Las risas resonaron en toda la sala. Eran como el cristal que brilla, deslumbra, ilumina y estalla en mil destellos de luz brindando la más absoluta belleza.
No podía evitar la sonrisa perenne ni las carcajadas, cuando quienes la rodean la quieren y la muestran, la hacen lo que es, porque ellos reflejan ese cristal exquisito.
Cristal como diamante. Con el calor del fuego que talla el cristal.
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