(El vídeo es para escuchar la canción mientras se lee el texto, preferiblemente. Lo siento, no encontré versión sin imagen...)
Levantó la cara, con las lágrimas escurriendo por sus mejillas, pero consiguió perfilar la sonrisa que llevaba tanto tiempo buscando. Eran lágrimas de pesar, pero también de alegría. De felicidad descreída porque lo que se añora tanto tiempo parece irreal cuando llega.
Se agolpaban ahora en su mente los encuentros desencantados, las miradas expectantes hacia esos paseos que no podía compartir, los sueños inconclusos porque le faltaba algo, las conversaciones no tenidas pero vividas una y otra vez en su mente.
Los renglones torcidos que habían llenado su vida en los últimos meses empezaban a desdibujarse por la luz cegadora que sólo unos ojos le podían conceder, y allí estaban, como la mano que agarraba ahora la suya y decía sí, la valentía me la has infundido tú o habría seguido en la vida que no me pertenecía, porque mi vida es la nuestra, nuestro camino. Todo eso decían los ojos, la mano, todo el cuerpo lo gritaba mucho más que las palabras apenas perceptibles en esa cafetería llena de gente, aunque ahora para ella estaba vacía de todo y repleta de su propia alma expandida por esa sensación que ya había dejado de creer posible.
Sólo hubo una sombra de duda, al acordarse de dos semanas atrás. La sombra de haber vislumbrado otra puerta que casi se decidió cruzar y no pudo hacerlo en el último momento. Y dudó porque no quería convertirse en objeto de esas mismas miradas que ella había protagonizado. Pero no, desechó la idea y se dio cuenta de que era real, posible, palpable y, esta vez, no se diluiría entre sus manos por una convención social que la había hecho dudar del espíritu humano.
Sonrió para devolver la sonrisa y dejó que le secaran las lágrimas aquellas manos que tantas veces había sentido sobre su piel, arrebatadas bruscamente y que ahora volvían a estar a su lado, y esta vez no dejaría que se le escaparan porque eran fuertes, eran dos.
11 comentarios:
aunque ensombrezcan, las dudas acaban por desaparecer. Podrán ir naciendo otras pero el camino es distinto. Nosotros somos distintos.Un beso muy muy grande. Me encanta leerte
¿Y cuando despertó se dio cuenta de que estaba nuevamente sola y había sido la almohada la que había enjugado sus lágrimas?.
¿O salieron a la calle donde la primavera los esperaba con su aire cálido y el olor a flores?
Ulyanov, besos.
Peritoni, no sé. Quizás esta vez sea realidad, es mejor, ¿no? Besos
Que bien va tener dos manitas que te sequen las lágrimas, las tendría que recetar la seguridad social.
¡Cuánta razón tienes, Cruzcampero! Y jamás se me habría ocurrido.
Es genial esa sensación cuando tu alma se expande y ocupa más que tu cuerpo....
me alegro por la protagonista.... ;)
besos.
¡Qué gozada! Pero no sólo el alma expandiéndose... El cuerpo también. :)
(¿la melancolía era por la puerta que no cruzaste?)
Luc, es pura literatura. El texto que me vino a la cabeza escuchando esa canción, que me gusta bastante...
Ozkelui, pues sí, es una muy buena sensación.
mmm... el retorno de esas manos, los dedos de puntillas como piernas...
Me alegro que se decidiera a abrir la puerta que parece correcta para ella. Al menos le queda esa sensación.
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