envidiar" un poco a otr@, que realmente llegar a querer ser otr@, ya que acaso ese otr@ no tendrá las mismas ideas que uno mismo en su mente?. Realmente cambiar o escoger un camino u otro significa abandonar todo lo anterior?.
Creo que por ese momento todos los mortales hemos pasado o estamos en ello. A mi me funciona aferrarme a lo que realmente quiero en ese momento y dejar pasar lo menos querido y sustituirlo por lo venidero.
Suerte con la elección de el lastre, pero antes de soltarlo, intenta salir de ti y mirarlo desde fuera, ser objetiva y seguro que ves las cosas de diferente forma.
Un beso
Ahhh para que te me animes si deseas queda con Suntzu y nos vemos pa intercambiar cosillas de U2 o simplemente pa tomar coffe con mis nenas. No se si te animaremos pero ... te aseguro que el dolor de cabeza con todo lo que hablamos si te llevas. Otro besillo y animo
Querer ser otro lo entiendo no como querer ser alguien concreto, sino por ser otra persona, otro tú,dentro de ti...
Y, bueno, no es que ahora quiera ser otra persona, pero algo he cambiado, algo ha cambiado en mí, evolución natural o no.
En cualquier caso, me tomo la vida con calma y disfruto siendo yo,como veo que hacéis vosotros, pero sin obviar esas ocasiones en las que me gustaría dar un giro, vivir otras vidas, no de alguien, simplemente diferentes vidas. Y, a veces, hasta lo hago. ¿nunca os permitistéis el juego de utilizar esas partes de vuestra personalidad que, habitualmente, no se ven?
Ah, y m.jesús, te tomo la palabra, no lo dudes. Me encantará oíros, y ver a la pequeña y hablar de música, de libros, de vida, de todo... Ahora estoy de reposo (ya contaré la historia en otro post), pero en cuanto vuelva a salir a la calle, ya buscaremos un encuentro.
Me gusta cómo escribes.
No es que no quiera ser yo, pero te entiendo, porque también quiero ser todas las que no he podido ser.
Un besote.
Publicar un comentario