Ya decían por ahí que no hay mal que cien años dure... El mío ya iba por los dos años, pero la ruleta ha dado un giro. No sé si ha sido porque, como alguien me dijo, la naturaleza es sabia y siempre va equilibrando, o, como me comentó algún otro, todas las acciones acaban dando frutos.
El caso es que desde hace un tiempo, parece que por fin mi racha ha cambiado.
Todo comenzó cuando, en el trabajo, me dieron el curso de formación que deseaba hacer con todas mis ganas, por lo útil que me iba a resultar en mi trabajo diario. Y se impartió justo en el momento en que empezaba a estar harta de mi oficina, de mis compañeros y me estaba dejando arrastrar...
En mitad del curso (de cuatro días y que se imparte en el horario de trabajo y en la central, donde están mis amigos), les comenté a mis colegas que estaba pensando en pedir una semana de vacaciones para no volver a la ofi tan pronto, porque aún me sentía quemada... Pero no hizo falta, porque ese día me comunicaron que me habían concedido otro curso del curro, para la semana siguiente...
Esto ha supuesto dos semanas de desayuno con mis amigos, de aprender cosas que de verdad me interesaban y de salir de la oficina que me estaba ahogando...
Pero hay más. El segundo día del último curso me avisan de que el subdirector de mi organismo me busca... Temblores me entraron, no os lo voy a negar, porque, hasta ahora, siempre que un jefe me ha llamado ha sido para echarme la bronca. Y a este señor sólo lo había visto una vez y dudo de que realmente supiera quien soy...
Y no me cayó la riña. El jefe de uno de mis amigos me ha recomendado para participar en un proyecto de mi organismo en Madrid. Me veía capaz, algo que confirmó mi superior, aunque a regañadientes, porque no quería que faltara más... Al segundo mandamás le dio igual y me manda cinco días a Madrid, a mí, a una simple auxiliar...
Vale, va a ser genial pasarme una semana en la capital del Reino (más que nada porque me voy el finde de antes para salir a saco con un amigo y porque podré ver a mi sister, mis amigas, ir a Fuencarral a gastar el dinero que no tengo...), pero, sobre todo, para mí es importante que los comentarios de mi amigo y las veces que nos hemos visto convencieran a su jefe de que valgo, y que mi director reconociera mi trabajo también me hizo subirme a una nube.
Así que, sí, el mundo me quiere y ya estoy pensando en echar una lotería y volver a mirar pisos, porque, chicos, estoy en racha...