domingo, enero 24, 2016

La novia después de tirarte a otra

Sé que es difícil de entender que no necesitar novio no significa que una no quiera tener pareja, ni que tenerla no sea una prioridad. Ya sé que para la mayoría de la población, especialmente los hombres, es imposible que una mujer esté feliz sola y, sin embargo, tampoco cerrada a que pueda surgir algo. 
Pero ocurre. Pasa que existimos un buen montón de mujeres (guapas, inteligentes, graciosas, independientes, cariñosas) que disfrutamos de nuestra soltería pero aún pensamos que pueda ocurrir encontrar un hombre (guapo, inteligente, gracioso, independiente, cariñoso) y que, de repente, entre nosotros pase un no sé qué, que nos haga plantearnos disfrutar de unas historias compartidas. Y que si no se da este caso, tampoco nos cogemos un trauma.
Y, ¿a qué viene todo ésto? Viene a que empieza a ser muy común que mis amigas y yo hablemos de lo raro que es que el hombre dé el primer paso. Y de que si nosotras lo damos suelen darse dos únicas posibilidades: o nos miran como si acabáramos de pedir en matrimonio y salen despavoridos; o se creen que todo el monte es orégano y que hemos venido a bajarnos las bragas y ya.
Y, sinceramente, ya he tenido demasiados 'no quiero novia' para echársela nada más follarme. 
Ahora quiero ser la novia que te echas después de tirarte a otra. 
Muy duro, lo sé. Pero yo lo valgo. 
No es que vaya a estar ausente, el que me busque, me encontrará aunque sea para decirle no gracias, pero una es ya muy mayor para ser la de antes o la de en medio (hay quien lo intenta, al parecer la fidelidad no es un valor en alza) y quiero ser el plato principal y único durante el tiempo que dure (allá sean cuatro días o diez años).
Así, que, señores, si alguna de nosotras (únicas, estupendas, libres y felices) se encuentra con alguno de vosotros, mejor obvien el tan manido 'no, si yo no busco nada serio. Pero si hay sexo tampoco pasa nada' (por desgracia, cita textual), e intenten ser, iba a decir hombres, pero sería machista, intenten ser humanos y vivir, arriesgarse y darse la oportunidad de conocer a una magnífica persona que, tal vez, no se convierta en tu pareja, pero sí podrá ser, al menos, alguien interesante que conociste una vez y que se merece más respeto que una bajada de bragas.