martes, mayo 20, 2014

Descenso a los infiernos

Paso a paso y lento bajaba a los infiernos. No iba asustado. El fuego purifica y si es personal, posiblemente más. Era un descenso voluntario, obligado por unas circunstancias externas que no dejaban más opciones a quienes tenían un mínimo de dignidad humana y algo de razón y cariño a la vida. Ya había dejado atrás la mitad de un equipaje que le había estado pesando demasiado desde el momento en que salió del útero materno y sus ojos se posaron sobre una realidad que no parecía hecha para él. No estaba hecha para nadie que mirara. Sólo los ciegos aguantaban esa parcela de sociedad útil que no era más que un espejismo de lo que era verdaderamente ser humano.
Tarareaba. Cualquiera se lo habría imaginado con la vista fija en el suelo, los hombros caídos, el paso arrastrado y los brazos bamboleantes a ambos lados de su robusto cuerpo. Sin embargo, él caminaba erguido, tarareando, la mirada fija en el horizonte en el que, cada vez más cerca, se percibían las llamas, los hombros hacia atrás y la marcha marcada por igual por brazos y piernas rítmicamente. Hay que vivir sin miedo, incluso cuando suponga bajar al abismo que cada uno lleva dentro. 
Esta vez parecía definitiva. Los dedos acusadores, las miradas que gritaban 'loco', las murmuraciones más que a sus espaldas a su cara, mostraban que sus pasos no iban mal encaminados. Pero, sobre todo, era la ligereza cada vez mayor que sentía lo que le hacía reafirmarse en su propósito. Lo iba a conseguir. Así que la melodía iba empapándole y llenando el aire. Sugería espacios, paisajes, palabras y momentos que llenarían una vida, la suya, únicamente con lo que él eligiera. Para bien y para mal.

Dedicado a V. por inspirarlo, por escuchar mi ascenso de mi infierno personal y por compartir.

2 comentarios:

Argax dijo...

Ser, del verbo ser; no parecer ni estar, no. SER Humano.

La verdad es que veo que eres buena entendedora así que pocas palabras bastarán.

Dos claves has encontrado. Una, la utilidad como lugar favorito para esconderse cuando jugamos al escondite como los niños que no hemos dejado de ser. La otra, la calma, bajar a los infiernos como el que va a compara el pan un domingo para hacerse una tostada con dos dedos de jamón.

Un beso.

Isabel Sira dijo...

En estos días estoy aprendiendo a ser, por eso es tan importante para mí. La utilidad me viene de un libro magnífico que me recomendó mi librera: 'La utilidad de lo inútil' de Orcini. Magnífico.
Gracias por considerarm buena entendedora. Escucho (básico para poder entender), que creo que es una de mis mejores cualidades, teniendo en cuenta que también hablo muchísimo (y siempre parece que quien habla tanto no sabe escuchar).
Bienvenido, Argax.