Se acabó. Terminé. La felicidad arrambló con todo y ya no necesito seguir regulando mi serotonina de forma artificial. Después de cinco meses duros, de dudas, de no saber si podría volver a no necesitar tomar nada (porque sí, la duda llega), de trabajo conmigo misma, de pelearme y de ganarme, soy libre.
Soy perfectamente consciente de que hay personas que necesitan estar toda su vida en tratamiento. Y no me parece mal.
Pero yo lo empecé por cosas tan externas a mí que me negaba a que pudieran conmigo. Acepté la ayuda, pero ahora me toca a mí tomar totalmente las riendas. Puedo. Lo hago. Lo haré.
2 comentarios:
Enhorabuena! Gran victoria personal, el día en que te das cuenta de que puedes volver a montar la vida sin estribos quimicos
Graciaaas, aún sigo de subidón! ¡Y sin pastillas! :P
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