Hace un año y medio que nos conocemos. Habrá a quien le parezca poco, habrá a quien le parezca mucho para que nuestra amistad sea tan fuerte como es. En mi caso, solo pienso que espero que pueda seguir contando con él a mi lado cuando pase otro año y medio más, y diez años más, y 20 años más...
Nos conocimos en el trabajo. Cuando preguntaba insistentemente y tomaba notas como alumno aplicado en el curso de formación no pensé que pudiera llegar a convertirse en uno de mis amigos. Y, muchas veces es genial que me equivoque, porque no sólo se convirtió en mi amigo, es que es uno de los mejores. Al principio solo era uno más de los del grupo de desayuno que surgió de ese curso. Pero, poco a poco, tostada catalana tras tostada catalana (él acompañada de su vaso de leche, yo con mi descafeinado de rigor) empecé a descubrir la gran persona que había detrás del gran profesional.
Sin apenas conocerme me invitó a que disfrutara de la Nochevieja berlinesa con sus amigos, me incluyó en su grupo, me sacó de juerga cuando lo que más necesitaba era no quedarme en casa pensando, se enfadó cuando me hicieron daño y siempre, siempre, siempre tiene su hombro (y su teléfono y su correo) dispuestos para que me ría con él, le llore un ratito y me queje del universo.
Ha sido capaz de sacarme de mi mundo pequeño y ampliarme las opciones de vida. Me ha demostrado hasta que dejara de pesarme que hay muchas formas de vivir, que una edad no marca unas pautas o una única forma de crecer y es capaz de decirme las cosas como las piensa sin que me sienta atacada.
A pesar de que no siempre estamos de acuerdo sobre la mejor música para bailar, igual me arrastra a sus lugares, que me acompaña a los míos para que movamos el esqueleto hasta que el cuerpo aguante... De hecho, ha logrado desempolvar mis ganas de salir y con él he aprendido que es mejor volver a casa a las nueve que a las cuatro, 'da menos miedo'.
Si tengo dudas de vestuario, sé que él dirá sin morderse la lengua si sí o no, respetando que mi estilo no es el suyo. Se ríe de mí, es verdad, pero porque también sabe reírse de sí mismo. Y buscarle punta a casi todo, e ironizar sobre cualquier tema que me preocupe, y sacar su risa maligna, que muchas veces provoca la mía.
La verdad es que, si cuando volví a Sevilla en marzo de 2007 pensaba que no encontraría más amigos que los pocos que me quedaban, ahora no puedo pensar que mi vida aquí pudiera existir sin su compañía, su casa siempre dispuesta a acogerme (ese perfecto cumpleaños gracias a su generosidad) y los fines de semana de salidas que enlazan los días.
Así que sólo puedo decirle que gracias. Y brindarle, tan bien como él lo hace, mi compañía.
Nos conocimos en el trabajo. Cuando preguntaba insistentemente y tomaba notas como alumno aplicado en el curso de formación no pensé que pudiera llegar a convertirse en uno de mis amigos. Y, muchas veces es genial que me equivoque, porque no sólo se convirtió en mi amigo, es que es uno de los mejores. Al principio solo era uno más de los del grupo de desayuno que surgió de ese curso. Pero, poco a poco, tostada catalana tras tostada catalana (él acompañada de su vaso de leche, yo con mi descafeinado de rigor) empecé a descubrir la gran persona que había detrás del gran profesional.
Sin apenas conocerme me invitó a que disfrutara de la Nochevieja berlinesa con sus amigos, me incluyó en su grupo, me sacó de juerga cuando lo que más necesitaba era no quedarme en casa pensando, se enfadó cuando me hicieron daño y siempre, siempre, siempre tiene su hombro (y su teléfono y su correo) dispuestos para que me ría con él, le llore un ratito y me queje del universo.
Ha sido capaz de sacarme de mi mundo pequeño y ampliarme las opciones de vida. Me ha demostrado hasta que dejara de pesarme que hay muchas formas de vivir, que una edad no marca unas pautas o una única forma de crecer y es capaz de decirme las cosas como las piensa sin que me sienta atacada.
A pesar de que no siempre estamos de acuerdo sobre la mejor música para bailar, igual me arrastra a sus lugares, que me acompaña a los míos para que movamos el esqueleto hasta que el cuerpo aguante... De hecho, ha logrado desempolvar mis ganas de salir y con él he aprendido que es mejor volver a casa a las nueve que a las cuatro, 'da menos miedo'.
Si tengo dudas de vestuario, sé que él dirá sin morderse la lengua si sí o no, respetando que mi estilo no es el suyo. Se ríe de mí, es verdad, pero porque también sabe reírse de sí mismo. Y buscarle punta a casi todo, e ironizar sobre cualquier tema que me preocupe, y sacar su risa maligna, que muchas veces provoca la mía.
La verdad es que, si cuando volví a Sevilla en marzo de 2007 pensaba que no encontraría más amigos que los pocos que me quedaban, ahora no puedo pensar que mi vida aquí pudiera existir sin su compañía, su casa siempre dispuesta a acogerme (ese perfecto cumpleaños gracias a su generosidad) y los fines de semana de salidas que enlazan los días.
Así que sólo puedo decirle que gracias. Y brindarle, tan bien como él lo hace, mi compañía.
8 comentarios:
Muchas gracias. Es un bonito regalo de cumpleaños. Ya sabes que yo también he aprendido que existen otras formas de ver las cosas, a tu forma de Ana Rosa, porque resulta interesante congeniar con gente que ve las cosas igual y distinto a la vez.
Por que a los dos nos gusta reír y bailar; contarnos las pequeñas cosas que nos pasan, que son también importantes; conocer gente nueva; aprender...
Muchos besos.
Muchos besos a ti. Tuve mucha suerte eligiendo plaza al azar. :D
Mira tú qué suerte tenéis los dos de estar juntitos. Vaya par de dos. Bonita que es la amistad.
:)
Oye, pues feliz cumpleaños -al homenejeado, no a la escritora-...
Vaya un texto precioso que acabo de leer, Arwen; tengo el vello de punta (de veras).
Felicidades por esa amistad!!!
Y un besito, claro!
Enhorabuena no sólo a ti, también a él.
Besos.
Los amigos son nuestra otra familia. Felicidades y a cuidarlo.
Random, sí, mucha suerte. Besos
FLaC, se da por felicitado :D
Teillu, es que cada día tengo más claro que tengo muchísima suerte de estar rodeada de gente especial. Besos
Peritoni, besos!!!
Justo Efter, eso es lo que pienso. Y en eso estamos, en cuidarnos. Besos.
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