No es que tenga mucho que contar, o, más bien, tendría muchas cosas que contar al empezar mi nuevo trabajo, pero no siento que este sea el momento de escribir aquí. Sólo me apetecía actualizar el blog y decir que la vuelta a Sevilla no ha sido tan dura porque he decidido que no lo sea. No quiero estar aquí, porque pensé que ya había llegado mi hora para compartir mi vida con Javi y ahora estamos a 1.000 kilómetros de distancia. Pero estoy aquí y prefiero intentar ser feliz con lo que me queda.
Por cierto, adoro el olor de Sevilla en primavera, pero el polen está acabando con mis ojos.
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