domingo, febrero 26, 2012

Los pasos quedos resonaron en sus oídos, sacándola de su ensoñación. No sintió temor. Conocía qué preludiaba ese ritmo cadente que se acercaba y decidió abandonar por unos instantes los planes que le hacían volar hacia lejanas tierras perdidas.
En unos pocos minutos, la realidad le hizo comprender que las vueltas en su cabeza no la harían acercarse más a su sueño.

2 comentarios:

M. Jesús dijo...

Ya te lo dije, pero no pude resistir la tentación de volver a decirtelo. Me encanta como y que escribes. Por favor sigue haciendolo.

Isabel Sira dijo...

Eres un solete.