martes, noviembre 14, 2006

Paranoias

Luces infinitas,
que acompañáis mi alma
¡cómo amo vuestro calor!
Convertistéis mis pasos
en redoble de hilos
de soldados fuertes
ganadores sin temor.
Dulce caliz entrañable,
que sentí en mis labios.
Amarga lucha su lejanía
Sol crepuscular
que le mande la savia
tomada por mí aquel día.
Alimento de mi alma
iluminado por singular rima,
aquella que las luces mandan
inscritas en los círuculos de la vida
que le acercaron a casa,
hogar cambiado a mejor
por el líquido cristalino
y frágil que me diste.
Dolor abandonado sin más
por felicidad alboreada,
pasé entre sus pasos
y pisé sus pisadas
hasta sentirme seguida
por áquel que seguí.
Volviendo atrás miré,
¡oh, luces infinitas,
brillastéis para mí!,
encontrando aquel cáliz
que sin prisas bebí
dulce, entrañable,
sólo su partida fue infeliz.
Amor loco y tranquilo
jamás confesado antes,
verdadero anhelo vibrante
camino que seguiré en vivir
sueño hecho realidad
jamás pensado antes,
Cristalina mirada
en prisión de oro
y plata, atadura
incierta, así creí.
Al volver sobre mis pasos
con los suyos me vi,
ojos atentos interrogantes
por los que vivo ahora
y la bruma lo oculta
pero yo lo siento
y confío en amar
aquello que perseguí.
Febrero o marzo, 1996.
Esta es la prueba de que topito Medel y Baudelaire tienen graves efectos secundarios en quienes les hagan caso. Afortunadamente, nunca quise ser poeta.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya decía yo que me sonaba el textito...

Isabel Sira dijo...

Pero es original, ¿eh? y no sabía que lo hubiera leído nadie antes... ¿O te suena porque es paranoico total? Pos si vieras la de cosas que he encontrado...En fin, no sé si era bueno o malo estar tan loca, pero ya, a veces, echo de menos esa sensación.

Anónimo dijo...

Pues lo he leído antes, así que me lo darías en la Facultad... Pensé que lo habías publicado en ese Carpe Diem que te tengo que fotocopiar cuando lo encuentre (sé que lo tengo: lo que no sé es en qué carpeta).

Isabel Sira dijo...

No hay prisa con lo del Carpe Diem. Si lo encuentras bien, y si no, culpa mía por dejárselo a quien no debía.
Por cierto, prometo no volver a escribir ningún poema, pero tampoco destruiré los ya escritos. No dejan de ser parte de mí.

Anónimo dijo...

A mí me gustan tus poemas, petarda. A ver por qué no vas a volver a escribirlos, si tienes la suerte de poseer ese medio de comunicación (del que yo carezco, dicho sea de paso).

Isabel Sira dijo...

Me parece a mí que tu poesía es bastante mejor que la mía, al menos más sincera, más desgarrada, más completa...Yo hace años que aprendí demasiado bien a no descubrirme ni en lo que escribo. Y eso que no paro de hablar.
De todas formas, gracias por el piropo.

Suntzu dijo...

Pues yo dio que me gusta mucho lo que escribís las dos y que la literatura "bloggeril" (cuanto menos) perdería mucho si dejasais de escribir poemas por paranoias personales. Así que, Isa, aplícate el cuento, y cuelga más poemas...