domingo, mayo 20, 2007

Mi bici y yo

Mi bici no es nueva, ni flamante y, para muchos, ni siquiera bonita. Es una Torrot blanca que tengo desde los doce años y que, desde entonces, me ha parecido la mejor bicicleta del mundo. Ahora, verbigracia del carril bici -hecho a toda prisa y por motivos electorales, pero al fin, carril bici- la he recuperado, la he sacado del polvo y del óxido que la estaban carcomiendo en su soledad y he vuelto a sentir la misma sensación de vértigo de la primera vez que puse mis pies sobre sus pedales.
Mi bici fue el último regalo que me hicieron los Reyes Magos. En los años siguientes fueron mis padres los que me dejaron los regalos de esa noche mágica. Quizás por eso tiene para mí un significado especial, de paso de la niñez a una madurez ‘pequeña’ que, en mi opinión, me llegó demasiado pronto (lo sé, tengo complejo de Peter Pan).
Pero el que fuera mi último regalo hecho por los Reyes no es el único motivo por el que mi bici es especial. La principal razón por la que siento tal apego hacia ella es porque fue mi primer vehículo, mi primera posibilidad de irme lejos, sin dar explicaciones, sin depender de nadie. Era más grande que yo (lo sigue siendo, no he cambiado mucho desde los doce años) y me hacía sentir más grande, más libre, con el viento en la cara, sin pensar en nadie que no fuera yo, mirando al cielo, viendo los pájaros, las gaviotas que tanto me gustan porque me recuerdan el mar.
De mayor sólo he sentido esa sensación cuando me compré el coche. No soy de correr mucho, pero salir a una carretera, meter la quinta y ver el paisaje pasar a mi alrededor me libera, me demuestra que puedo, con lo que sea, me hace disfrutar.
Por eso ahora, cuando voy al trabajo en mi bici, no pienso en las horas que me esperan, o si estoy donde quiero estar o no, simplemente le sonrío a la vida y dejo que mi mente vague hacia esos años en los que aprendí a bajar de una bici tan grande para mí sin partirme la crisma, comprendí que soy yo la señora de mi vida y descubrí que puedo hacer lo que me proponga si me atrevo, si me lanzo, si pedaleo más y más fuerte.

9 comentarios:

UnaExcusa dijo...

Cuando leo estas cosas, me entran ganas de aprender a montar en bici...

Suntzu dijo...

¡Qué bien! Otra que tampoco sabe... No sabes lo feliz que me haces, unaexcusa, porque todo el mundo me mira como a un bicho raro en cuanto digo que no sé montar en bici.

La verdad, Arwen, es que después de leer cosas como esta, casi estoy por pedirte que me enseñes este verano...

Isabel Sira dijo...

Yo os enseño a las dos encantada. Es una sensación chula ir en bici, nos vamos a un sitio donde la caída sea en blando y ya está, sin problemas. Y si os raspáis alguna rodilla, mejor, así demostramos que seguimos siendo unas niñas.

Ginger dijo...

Lo que yo no controlo son los patines, que aunque siempre me han fascinado, no tienen ni de lejos el encanto de una bicicleta (y si es vieja y oxidada, mejor).

Un saludo!

Francisco José Najarro Lanchazo dijo...

Voy a coger yo mi bici, :-)

Isabel Sira dijo...

Me alegra leeros, si consigo que la gente use más la bici,menos gases contaminantes para la atmósfera. Eso sí, mejor si existe carril bici, que por los tramos que voy por la calzada ando con mil ojos y, aún así,algún coche se pasa de la raya.

Suntzu dijo...

Cambio de nombre y dirección. Mi nueva dirección es "ytotalpaque.blogspot.com".

cambio refinitivo.

Ilse dijo...

De este post me dan envidia tres cosas:

1. Que sepas montar bien en bici. Yo me caí por una cuesta en Agosto de 1990, me arrasé medio cuerpo y desde entonces apenas he montado dos o tres veces más.

2. Que sepas conducir. Me he apuntado tres veces a una autoescuela, he pagado y luego ya no es que no me examinara es que alguna vez no fui nunca a las clases.

3. Que descubrieras lo de los reyes... ¡¡a los doce años!! Bendita inocencia, hija!

Isabel Sira dijo...

Ya dije que tengo complejo de peter pan y cuatro hermanos mayores para que me protegieran algo. Y lo de conducir el coche:mi teoría es que uno aprende y se saca el carnet cuando realmente lo necesita en su vida, y se ha cumplido con varias personas que conozco. Así que, si no lo tienes, es porque te es prescindible lo que es mucho mejor que pagar un coche que siempre es gasto.
Lo de la bici tiene más difícil solución: enfrentarse al miedo y cogerla otra vez...Con una mano amiga que te sujete.