La sensación de pasar las manos por las páginas de un libro que vas a empezar sólo podría comprenderla quien siente lo mismo. El sentimiento que provocan las primeras palabras que empiezas a leer podría compararse con las mariposas del enamoramiento.
Para mí cada libro es un mundo. No sólo una historia, un mundo en el que perderse, reencontrarse, buscarse o reinventarse. Un lugar en el que olvidarse para no ser encontrada, o un camino para salir hacia donde no sabías que querías dirigirte.
Da igual que pase temporadas de apenas leer o que lea de forma convulsiva o compulsiva.
Las palabras siempre me esperan, las palabras siempre están ahí como refugio.
Como leí hace poco: "Cansado de no entender la soledad que le rodeaba, se refugia en la lectura como si fuese el hogar que nunca tuvo". Pero con una pequeña diferencia. Para mí los libros siempre fueron mi hogar, siempre lo tuve.
2 comentarios:
Me siento totalmente identificado con esta entrada...
Me encanta :)
Emil, bienvenido y me alegra que esta entrada te haya llegado.
Intentaré vichear tu blog.
Publicar un comentario