No hay nada mejor como criticar al mundo (o parte de él) para acabar quedando como un idiota. Hace muy pocos días eché pestes sobre el romanticismo, aunque luego me confesé una romántica impenitente. Critiqué mi suerte por no vivir en un cuento de hadas y hoy voy a tener que rectificar.
No me he convertido en princesa, pero, gracias o sin tener nada que ver con seguir soñando y creyendo en el romanticismo, los Reyes Magos me han traído este año un viaje a Roma. Debo decir que mis Reyes Magos ha sido sólo uno, y que vive conmigo, así que más mérito tiene aún un regalo que no me esperaba para nada.
Definitivamente, ser romántico tiene sus ventajas, porque te quedas con las ganas millones de veces, pero la vez que tu vida se empieza parecer a las películas supera con creces cualquier sueño que hayamos podido tener. Así, sí, voy a seguir siendo una romántica de por vida.
No me he convertido en princesa, pero, gracias o sin tener nada que ver con seguir soñando y creyendo en el romanticismo, los Reyes Magos me han traído este año un viaje a Roma. Debo decir que mis Reyes Magos ha sido sólo uno, y que vive conmigo, así que más mérito tiene aún un regalo que no me esperaba para nada.
Definitivamente, ser romántico tiene sus ventajas, porque te quedas con las ganas millones de veces, pero la vez que tu vida se empieza parecer a las películas supera con creces cualquier sueño que hayamos podido tener. Así, sí, voy a seguir siendo una romántica de por vida.
1 comentario:
Para que veas.
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