La esperanza es lo último que se pierde. La esperanza es verde. No, es naranja, roja, amarilla, lila, rotunda, multicolor porque puede inundarlo todo, iluminarlo todo, secar las lágrimas, levantar los ánimos, provocar sonrisas, recobrar miradas, alzar mundos, acabar palabras inacabadas.
Da igual lo profundo que sea el agujero, la poca luz que se vea al final del túnel, en el corazón siempre queda el minúsculo resquicio que se llama esperanza, raíz imposible de arrancar que da fuerzas en la flaqueza y recuerda que la vida está para vivirla y hay que continuar porque siempre podrá venir algo peor, pero también algo mejor que devuelva a nuestros días el brillo de cualquier tiempo pasado que ahora nos parece mejor, pero que, en su momento, pudo ser tan gris como cualquier foto envejecida por el paso del tiempo al estar olvidada en algún rincón oscuro en el que castigamos los malos sabores que pretendemos erradicar de nuestros recuerdos.
No hay pena sin esperanza porque hay que sobrevivir, pero también porque está en nosotros la capacidad absoluta de reponernos y saber vivir los malos tragos y llegar a convertirlos en buenos o, al menos, transformarlos con el color de la esperanza para alcanzar unas metas mucho más halagüeñas, como es la felicidad que todos buscamos.
Y porque la felicidad está en las pequeñas cosas, la esperanza no necesita más que ese minúsculo espacio para germinar y crecer, poco a poco, desde el corazón hasta extenderse por todo el cuerpo y atacar el alma que se siente decaer. Cuando llega al espíritu es ya imposible desprenderse de ella. Deja de ser esperanza para ser realidad, porque vivimos lo que nos hizo mirar más allá de lo que provocó la despesperanza o la tristeza, miramos a la luz que creíamos perdida.
Suntzu me pidió que escribiera de la esperanza, pero más que escribirla puedo sentirla, porque siempre la he tenido, porque siempre me he apoyado en ella.
12 comentarios:
La esperanza es lo últimos que se pierde...justo antes de perder la vida.
¿Tanta rotundidad y no te identificas? ¿Quién eres, anónimo?
Y menos mal que sus raíces se pierden en la profundidad de los propios abismos, porque sin ella...
Disiento, con permiso, del anónimo. Se puede esconder cuando te anuncian la muerte pero cuando ésta es inminente, cabalga de nuevo esperando vaya usted a saber qué.
Un beso.
Moony, mientras no sea con ánimo violento, opina y disiente siempre que quieras o te salga. Por mi parte, quizás el sentido que quiso dar el anónimo es igual a tu interpretación... Quizás nos lo aclare.
Y sí, a mí la esperanza me salvó muchas veces de mis propios precipicios.
Acojonante el hecho de estar leyendo el post y justito sabes la canción que suena en mi ordenador? Para que tu no llores así ... no pierdas la esperanza ... (me encanta) sé que llegará ... llegará ...
A ver que me concentro y me recupero de la coincidencia! Voy leete!
Ná nena, me has dejao sin palabras.
En homenaje a las tuyas, pongo la canción otra vez y la grito!
Es una canción que me da animos pero que muchas veces, no sé porqué, me hace llorar.
Curioso!
En cualquier caso libero esperanzadamente.
Gracias.
Que no nos pase nada realmente grave como para que entonces nos demos cuenta de lo desagradecidos que somos con la vida, con el vivir.
Un besín, Arwen!
PD: En breve, tu foto, que ya tengo movilazoooooooo! MUAAA!!
Ana, es que hay textos que unidos a canciones..., aunque achaco más a la música tu estado de ánimo. Y sí, grita, que descarga mucho y devuelve la esperanza.
Teillu, pues nada, miraré en tu perfil tu mail para que tengas el mío. Y tienes razón, deberíamos estar más agradecidos por la vida que se nos brinda.
Cuando pienso en "esperanza", irremediablemente me viene a la mente la última peli de Fatih Akin: "The Edge of Heaven"; curiosamente, trata sobre la muerte.
Salud esperanzil!
Juan, bienvenido. Buscaré esa película.
Argh. Yo es que oigo (leo) la palabra "esperanza" y me sale un sarpullido...
Pues a mí me encanta la esperanza.
Publicar un comentario