Dejar ir.
Dejar ir lo que fue. Lo que nació distinto para cada uno. Lo que no existió.
Dejar ir lo que se deseaba y ahora da miedo. El miedo mismo de antes. Y el de ahora.
Dejar ir el peso y la opresión. Las ganas de una libertad que era falsa.
Dejar ir lugares, personas, sensaciones, recuerdos (ciertos, falsos).
Dejar ir sueños, pesadillas, ideas, fragmentos.
El me dice qué hace.
Yo le cuento qué siento.
Comprender que hay incomunicación que surge de las entrañas.
Aprehender que hay comunicación que no necesita lenguajes, pero es difícil de sobrellevar cuando no se expresa.
Ver el globo que se eleva y serlo.
Acariciar el fino hilo que lo sujeta y sentir el escalofrío suave.
Dejar que su reflejo en el sol se convierta en la luz solar porque hay sombras más reales que los cuerpos.
Fluir.
Como aguas cristalinas.
Estancarse en juncos que se doblan al viento como yo debería y no recuerdo haber hecho.
Dejar ir.
Que alguien me enseñe cómo hacerlo.
Para R.M. por estar, por escuchar, por hacer que surjan las palabras.
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