viernes, abril 11, 2014

A veces, sólo yo

A veces. Sólo yo…
Respiro y siento el aire
que llena mi espíritu de fuego
A veces. Sólo yo…
Huyo hacia esos rincones
donde mi vida desaparece en sueños
A veces. Sólo yo…
No sé dónde esconder la ira,
a dónde mandar el miedo
A veces. Sólo yo…
Grito en un aullido sordo
que inunda lo que deseo
A veces. Sólo yo…
Porque no queda nada,
Ni mis propios restos.
Sólo un latido incesante
que me agita, me revuelve,
me deja exhausta y sin aliento.

Tristeza

Decir hasta luego puede ser tan doloroso como decir adiós. Porque es un hasta luego sin plazos, sin buenos días ni buenas noches, es un dejar de sentir que estás. Y aún sabiendo que si estás duele, el dolor de la ausencia también es complicado.
Preferiría no sentir tanto, pero no se puede negar el amor. No puedo evitar querer más y tener que aprender a aceptar que no puedes dar tanto. El amor no se exige ni se elige. Se siente o no. Aprenderlo cuesta, cuando soy yo la que está al lado de querer más, de que la amistad no llegue a ser suficiente.
Y pasará, todo pasará. 
Ojalá pueda haber un hola.