A veces se nos olvida. A mí se me olvida. Olvido que hay felicidad, que soy alegre, que tengo muchas cosas buenas, que soy muchas cosas buenas, que siempre hay opciones, que tener un largo camino por delante es lo mejor que puede pasarnos, que siempre hay sol detrás de las nubes, que hay quien nos quiere, que queremos, que estamos vivos.
A veces se olvida, pero, afortunadamente, hay recuerdos muy fuertes, porque dejan de ser recuerdos y se convierten en lo que somos, en los que vivimos, en lo que tenemos.
Y esa es la felicidad. En grandes o pequeñas cosas, esa es la felicidad.
Entonces es cuando me siento como rozando con los dedos la hierba que crece al sol y al viento, la brisa marina que descoloca mi pelo, el ligero corazón y la sonrisa perenne.
Pero, lo mejor de todo indiscutiblemente, es que, de una vez por todas, he aprendido que no se me olvide.
La amnesia se llevará otras cosas...
7 comentarios:
Lo malo, que se lleve lo malo...
Te deseo que nunca se te olvide. Por lo menos para que, en los momentos en que no lo tengas, pienses en cómo volver a conseguir ese sentimiento.
:)
Es curioso: asociamos la felicidad a la relajación, casi nunca a la euforia.
Para mí, al menos este fin de semana, estuvo más cerca la felicidad de la euforia que de la relajación (ya aparecerá en mi blog el motivo).
Eso viajera.
Random, creo que esta vez lo he pillado del todo. Ya sé que no voy a estar feliz siempre (si no, no nos daríamos cuenta de cuándo somos felices), pero no me hundiré tanto.
FLaC, para mí también es euforia. Lo que ocurre es que casi siempre que ha venido una felicidad eufórica en mi caso ha estado seguida de una caída en picado. Y ahora, por primera vez en mi vida, tengo una felicidad sosegada, más arraigada. :D
A ver si te leo.
Besos a los tres.
Donde se ponga una felicidad sosegada...
Besos.
;D Landa
Si, probablemente lo sea
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