La frustración hervía en su sangre. Haberlo tenido tan cerca para luego verse sin ello la dejaba con un picor en la punta de los dedos y una rabia interna que no sabía por dónde escapar.
No había dónde agarrarse, así que se armó de valor y usó su propio cuerpo de amarre a la dureza que la atenazaba.
Podría haber optado por usar improperios, pero esta vez decidió sacar pecho y dejarlo pasar.
Ya habría momento para la venganza.
1 comentario:
Como dijo esa gran filosofa del siglo XXI "dientes, dientes .. eso es lo que le jode".
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