viernes, octubre 10, 2008


Pues sí, la diversión había terminado. A pesar de que llevaba cuatro años en Londres casi no había logrado que su mente pensara en su segunda lengua. Aunque, bien mirado, en realidad el sentido inglés también le venía al dedo. El rodeo que había supuesto su vida en los últimos tiempos había acabado. La realidad había vuelto a hacer acto de presencia golpeándole en la cara con los viejos miedos. No sabía cómo había logrado encontrarle, ni quería saberlo. Sólo sentía la necesidad de volver a huir, de escapar, escapar y escapar hasta que se terminara el mundo y él no pudiera alcanzarla, con sus amenazas, con sus llamadas, con sus miradas encontradas en cualquier lugar donde no debían estar.

No era cuestión de enfrentarse a temores absurdos. Era cuestión de que alguien se había introducido en su vida hasta robársela y obligarla a reinventarse. Y ahora volvía para intentar acabar con todo lo que había vuelto a construir. A arrancarle a sus amigos, a alejarla de su familia, a quemar cualquier rastro de amor que pudiera estar cerca de ella, con el único objetivo de intentar vaciar su corazón para dejarlo como el suyo. Sólo una vez se atrevió a preguntarle qué pretendía: 'si eres como yo me querrás'. Una única frase jamás había conseguido dejarla tan helada y asustada en su vida. La sonrisa con la que vino acompañada estremecieron su rostro y sólo acertó a echar a correr.

Y había corrido mucho, en tiempo, en espacio, en pensamientos. Y, sin embargo, todo eso parecían haber servido para nada, porque ahora volvía a sentirse aquel pequeño ser asustado, aquel ratoncito que apenas se atrevía a asomarse a la puerta de casa por temor a volver a encontrarse frente a quien llenaba sus noches de pesadillas. No quería volver atrás y, sin embargo, aún quedaba en lo profundo de su alma el pequeño rescoldo del miedo, puro y simple miedo.


De lo que no era consciente es que, junto a ese temor absolutamente irracional, el tesón de su huida, pero también su batalla interna, habían germinado en una minúscula luz de esperanza y coraje. No fue consciente hasta unas horas después, cuando había dejado de temblar en casa y se tranquilizaba con una infusión frente a la ventana, por la que apenas se atrevía a mirar. Sin embargo, de repente fue consciente de que por primera vez desde aquella primera vez hacía ocho años, había sido capaz de mantener su mirada al menos un instante. Apenas unos segundos que había olvidado porque rápidamente se giró para alejarse de quien tanto odio le profesaba amándola. Pero ahí estaban, unos segundos que la hicieron erguirse y mirar hacia afuera.

Miró hacia afuera con un gesto apenas imperceptible de desafío, porque allí estaba ella y esta vez empezaba a dudar de que irse fuera la solución. Nada más rondar esa idea su mente, acostumbrada a la comodidad del miedo y de la retirada, la hicieron encogerse un poco. A pesar de esa duda, algo seguía empujando para salir, algo quería alzarla y el estremecimiento de su cuerpo no era esta vez síntoma del miedo, sino muestra de la lucha entre el pasado y el futuro que se estaba convirtiendo en presente.


Depositó la taza sobre la mesa, incapaz aún de tomar una determinación, pero con la mirada más resuelta de lo que estuvo horas antes en el tube, años antes en su ciudad natal. Respiró como se le había olvidado hacer durante cuatro años. Sólo cogió aire, y, sin embargo, esa vez, llenar sus pulmones fue algo más que inspirar.

6 comentarios:

Peritoni dijo...

Uf! menos mal que veo la etiqueta de "ficción" más abajo... por un momento pensé en lo peor.

Isabel Sira dijo...

No no, peritoni, no ves que mis textos del viaje son de alegría. Lo que pasa que, cuando invento, parece que me salen cosas más tristes, pero yo estoy estupendamente feliz. Besos!!! (Que sepas que, en realidad, me gusta que te llevaras un pequeño susto. Eso quiere decir que mi ficción es muy real, que siempre dudo de que sea creíble...).

Suntzu dijo...

¡Qué bueno! ME ha gustao. Y sí, parece muy real.

Isabel Sira dijo...

Gracias Suntzu.

Efter dijo...

Yo también me lo había creido al principio, Ya pensaba que te nos quedabas en London City secuestrada de pasión!!

Isabel Sira dijo...

Uff, Efter, espero no pasar nunca por el trance del texto, es bastante negativo que alguien se enganche tanto a ti que quiera quitarte tu vida, no necesariamente matándote... A ver si actualizo con algo más real...