LA CIUDAD
Dices «Iré a otra tierra, hacia otro mar
y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado,
y muere mi corazón
lo mismo que mis pensamientos en esta desolada languidez.
Donde vuelvo mis ojos sólo veo
las oscuras ruinas de mi vida
y los muchos años que aquí pasé o destruí».
No hallarás otra tierra ni otra mar.
La ciudad irá en ti siempre. Volverás
a las mismas calles. Y en los mismos suburbios llegará tu vejez;
en la misma casa encanecerás.
Pues la ciudad siempre es la misma. Otra no busques
-no hay-,
ni caminos ni barco para ti.
La vida que aquí perdiste
la has destruido en toda la tierra.
Constantino Kavafis
Me manda un amigo este poema porque le he comentado que me apetece un cambio, que quiero probar a vivir en otra ciudad, en otro país, porque empieza a pesarme Sevilla. Pero que dudo porque sé que los echaré de menos mucho, porque no sé si quiero volver a empezar de cero, sola, ya que, además, sé que acabaré volviendo, porque siempre vuelvo, quiera o no.
La diferencia entre lo que dice el poema y lo que siento es que ya sé que las ciudades, los lugares, los problemas, el alma me seguirán adonde vaya. Pero esta vez no serían un pesar, porque no huyo, sólo pretendo elegir hacer algo que siempre me quedó pendiente, porque en otro momento de mi vida elegí otras opciones, otros caminos por mí y por otras personas.
Ahora, simplemente me apetece enfrentarme a otro de mis retos, comprobar si puedo o no hacerlo, sobrevivir de nuevo, y, no sólo eso, sino vivir, y ser feliz en un lugar que poco tenga que ver conmigo.
No tengo prisa. Este año he aprendido que, en realidad, tengo todo el tiempo del mundo y que si hago las cosas con calma y de una en una hay pocos sueños a los que tenga que renunciar (otra cosa es elegir, las elecciones no son pérdidas). Pero ahí sigue, en mi cabeza, ese sueño, o esa idea que rozo con los dedos. No dejaré que las ciudades me persigan, pero tampoco puedo olvidar las que me llaman.