miércoles, mayo 30, 2007

Roja sangre que, caliente,
corre por las venas azules
de los vivos que creen vivir
sin saber que, cerca,
cerca está ya su muerte.
Entonces, la roja sangre
caliente y a la vez fría
caerá sobre los cuerpos
que inertes esperan su llegada
sin amarlo fuertemente
para no perder una mirada
ni errar en su vida.
Facultad, año 96, aproximadamente
Este texto siempre me ha gustado, por eso he querido dejarlo aquí. No sé qué me lo inspiró, ni por qué me atrae irremediablemente, quizás porque nunca he soportado ni soporto la visión de la sangre. Me provoca una sensación de la llegada de lo inesperado que, a la vez, sabes que es inevitable. No sé, simplemente me gusta...

2 comentarios:

UnaExcusa dijo...

Siempre quise saber quién soy realmente, y por eso no lo he sabido ni lo sabré.

Y seguía. Seguía una frase inspiradísima que ahora no recuerdo: algo así como que no habías sabido apresar todas tus contradicciones. Es el texto de nuestra Facultad que más me gusta de los que escribiste en aquella revista en la que yo jamás publiqué. De todos modos, aprendimos: carpe diem

Isabel Sira dijo...

Lo buscaré para dedicártelo. Lo recuerdo vagamente, pero sé lo que quería decir, porque sigo queriéndolo decir muchas veces. Y sí, algo aprendimos.