jueves, marzo 20, 2014

Sueños

Se giró para descubrir, sorprendido, que no había nadie. Era la almohada la que daba calor a su espalda. Intentó comprender. Abrió algo los ojos y volvió a mirar. Sí, es cierto, no había nadie. Pero, ¿lo había habido? ¿Había sido un sueño? Acostumbrado a esos paseos nocturnos tan reales que confundía recuerdos con meros mundos oníricos no conseguía desperezarse de la somnolencia para centrar su mente y recordar. ¿Había estado ella a su lado esa noche? Quizás se hubiera ido hace mucho tiempo. Quizás ese amargor que le quedaba no ya en la boca, incluso en su estómago tirando hacia abajo del corazón, le indicaba que había sido un sueño. Que las caricias que había prodigado sobre ese cuerpo delgado no eran reales. Que los besos húmedos que lo habían dejado sin aliento sólo habían sido espejismos de la noche. 

No lo sabía. No quería saberlo. Se debatía con las sábanas como su mente se debatía con el despertar. Prefería seguir dormido. Prefería seguir en ese mundo en el que ella seguía allí, en el que la cama parecía un país infranqueable que sólo les pertenecía a ellos, donde las preocupaciones tenían fácil solución porque el remedio era conjunto. 

La realidad- los motores de los coches en la calle, los gritos de los adolescentes que iban al instituto cercano, los vecinos en la ducha- insistían en que saliera de su sopor. Y él se resistía, y apretaba los párpados violentamente, y los puños, y todo su cuerpo se encogía más y más, intentando desaparecer en sí mismo para desaparecer en ella, cada vez más sueño y menos real, cada vez más alejada y dolorosamente solo. ¿Podría abrir los ojos y conseguir que todo fuera real como lo había sido en la oscuridad?

Pasarían horas antes de averiguarlo. Cuando ellos entraron en la casa, gritaron su nombre por todas las habitaciones hasta llegar al dormitorio, al fondo. Lo encontraron hecho un ovillo, agarrado a una almohada que aún conservaba el olor de ella. Con una sonrisa. Y un corazón parado.

domingo, marzo 09, 2014

Silencio

Si tú te quisieras... Si tú te quisieras también yo podría quererte. Dijiste mirándote al espejo fijamente para intentar descubrir el fondo de tu alma. Pensabas que así desaparecerías, tú. Un imposible, sigues ahí. En el espejo y en lo profundo de tus ojos.
Yo me quedé quieto. Y callé.

domingo, marzo 02, 2014

Al menos, esta noche, la lluvia empapó junto a mi cuerpo, mi alma.

sábado, marzo 01, 2014

Aquel segundo en el que lo comprendes y no queda nada. Y ese es el todo con el que tienes que volver a cargar y seguir adelante.