miércoles, mayo 28, 2014

Asustada

Estoy asustada. Me gustaría decir que no. Me encantaría no estarlo. Pero estoy asustada. Me da miedo que las decisiones que estoy tomando me aten a un sitio en el que no querría estar siempre, me asusta equivocarme en desprenderme de ciertos lastres que, puede que no lo sean al final. Me da pavor que vuelva al camino que llevaba antes y que me conducía irremediablemente a la infelicidad, que era la infelicidad, que era cruel para mí y la que me hacía daño era yo.
Así que me da miedo avanzar y me da miedo que el avance sea en realidad quedarme quieta. Y me da miedo que avanzando vuelva atrás, al dolor, a la tristeza, a hacerme daño y a hacérselo a los que quiero. Porque la niña enfadada que aún está en mí, aunque cada vez crece más y cada vez está más calmada, se rebelaba contra el abandono dañando y atacando a muerte. Y no quiero volver a eso.
Sin embargo, con miedo, me siento ligera y sonrío. Sonrío porque nunca había mirado tan adentro. Antes no  me había atrevido a querer cambiar tantas cosas que me hacían chocarme contra los mismos muros una y otra vez, por las que elegía personas equivocadas o a las correctas, pero en unas relaciones que yo convertía en insanas y las mataba lentamente o de forma brusca. 
Así que, asustada o no, seguiré adelante. Pisando las piedras y sin miedo a las heridas porque, realmente, la sangre la derramé hace mucho tiempo.

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