domingo, noviembre 29, 2009

Lo que me hacéis sentir

Andaba buscando unas cosas por el blog, y, claro eso tiene de malo que al final me pongo a releer porque así recuerdo el pasado, supero situaciones, sonrío con cosas que me pusieron triste e, incluso, a veces encuentro inspiración... Que es lo que me ha pasado esta vez.
Releyendo un texto que tiene ya dos añitos (me parece increíble), he visto que más o menos cumplí vuestras peticiones, menos una, para que escribiera sobre lo que me provocáis los que me visitáis y dejáis aquí vuestros comentarios.
Bien sabéis que hace tiempo que tengo esto medio abandonado (aunque parece que los nuevos vientos me están volviendo a pedir palabras), pero siempre habéis seguido ahí e, incluso en estos momentos de silencio, siempre habéis aportado vuestro granito de arena a esas entradas que eran más imágenes que pensamientos...
Y luego tengo cientos de vuestras visitas y aportaciones para poder tener claro qué me hacéis sentir.
Primero, sorpresa. Jamás pensé que algo que no son más que mis pensamientos, mi vida, mis paranoias e historias pudiera provocar interés en alguién. Interés sincero de personas que no me conocían, y lo digo en pasado porque tengo el convencimiento de que la mayoría de vosotros sabe ahora más o menos quién soy. A pesar de que sólo tengáis parte del cuadro.
Lo segundo, emoción. Me emocionáis hasta hacerme reir o llorar, hasta conseguir que reflexione, que pueda alejarme y valorar todos los puntos de vista para tomar decisiones. Y me encanta que me hagáis sentir, porque eso fue lo que me dijo que seguía viva en momentos tan dolorosos que casi dudé de ello.
La alegría es otro de los sentimientos que me habéis provocado. Aquí os juntáis personas a las que conozco personalmente, y otros que no. Amigos de años y nuevos amigos, extraños y quienes dejan de serlo. Y me hacéis sentir que no estoy sola. Quiero decir, tengo tendencia a sentirme desvinculada del mundo, a parte, por ser distinta. Pues no, no soy tan distinta y, ¿sabéis?, eso alegra.
Pero, sobre todo, me hacéis pensar que merece la pena. Que hay gente buena, sincera, que hace cosas por ayudar a los demás, desde sus pequeños mundos, que son grandes. Y no lo digo por el apoyo que me hayáis podido dar a mí con vuestras palabras, sino por muchas de vuestras historias, por la forma en la que se os puede percibir.
Así que, sí, lo confieso, empecé escribiendo este blog para mí y, ahora, al cabo de muchos años, la mayoría de lo que escribo es por vosotros. Porque me gusta poder arrancaros a veces una sonrisa, porque es agradable saber que vosotros también llegastéis a sentir lo que yo pueda sentir (especialmente cuando son cosas buenas), porque por primera vez me atreví de verdad a desnudar en palabras lo que soy y descubrí que se recibió con respeto.
En definitiva, todos vosotros me hacéis sentir felicidad. Podéis estar orgullosos de ello.

martes, noviembre 24, 2009

Solidaridad

En un mundo en el que parece que sólo existe el individuo es agradable encontrarse con gente que mira más allá de su nariz y que intenta cambiar las cosas a mejor.
Por eso hoy aquí os dejo el enlace de Lights of Hope. Aunque tenga un nombre inglés es un proyecto muy español que ha puesto en marcha un amigo con otros más. Se trata de una asociación de ayuda al desarrollo recién nacida que pretende realizar proyectos educativos, principalmente, en la India.
Hay muchas formas de colaborar con ellos, que podéis ver en la propia web. Y si la dais a conocer entre vuestro círculo sería genial porque os aseguro que todos sus esfuerzos van encaminados a sacar adelante a los niños, jóvenes y adultos de los slums indios.
A ver si conseguimos mantener las sonrisas que podéis ver aquí.

miércoles, noviembre 18, 2009

Por qué me llamaron Bridget Jones I

Piscina de aquagim. Mi gimnasio. Nueve y cuarto de la noche, 22 personas metidas en el agua pegando botes y la monitora manda: 'coged dos palitos flotantes y pisadlos con un pie. Levantad el pie doblando la rodilla y volved a pisar hacia abajo los palitos hasta que lleguen al suelo'.
Arwen que coge los palitos, se los pone debajo del pie derecho, lo levanta y empuja de nuevo hacia abajo... Con todo su cuerpo... Y medio cuerpo sale del agua mientras los malditos palitos siguen a la misma altura...
Tres intentos más tarde, la monitora se acerca entre curiosa y riente: 'tienes que empujar con más fuerza de la pierna'.
Arwen que resopla, pero vuelve a intentarlo. Medio cuerpo vuelve a salir del agua, que parece que va a pegar un salto hacia la otra piscina que se encuentra a metro y medio... Esta vez los palitos se mueven... Hacia un lado, salen disparados del agua con fuerza directamente proporcional a mis intentos de que toquen el suelo y casi caen en la cara de una compañera de aquagym...
A la compañera no le hace mucha gracia, pero yo empiezo a reírme a carcajadas, que resuenan por toda la piscina más que la música de la clase...
Al final la monitora me aconseja que haga el ejercicio con un solo palito, mientras la compañera agredida afirma tajantemente con la cabeza y las otras 20 personas metidas en la piscina me miran con cara de pensar que estoy muy muy mal...

Y aún hay quien se extraña de que mis amigas decidieran llamarme hace tiempo Bridget Jones...

lunes, noviembre 02, 2009

Comunicarse

Para ser una persona a la que le gusta hablar, escuchar y comunicarse, a veces se me olvida que existen otros puntos de vista, que hay más explicaciones que las que yo imagino, creo o pienso, que no siempre las cosas son como yo las veo.
Claro, que también está quien te lo pone difícil, quien prefiere el silencio a la sinceridad o a intentar que el otro te comprenda, quien decide alejarse antes que seguir al pie del cañón para comprenderse.
Todo esto viene a colación de esta decepción y la evolución de la situación. Ya en la actualización puse que mi amigo y yo habíamos hablado y algo había mejorado la cosa, pero no ha sido hasta esta semana (casi un mes después de que acabáramos distanciados y yo dolida, muy dolida), que no he conseguido entender qué pasaba.
Y me he sentido mal. Me he sentido mal porque soy tremenda, porque cuando me hacen daño reacciono agresivamente, a veces demasiado, y pierdo mi capacidad de ponerme en lugar del otro. No voy a flagelarme, soy suficientemente mayorcita como para saber que si nos duele, nadie es capaz de pensar fríamente e intentar comprender al de enfrente, pero tampoco quiero dejarme llevar por mí y mis tremendismos hasta olvidar que conozco al otro, dudar de que conozco al otro.
Porque la cuestión es que yo hice daño. De forma inocente y nada premeditada, pero hice daño al provocar unos pensamientos difíciles para cualquiera e hice sentirse solo a otra persona.
Y si yo tuve derecho de enfadarme, dolerme y sentirme abandonada, mi amigo tenía el derecho a sentirse dolido y querer alejarse, y no fui capaz de verlo porque sólo vi una huída en un momento en el que yo lo necesitaba...
Con todo esto espero haber aprendido la lección, pero, por si acaso, quería dejar constancia por escrito, para que no se me olvide. Para recordar siempre que los que me quieren también se ven afectados si yo estoy mal, a veces mucho más de lo que yo pudiera creer.
Y está claro que nuestra relación ha cambiado después de esta ¿crisis? Pero creo y espero que sea a mejor. Al menos nos conocemos un poquito más el uno al otro.