Decir hasta luego puede ser tan doloroso como decir adiós. Porque es un hasta luego sin plazos, sin buenos días ni buenas noches, es un dejar de sentir que estás. Y aún sabiendo que si estás duele, el dolor de la ausencia también es complicado.
Preferiría no sentir tanto, pero no se puede negar el amor. No puedo evitar querer más y tener que aprender a aceptar que no puedes dar tanto. El amor no se exige ni se elige. Se siente o no. Aprenderlo cuesta, cuando soy yo la que está al lado de querer más, de que la amistad no llegue a ser suficiente.
Y pasará, todo pasará.
Ojalá pueda haber un hola.
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