Luces infinitas,
que acompañáis mi alma
¡cómo amo vuestro calor!
Convertistéis mis pasos
en redoble de hilos
de soldados fuertes
ganadores sin temor.
Dulce caliz entrañable,
que sentí en mis labios.
Amarga lucha su lejanía
Sol crepuscular
que le mande la savia
tomada por mí aquel día.
Alimento de mi alma
iluminado por singular rima,
aquella que las luces mandan
inscritas en los círuculos de la vida
que le acercaron a casa,
hogar cambiado a mejor
por el líquido cristalino
y frágil que me diste.
Dolor abandonado sin más
por felicidad alboreada,
pasé entre sus pasos
y pisé sus pisadas
hasta sentirme seguida
por áquel que seguí.
Volviendo atrás miré,
¡oh, luces infinitas,
brillastéis para mí!,
encontrando aquel cáliz
que sin prisas bebí
dulce, entrañable,
sólo su partida fue infeliz.
Amor loco y tranquilo
jamás confesado antes,
verdadero anhelo vibrante
camino que seguiré en vivir
sueño hecho realidad
jamás pensado antes,
Cristalina mirada
en prisión de oro
y plata, atadura
incierta, así creí.
Al volver sobre mis pasos
con los suyos me vi,
ojos atentos interrogantes
por los que vivo ahora
y la bruma lo oculta
pero yo lo siento
y confío en amar
aquello que perseguí.
que acompañáis mi alma
¡cómo amo vuestro calor!
Convertistéis mis pasos
en redoble de hilos
de soldados fuertes
ganadores sin temor.
Dulce caliz entrañable,
que sentí en mis labios.
Amarga lucha su lejanía
Sol crepuscular
que le mande la savia
tomada por mí aquel día.
Alimento de mi alma
iluminado por singular rima,
aquella que las luces mandan
inscritas en los círuculos de la vida
que le acercaron a casa,
hogar cambiado a mejor
por el líquido cristalino
y frágil que me diste.
Dolor abandonado sin más
por felicidad alboreada,
pasé entre sus pasos
y pisé sus pisadas
hasta sentirme seguida
por áquel que seguí.
Volviendo atrás miré,
¡oh, luces infinitas,
brillastéis para mí!,
encontrando aquel cáliz
que sin prisas bebí
dulce, entrañable,
sólo su partida fue infeliz.
Amor loco y tranquilo
jamás confesado antes,
verdadero anhelo vibrante
camino que seguiré en vivir
sueño hecho realidad
jamás pensado antes,
Cristalina mirada
en prisión de oro
y plata, atadura
incierta, así creí.
Al volver sobre mis pasos
con los suyos me vi,
ojos atentos interrogantes
por los que vivo ahora
y la bruma lo oculta
pero yo lo siento
y confío en amar
aquello que perseguí.
Febrero o marzo, 1996.
Esta es la prueba de que topito Medel y Baudelaire tienen graves efectos secundarios en quienes les hagan caso. Afortunadamente, nunca quise ser poeta.