Yo sé que mis amigos están a mi lado. Sé que me quieren y me aprecian. Sin embargo, hay momentos en que verdaderamente soy consciente de lo pendientes que están de mí, de cómo me aprecian hasta niveles que me dejan asombrada. Porque me llegan paquetes de libros, monederos en forma de corazón, entradas de teatro, mantas polares con mensajes que me hacen reír... Y el año sin Reyes Magos se convierte en el año repleto de magos, amigos, que me sorprenden y me dicen, con estos detalles que están ahí, escuchando, cercanos, cariñosos y con verdadero amor.
Entonces, el valor puramente material de lo que me regalan se multiplica al infinito porque no dejan de sorprenderme y sobre todo, me hacen sentirme muy muy muy muy querida.
Y da igual si el regalo me llega u otro se adelanta. El amor está ahí y me alcanza, me llena, me empapa de felicidad.
Yo no creo hacer nada para merecer este aprecio y amor sincero y desinteresado. Sólo soy yo. No hay más. Y por eso más me emociona lo que hacen, los detalles, las atenciones. Y no me bastan las palabras para dar las gracias.
En serio, tengo mucha suerte.
De verdad, gracias.
3 comentarios:
Refiriéndose a los amigos, una vez leí por ahí, no sé dónde:
"No sé qué he hecho en otra vida... pero debe de haber sido algo muy gordo".
Quién tiene un amigo tiene un tesoro wapi.lo digo por nuestra amistad.y pq da gusto tenerte como amiga y al final no hay distancias aunque yo viva lejos.muaaak (xeni)
Los viajes, sabias palabras. Y sí, yo debí hacer algo gordíiiisimo.
Xenia, no hay distancias. :)
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