Es curioso que ha sido al dejar de ejercer cuando más me he planteado qué es el periodimos para mí. Supongo que mis reflexiones comenzaron como una necesidad extrema de convencerme a mí misma de que no me estaba equivocando por dejar de lado la profesión que siempre he querido tener y que tanto me llena. Luego, cuando la tranquilidad me llegó al alma y descubrí que mi felicidad, mi respiro y mi vida son más importantes que un trabajo, mis pensamientos hacia el periodismo han variado, pero la reflexión se mantiene.
Ahora que hago otra cosa, algo que, afortunadamente me está gustando, me atrevo a mirar atrás y al presente, al periodismo que me rodea y pensar cómo llegué hasta aquí, cómo pasé de tener la necesidad imperiosa de seguir participando de la realidad a través de mis propios ojos a vivir la realidad intensamente, pero la mía, no la de otros.
La causa está en que no soy una periodista a la moda, soy la periodista que siempre quise ser, no la que los demás esperan. Efectivamente, soy una periodista de calle, no de Parlamento, ni de Ayuntamiento, ni de empresa, ni de asociación, sino alguien que quiere estar cerca del que necesita ser escuchado, alguien que intenta sacar lo que hay debajo.
No soy mejor periodista que nadie, ni siquiera tengo la panacea de la profesión y me equivoqué muchas veces, pero quiero y necesito ejercer a mi manera y con los objetivos que creo que hicieron levantarse al primero que cogió pintura y empezó a plasmar lo que ocurría a su alrededor, por si a alguien le interesaba.
No sirvo para estar en un despacho ni para esperar una llamada. Apenas valgo para mostrarme interesada en algo que pienso que a nadie le interesa y, sobre todo, no estoy dispuesta a dar un titular sin ni siquiera escuchar a quien será la noticia. Y todo eso formó parte de mi vida en mis últimos momentos ejerciendo.
Es verdad que me escudé en jefes inútiles (creo que he sido la española con la media más alta de jefes inútiles por trabajos realizados), en distancias imposibles de personas que quería, en una baja autoestima galopante, pero todas estas cosas ya me atacaron en el pasado y sobreviví. Fue, por tanto, la suma de todas ellas y el desenmascaramiento de hacia dónde estaban llevando el periodismo que amo lo que me convenció de dejarlo todo y tirar para otro lado.
Lo sé, fui cobarde, pero me lo merecía. Me pasé ocho años luchando, por mí y por muchos que, por supuesto, ni se enteraron, y me llegó el descanso del guerrero. Dejé el relevo a amigos que siguen en la brecha, y a ellos les presto mi ánimo.
Sigo queriendo practicar el periodismo, sigo queriendo cambiar cosas, si bien, esta vez, lo haré desde el otro lado.
Y derramaré más lágrimas por haber saltado la barrera, pero no os preocupéis, porque seguiré siendo periodista, escribiendo y peleando por lo que creo.
6 comentarios:
Sabes que lectores no te van a faltar...
Muchas gracias, lo tendré en cuenta.
Hija mía, pero si tú sabes lo que es esto... Periodismo de vocerío, es lo que hay ahora... Yo convoco una rueda de prensa, tú vas y lo cascas... Menos mal que no era vocacional, que lo estudié por irme de mi casa y porque pensé que algo se escribiría... Creo que el palo del ejercicio del oficio (qué mono me ha quedao) ha sido más gordo para quienes sí querían ser periodistas. Ya ves: yo trabajo en una radio y la radio hablada me exaspera...
En cambio yo siempre quise trabajar en radio (ya sabes que no me callo ni debajo del agua) y nunca pude. Ah, y sabía a lo que me enfrentaba, desde que decidí ser periodista. Lo que no pensé es que acabaría cansándome. En fin, al menos ahora soy feliz y lo fui de periodista, aunque fuera a rachas.
No sé qué significa estar del otro lado del periodismo porque, estando en el lado que se suponía el correcto, siempre sentí que las cosas no debían de ser así...
¿Y sabéis qué?, que lo mejor de tanta hora perdida en tanto pasillo a la espera del bla, bla, bla predeterminado era la gente con la que lo compartías! (Aún recuerdo unas carreras por la Asamblea persiguiendo a algún que otro diputado....)
Con el otro lado no me refería a nada malo, ¿eh? ERa que soy de calle y nada más. Y yo también recuerdo ciertas carreras...Tenemos que vernos palmiralis, a ver si pasan las elecciones y voy o venís...
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