miércoles, enero 23, 2019

Al escondite

En el camino de mi cerebro a mi mano se pierden palabras, se pierden maneras y se pierden, sobre todo, sentimientos. Las frases que formo en mi cabeza para dejar constancia de quien soy en narraciones ajenas se despistan en el hombro, remolonean en mi codo y llegan a los dedos tan disueltas que ni el mejor teclado ni la pluma más rápida consiguen atrapar aquello que se formó en mi pensamiento.
Os leo y encuentro en vuestras historias quien soy como si lo dijera, pero cuando me pongo a decirlo yo, desaparezco. Las expresiones tan propias cuando las hallo en vosotras juegan al escondite conmigo en el único trayecto posible para que sepáis de dónde vengo, adónde voy y en qué lugar me encuentro. Y no tiene nada que ver con que mi caligrafía dejara que desear hace tanto tiempo que ya ni recuerde si son trazos o meros garabatos sueltos. Nada cuenta si estoy en mi teclado o en uno ajeno, sola, acompañada, con música o en silencio.
No sé si son mis miedos (a que me encontréis y ya no pueda esconderme más y no haya escapatoria a mi angustia vital), o una simple incapacidad gramatical y de estilo. Si son mis años de profesión, que deformaron mi libertad para constreñirla a las columnas de texto, o la falta de costumbre de dar la cara sin importar los riesgos.
Lo cierto es que mi boca me dice más con total atrevimiento que el negro sobre blanco que me construyó en ajados tiempos.
Sin embargo, me resisto a parar, y lo intento, lo intento, lo intento, lo seguiré intentando, hasta desnudarme en párrafos que dejen mi alma capturada, dentro.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Al escondite.... Y sabes que siempre hay alguien que te encuentra. Sigue Isa, sigue así, tú sabes mucho. Y tu camino te lleva a más...

Laloka de la Espiral

Isabel Sira dijo...

Qué bonica que eres.